No me gusta el Athletic que veo sobre el césped. No ataca convencido, ni defiende con orden, ni combina con criterio en la medular, ni aprieta las clavijas bien arriba al contrario. Pero leo en los medios que no debo preocuparme, que las estadísticas dicen que llevamos el 37 % de los puntos que ha habido en juego, y que con esas cifras, en Bilbao, no se echa a nadie. Ni a presidentes, ni a responsables de Lezama, ni al técnico del primer equipo. De momento, solo al público, del estadio.
Tenemos más paciencia que
Job
-no el de los ordenadores, no; el de la Biblia, leído con jota bien fuerte y sin ese al final-. Y no me refiero a la cosecha de puntos, sino a lo que ofrece el equipo. Al parecer hay que llegar más abajo con los resultados.
A
Berizzo
se le invitó a marcharse cuando se quedó en el 26 % en su recolecta y a
Mendilibar
se le admitió aún más
Clasificación, amigo. A
Berizzo
se le invitó a marcharse cuando se quedó en el 26 % en su recolecta y a
Mendilibar
se le admitió aún más. El de Zaldibar apenas recaudó uno de cada cinco puntos en disputa.
Pues nada, me quedo más tranquilo. Hasta podemos perder con el Betis y no pasa nada. Es más, con ganar el siguiente, al Getafe, luego podríamos perder contra Celta, Valencia, Huesca y Villarreal sin inmutarnos, y aún andaríamos sobrados en porcentajes. ¿Se imaginan?
Perdonen el cachondeo, pero es que contemplo noticias que me ponen malo, así que me lo tomo a chiste. Imagino a
Alkorta
calculando porcentajes de puntos logrados en su despacho, mirando columnas arriba y abajo y dictando a
Ayarza
números, al mando de la calculadora, con
Elizegi
sentado a su mesa -no sé si con gorro de cocinero- temblando ante el resultado de los cálculos aritméticos.
Pues eso, yo soy más de sensaciones, y éstas, de momento, son nefastas. Pero…
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