Un aire melancólico

Todo ayer en Córdoba tuvo un indudable aire melancólico. Al fin y al cabo, siete días después, la Real se personó en el mismo escenario en el que se le escurrió entre los dedos el pase a la final de la Supercopa. Por si fuera poco, al frente de las operaciones, con el brazalete y el ‘4’ a la espalda, se situó Asier
Illarramendi. El mutrikuarra reapareció, a buen nivel, 509 días después de su último partido. Y la victoria la firmó Willian
José con dos goles que no celebró. Pareció un partido de otra época.

El delantero brasileño rubricará su salida del club en las próximas horas, aunque hace justo un año que empezó a marcharse, cuando el 22 de enero de 2020 se negó a jugar contra el Espanyol. Muchos no se lo han perdonado. Esa tristeza que acompaño a sus movimientos ayer sobre El
Arcángel encierra toda la paradoja que acompaña al de Porto
Calvo. Pese a igualar ayer a Rulli como el sexto extranjero con más partidos en la historia del club (170) y presentar un más que notable promedio de 62
goles, Willian
José, a tenor de su lenguaje gestual, está triste en la Real. Y eso que, de cuando en cuando, como ayer aunque fuera ante un Segunda B, o en Nápoles reivindica su imponente figura. Precisamente la que es legítimo temer que será añorada cuando ya no esté.

Willian
José parece pertenecer a otra época. Al igual que Illarramendi. El mutrikuarra, sin embargo, lo tiene todo por delante si es capaz de regresar a su mejor nivel. Willian parece haberse quedado desfasado en la Real de los jóvenes, de los Barrenetxea, de los Roberto
López, de los Carlos
Fernández, el joven delantero llamado a reemplazarle. Afronta un reto descomunal el sevillano ya que no admite debate que Willian
José, si se va hoy o mañana, lo hará dejando huella. Dejando el rastro de los futbolistas importantes en este club. Y eso es algo que los jóvenes aún tienen que conquistar, si es que terminan lográndolo.

Todo en Córdoba ayer tuvo un aire melancólico. Al fin y al cabo, comenzaba una nueva edición de la Copa del Rey. Esa en la que hace un año, precisamente cuando Willian
José dijo que se borraba ante el Espanyol, comenzamos a disfrutar a lo grande. Han pasado doce meses y el brasileño sigue aquí, aunque esta vez parece que va en serio. Que se va. A modo de despedida dejó dos goles que vuelven a dejar a la Real a sólo cuatro partidos de jugar otra final.


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