La nube que se cernió sobre el presidente Donald Trump desde que puso un pie en la Casa Blanca se ha despejado.
Sí: el fiscal especial Robert Mueller no respondió la pregunta de si Trump intentó obstruir la investigación. Sí: pesquisas federales separadas todavía representan un peligro jurídico para Trump y sus colaboradores. Y sí: los demócratas solicitarán más detalles a Mueller en los próximos meses mientras impulsan nuevas investigaciones sobre el gobierno y los negocios de Trump.
Sin embargo, en esencia, la investigación de Mueller dio al presidente lo que deseaba: confirmar ante el público que él y su equipo de campaña no se coludieron con Rusia para ganar los comicios de 2016.
Las conclusiones, resumidas el domingo por el Departamento de Justicia, con seguridad envalentonarán a Trump cuando entre de lleno en su campaña para la reelección, armado ahora con nuevos elementos para aseverar que la pesquisa fue un intento poco más que motivado políticamente para socavar su presidencia.
“Es una vergüenza que nuestro país tuviera que pasar por esto”, declaró Trump. “Para ser honestos, es una vergüenza que su presidente haya tenido que pasar por esto”.
La investigación de Mueller duró casi dos años, envolvió con una nube de incertidumbre la presidencia de Trump e hizo que el mandatario tuviera frecuentes arranques de ira.
La pesquisa tuvo un amplio alcance: Mueller emitió más de 2,800 citaciones, obtuvo casi 500 órdenes de cateo y entrevistó a 500 testigos, entre ellos algunos de los asesores más cercanos al presidente.
Y la reivindicación de Trump en el punto de si hubo colusión con Rusia tuvo un alto costo.
Debido a la pesquisa, Trump se quedó sin su presidente de campaña, su asesor de seguridad nacional en la Casa Blanca y su abogado de mucho tiempo.
En la investigación se reveló la pretensión de Moscú de inclinar la contienda electoral 2016 a favor de Trump, así como las intenciones del mandatario de concretar acuerdos de negocios en Rusia cuando estaba adentrado en la campaña. Y el Departamento de Justicia no explicó por qué muchos colaboradores de Trump mintieron durante la investigación.
Sin embargo, Mueller concluyó que esas mentiras no fueron un intento para ocultar una asociación ilícita entre Trump y sus asesores a fin de trabajar con Rusia. Salió humo y muchopero al final no hubo incendio, a pesar de la reunión que causó suspicacia entre el hijo de Trump y una abogada rusa.
“Un buen día para el estado de derecho. Un gran día para el presidente Trump y su equipo”, dijo el senador republicano Lindsey Graham. “Un mal día para quienes esperaban la caída del presidente Trump con la investigación de Mueller”.
Los demócratas intentaron de inmediato estropear el gozo de Trump y sus correligionarios republicanos con el anuncio de que requerirán el informe completo de Mueller que tiene carácter secreto.
Después de cuestionar durante años los vínculos de Trump con Moscú, los demócratas cambian su atención a la pregunta sin responder de Mueller: si Trump obstruyó la pesquisa por despedir al director del FBI, James Comey, y emitir una declaración falsa sobre la reunión de su hijo con la abogada rusa.
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