Parece que la situación de James Harden en los Rockets está lejos de solucionarse. Esta semana hemos conocido uno de los principales motivos detrás del deseo de marcharse de Houston y más detalles sobre el que apunta a ser el culebrón de los próximos meses.
A día de hoy el jugador no ha explicado aún los motivos detrás de su petición de traspaso pero parece ser que la búsqueda de entrenador de los Rockets fue una de las gotas que colmó el base. Harden rogó a la franquicia que intentaran hacerse con Ty Lue, el asistente de los Clippers, pero finalmente se decidió contratar a Paul Silas.
Según fuentes cercanas a la estrella, esa decisión resultó definitiva a la hora de querer abandonar la que ha sido su casa durante los últimos años. En cuanto se anunció la contratación de Silas, Harden hizo saber a sus más allegados que su etapa en Houston había terminado.
Desde entonces, los Rockets han hecho lo posible por evitar su salida y por mejorar el equipo. El traspaso de Russell Westbrook por John Wall ha sido su mejor intentona, pero parece que nada de esto ha podido apaciguar a un Harden decidido.
Ahora, la franquicia ha dado inicio a su pretemporada sin el jugador. Harden ha llegado a Houston con varios días de retraso y tendrá que someterse a pruebas PCR con resultado negativo durante seis días consecutivos antes de poder unirse a la dinámica del equipo.
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