Liga ACB. El Barça y el Valencia llegan empatados a 70 al inicio del último cuarto después de que los locales hayan ido siempre a remolque.
Jasikevicius
deja a los tres mejores del partido en el banquillo. Ni
Calathes
, ni
Mirotic
, ni
Oriola
. El parcial de salida es de 0-7 en un minuto.
Saras
pide un tiempo muerto, da 20 segundos de indicaciones y a jugar. A falta de 6.30, el parcial ya es de 2-15. Y ahí, con 72-85,
Jasikevicius
vuelve a pedir tiempo muerto, le pega la bronca a
Hanga
y luego se marcha del corrillo. El entrenador, fuera. Lo nunca visto.
Pasa de hablar, de abroncar, de reñir. Ignora al grupo y sólo
Oriola
, durante un minuto, va diciendo “vamos” a sus atónitos compañeros. Podía ser una salida genial de
Saras
, si el equipo reaccionaba tras su singular muestra de enfado. Quizá mejor la indiferencia que un cabreo, debió pensar. Pero también se puede entender como una frivolidad.
El ‘coach’ está ahí, con tanto partido en juego, para dar directrices técnicas o psicológicas para intentar ganar hasta el último aliento. No hacerlo es cuestionable. El debate está abierto. Al final, él mismo asumió su responsabilidad y contó que “era muy difícil entrar en el tiempo muerto cuando todo lo que dices están haciendo lo contrario”. Con público no creo que hubiese obrado igual.
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