Nick Calathes marca las diferencias en el Barça de baloncesto. En un partido cualquiera, ante el Zenit el pasado martes, el base anotó 9 puntos, capturó 7 rebotes y regaló 12 asistencias. Sus números, tanto en la ACB como en la Euroliga, se mueven por ahí, flirteando con los triples dobles.
No es un gran tirador, ni de triples ni de tiros libres, pero sí es un gran penetrador. El Barça lo había sufrido muchas veces con él en Panathinaikos y ahora los abonados desean volver al Palau para ver el espectáculo del ‘99’ con la camiseta del Barça. Se están perdiendo, en directo, su recital continuo de pases imposibles y esas bandejas a paso cambiado que el defensa sabe que se la va a hacer y se la hace, sin posibilidad de tapón.
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Calathes no es solo el perfecto director de orquesta para ejecutar en la pista la partitura de Jasikevicius sino que también es líder en el vestuario. En dos días se había ganado a sus compañeros. Junto a Mirotic y Higgins son el tridente, el núcleo duro de un equipo cada vez mejor engrasado. El respeto, en una plantilla, se gana en los partidos y en los entrenos y cuentan que, ahí, Nick es una fiera. En toda la temporada no se ha perdido ni una sola sesión… Este es su truco. Alguien como él, que desestimó ofertas económicas superiores por jugar en el Barça, merece el aplauso culé.
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