Por trayectoria, por aportación al equipo o incluso por goles, a Sergio Ramos no le faltan motivos para ganarse la renovación que tiene pendiente. Pero, por si fuera poco, el sevillano volvió a poner otro as encima de la mesa con su undécimo premio a integrante del mejor once para FIFpro, el décimo seguido, confirmando su dinastía en la defensa europea de los últimos años.
Y es que el camero, que será libre de negociar con cualquier equipo a partir del 1 de enero, sigue ‘peleando’ por una renovación. En el campo, en los despachos y en los teatros donde se entregan los premios. Aunque esta vez tuvo que acudir de manera telemática a la gala.
El tiempo no deja de correr
Los caminos de club y jugador, eso sí, parecen destinados a cruzarse y no a separarse de manera definitiva. Y si no lo hacen ya, es porque aún quedan flecos por resolver. El más importante el de los años de extensión, pues el Real Madrid no tiene por costumbre ofrecer más de uno a los mayores de 30 y Ramos lo que quiere es garantizar su retiro en La Castellana, al menos, dos años más.
En cuanto a las cifras de su salario, que en condiciones normales podría verse incluso aumentado gracias a su grado de relevancia en el equipo que, además, ha ido creciendo, lo cierto es que las consecuencias de la pandemia marcan las pautas a seguir. Unas pautas que, obviamente, no favorecen a abrir la mano sino a cerrar el puño.
De esta manera, la prolongación en el tiempo de esta tarea por resolver, aviva las lenguas más críticas que suponen una mala relación entre presidente, jugador y representante que, además, es el hermano del camero, René Ramos.
Mientras tanto, el calendario sigue corriendo y, sin trato cerrado, lo más cercano a la realidad es que a Sergio Ramos le restan apenas dos semanas para negociar con cualquier club que pretenda sus servicios a partir del próximo 30 de junio que es la fecha que, a día de hoy, figura en su contrato con el Real Madrid.
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