La policía francesa lo buscó durante cuatro años y finalmente fue condenado a 10 de prisión en 2016 mientras permanecía huido. El ADN de François Di Pasquali, francés de 48 años, fue hallado en el cuerpo de una mujer violada de 84 años que padecía alzhéimer. Los hechos ocurrieron en 2009 en Saint-Genest-Lerpt (Francia). Recuerdan al argumento de la película del director Rodrigo Sorogoyen (Que Dios nos perdone): Di Pasquali ayudó a la anciana a llegar hasta su casa y, una vez allí, le pidió que le diera algo de beber. La agredió sexualmente y desapareció. Entonces, el presunto agresor no tenía antecedentes penales, pero años más tarde (en 2012) fue detenido por violencia género y fue en ese momento cuando, al tomarle la muestra de ADN, saltó la coincidencia. Sabiéndose buscado, Di Pascuali se compró una identidad falsa italiana y huyó a España, donde ha permanecido desde entonces.
Ha sido finalmente la Policía Nacional quien le ha detenido. Fue este miércoles por la tarde, solo unas horas después de que los investigadores franceses informasen a los españoles de que habían encontrado unos vídeos en los teléfonos móviles de unos familiares del fugitivo que podrían pertenecer a quien ya se había convertido en uno de los criminales más buscados de Europa. La búsqueda de Di Pasquali se había reactivado tras aparecer en la lista de los 19 agresores sexuales más peligrosos de Europa lanzada por Europol en octubre de 2020.
En los vídeos, enviados por el fugitivo y su actual pareja, una española que había vivido mucho tiempo en Francia, “se veían imágenes presumiblemente tomadas desde el balcón de la que supuestamente era su vivienda”, relatan los investigadores de la Unidad de Fugitivos de la Policía Nacional. “Se veía un helicóptero de los servicios de Emergencias catalanes, unos edificios y una serie de vehículos”. Siguiendo esas pistas, los agentes españoles tardaron solo unas horas en localizar el bloque de viviendas de Castelldefels (Barcelona) en el que presuntamente podría encontrarse el sospechoso. Descripción en mano, solo tuvieron que esperar a que apareciera.
Sobre el fugitivo pesaba una OEDE (Orden Europea de Detención y Entrega) emitida por el Tribunal de Gran Instancia de Saint-Étienne por un delito de violación. Los franceses sabían que Di Pasquali tenía familia en España e Italia que podría prestarle apoyo, pero hasta que realizaron este último registro hace unos días, y once años después de lo hechos, en la casa de sus familiares franceses y encontraron esas imágenes “procedentes de un teléfono desconocido”, no habían obtenido ninguna pista de su paradero.
El detenido deberá ser entregado a las autoridades francesas en un plazo no mayor a 40 días, según han señalado los medios franceses que se han hecho eco de la noticia.
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