No es un refuerzo cualquiera. Es el capitán, uno de los jugadores con más talento y el futbolista que, de largo, más tiempo lleva en la plantilla. Asier Illarramendi (Mutriku, 1990) es el primer ‘fichaje’ invernal de la Real y será el tiempo el que diga si habrá más o no. Tras una buena semana de entrenamientos en la que no ha sufrido percances y ha seguido evolucionando, el jugador mutrikuarra, como ya anunció Imanol la semana pasada, será convocado para el encuentro de mañana ante el Sevilla y podría disputar sus primeros minutos desde el 30 de agosto de 2019. Habrán pasado 498 días, año y medio, el periodo de casi dos embarazos. La Real afronta un calendario endemoniado desde mañana hasta el 21 de marzo y necesita de todos sus jugadores, y mucho más si se trata de los referenciales y con la enfermería todavía llena de inquilinos.
Salvo que hoy ocurra algo inesperado e Imanol dé una sorpresa negativa, Illarra ha pasado su semana de prueba y por lo tanto viajará a Sevilla con sus compañeros. Ya hizo lo propio el pasado 15 de diciembre dirección primero Barcelona y luego Levante, pero consciente de que ni siquiera iba a ir convocado. Ahora puede vestirse de corto unos minutos y enfundarse el brazalete de capitán. La idea es que vaya interviniendo paulatinamente para que el ‘4’ pueda arrimarse al excelso nivel que llegó a alcanzar antes de la concatenación de lesiones, primero en el tobillo y luego en los aductores. Ya han quedado atrás sus dos operaciones -la última, el pasado 5 de julio- y esa maldita microrrotura fibrilar sufrida hace dos meses. Esta vorágine de partidos es muy propicia para su retorno, con un partido de Copa el día 20 muy adecuado para ir adquiriendo un ritmo de competición que tiene olvidado desde hace casi dos años, cuando comenzó su calvario en Mestalla. La incógnita es saber si se parecerá al Illarra jerárquico y líder que se fue al Madrid por 32 millones y volvió dos años después y si podrá opositar a arrebatar la plaza a ‘aviones’ como Zubimendi, Zubeldia y Guevara. Su aportación, en todo caso, será muy bienvenida.
Un partido cada 3,4 días
Y es que lo que le espera a la Real a partir de mañana hasta el 21 de marzo es una auténtica locura. En el mejor de los casos, si llega a la final de la Supercopa, va pasando las eliminatorias coperas hasta la final y derrota al United en la Europa League, tendrá que disputar la friolera de 21 encuentros en un plazo de 72 días, a ritmo de un partido cada 3,4 jornadas. Algo inaudito. Para que eso suceda, los de Imanol deben ganar al Barcelona en la primera semifinal de la Supercopa de España del próximo miércoles en Córdoba, superar al United en la eliminatoria europea del 18 (Anoeta) y 25 (Manchester) de febrero e ir derrotando a sus rivales coperos a partido único en dieciseisavos (20 de enero), octavos y cuartos y a doble encuentro en semifinales. Cuanto más se parezca su trayectoria en Copa a la del pasado año, más cargado estará su calendario.
Primer título y todo en juego
La horquilla es amplia. La Real disputará entre 14 y 21 encuentros en este tramo del calendario que se antoja como el decisivo para asentarse entre los mejores en Liga -con partidos ante rivales ahora directos como el Sevilla, el Villarreal, el Madrid y el Barcelona-, seguir ilusionando en la Europa League, soñar también con la Copa de este año antes de la final de la edición pasada y tratar de lograr el primer título en 34 años, algo que podría suceder dentro de nueve días en Sevilla con la Supercopa.
Estos próximos partidos no deben ser tan penosos en el capítulo físico para la Real. Juega mañana en Sevilla tras seis días de descanso, luego tiene otros cuatro para medirse al Barcelona y, en caso de pasar, tendrá un día más de su asueto que Madrid o Athletic, que se enfrentan el jueves, para la final del domingo.
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