Boulos, el activista que da esperanzas a la izquierda en Brasil

El presidente Bolsonaro posa con una simpatizante tras votar este domingo en Río de Janeiro.
El presidente Bolsonaro posa con una simpatizante tras votar este domingo en Río de Janeiro.Silvia Izquierdo / AP

El electorado brasileño ha confirmado en las elecciones de este domingo su regreso a la política más tradicional, la misma a la que dio un sonoro bofetón hace dos años cuando elevó a la presidencia a Jair Bolsonaro y su discurso antisistema. Los votantes han apostado en esta segunda vuelta de las elecciones municipales por el centro derecha y la continuidad. Las alianzas anti Bolsonaro han funcionado. El presidente, Jair Bolsonaro, ha sufrido una dolorosa derrota en Río de Janeiro, su feudo político, y donde su apadrinado ha perdido por casi 30 puntos. El Partido de los Trabajadores (PT) tampoco ha logrado salvar su honor porque su candidata en la única capital que disputaba ha sido derrotada.

Casi 60 ciudades eligieron este domingo, con una abstención récord del 29%, a sus regidores y concejales, incluidas las dos más importantes, en una batalla que se decide sobre todo por asuntos locales, pero que permite vislumbrar algunas dinámicas nacionales. Bolsonaro ha sufrido una humillante derrota en Río de Janeiro, la ciudad donde tiene su base electoral más arraigada. Pero como advierten los especialistas, eso no implica que el bolsonarismo vaya a desaparecer.

Eduardo Paes, de centro derecha, ha desalojado al actual alcalde de Río de Janeiro, el evangélico Marcelo Crivella, tras solo un mandato y pese al apoyo explícito de Bolsonaro. Paes, que ha ganado con el 64% frente al 36% de su adversario, es un viejo conocido que ha vencido a lomos de un amplio frente anti Bolsonaro que ha reunido de la derecha a la ultraizquierda. Su victoria supone un regreso a un puesto que ostentó durante dos mandatos incluidos los años olímpicos.

En São Paulo, ha sido reelegido el actual alcalde, Bruno Covas, de centro derecha. Covas, que en el último año ha tenido que enfrentarse a la pandemia y a un cáncer, ha ganado con contundencia (20 puntos) al izquierdista Guilherme Boulos, que ha sido la sorpresa de esta campaña. El triunfo de Covas supone un espaldarazo para su Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) que prácticamente fue barrido en las anteriores legislativas. “Vamos a gobernar para todos. A partir de mañana no hay distrito azul y rojo, está la ciudad de São Paulo”, ha declarado Covas tras la victoria. También ha agradecido a su rival “el buen combate”. Retener la principal ciudad del país es importante de cara a las próximas presidenciales, en 2022.

El izquierdista Boulos, un activista y profesor, ha logrado llevar hasta la segunda vuelta en la ciudad más rica de Brasil al Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una escisión del PT y la formación en la que militaba la asesinada Marielle Franco.

De todos modos, el izquierdista PSOL ha logrado hacerse con la alcaldía de una capital, Belém de Pará, cosa que el PT no ha conseguido. Es un indicio más de cómo este pequeño partido de escaso poder territorial ha quebrado la tradicional hegemonía del PT en la izquierda brasileña.

La única candidata del PT en esta segunda vuelta, Marília Arraes, ha sido derrotada en Recife en el duelo que más curiosidad había despertado porque se ha batido con un primo suyo, João Campos. Ambos se disputan el liderazgo del clan político familiar. El partido del expresidente Lula da Silva también ha perdido en el resto de las ciudades más importantes que disputaba.

El recuento ha sido rápido a diferencia de la primera vuelta cuando hubo un retraso de cuatro horas y el sistema del Tribunal Superior Electoral fue pirateado. Los brasileños votan hace décadas en urnas electrónicas que son repartidas por todo el territorio, lo que permite que en pocas horas se complete el escrutinio.

Bolsonaro, que ha votado en una escuela de Río de Janeiro, ha vuelto a pedir un cambio de sistema para tener el voto impreso tras sugerir que en las elecciones de Estados Unidos hubo fraude, como sostiene su admirado Donald Trump. “Tengo mis fuentes, y me dicen que hubo mucho fraude allá. Si fue suficiente para cambiar el resultado, eso ya no lo sé”, ha dicho.

El coronavirus, que ha matado a más de 170.000 brasileños, ha marcado en buena medida estas municipales que la pandemia obligó a retrasar. Mientras aumentan las hospitalizaciones, los electores han tenido que ir a votar con mascarilla y su propio bolígrafo. Pero además, los resultados suponen en buena medida un refrendo de las medidas de confinamientos adoptadas por los gestores locales para frenar los contagios. Covas, alcalde de São Paulo, y sobre todo el gobernador João Doria, su padrino político, han tenido durísimos enfrentamiento con el presidente a cuenta de cómo gestionar la crisis sanitaria. Bolsonaro ha logrado politizar prácticamente todos los aspectos de la pandemia. Primero, intentó sabotear las medidas de distanciamiento social, luego promovió medicamentos no probados y ahora siembra dudas sobre las vacunas y ha anunciado que él no piensa inmunizarse.

El covid ha marcado de manera dramática los comicios en Goiania, una capital cercana a Brasilia, porque el alcalde ganador está hospitalizado e intubado por complicaciones derivadas de la enfermedad.


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