Tras el confinamiento tuvo una aparición en el programa Liarla Pardo en la que dejó un discurso sobre la pandemia que se hizo viral, pero nada que ver con el impacto de su última aparición en la tele esta semana. Venía de salir en El Desafío, un formato espectáculo en el que participan rostros conocidos de toda índole, pero el anuncio de que Jorge Sanz estaría en Ven a Cenar Conmigo Gourmet Edition, compartiendo mesa con personajes como la última mujer del torero José Ortega Cano o el concursante de Supervivientes José Antonio Avilés resultó como poco sorprendente. Las dudas sobre qué ha podido llevar a un actor que ha ganado un Goya y ha estado nominado a otros cinco a participar en un programa con colaboradores de la farándula quedaron disipadas el pasado miércoles. Sanz, a los 51 años, debe dinero a amigos como Santiago Segura o Antonio Resines. “Me llevan manteniendo dos años”, confesó a los variopintos comensales que se sentaron a su mesa. Una década después del estreno de ¿Qué fue de Jorge Sanz?, la serie en la que interpretaba a un actor en horas bajas con graves problemas económicos y que mezclaba ficción con realidad, su protagonista ha arrojado algo más de luz a lo que le ha ocurrido desde que se lo dejaran de rifar los mejores directores del cine español.
Mientras ejercía de anfitrión de una cena en el, según sus propias palabras, “surrealista” programa de Mediaset, Sanz apuntó a algunas de las causas que le han llevado a tener que endeudarse con “grandes amigos” como Antonio Resines. El intérprete aseguró que la culpa no la ha tenido un ritmo de vida alocado. “Mi ruina no ha sido salir cada noche durante dos décadas, esto solo lo he notado en el físico”, contó. Al explicar de qué vive hoy llegó la revelación, a la que añadió que también cobra el paro después de muchos años cotizando. Reveló que tiene en ciernes dos proyectos aparte de una nueva película. “He trabajado durante 40 años, no tengo grandes necesidades. He hecho mi casa a mi gusto y está pagada”. No es la primera vez que se habla de sus dificultades económicas. Siempre ha arrastrado fama de crápula, con muchas novias y noches de fiesta a sus espaldas. De hecho, recordó que ya en 1991, tras rodar Amantes, una de sus películas más conocidas, se quedó sin dinero. Aprovechó el estreno de la película en Estados Unidos para buscarse la vida allí: “Me metí en un hostal y para ganarme una cama y una comida al día tuve que rascar la roña de las duchas”.
Lo cierto es que en los últimos años ha sentado la cabeza a todos los niveles, aunque no haya sido suficiente para sanear por completo sus finanzas. Ese cambió empezó cuando se mudó a Torrelodones, en las afueras de Madrid, en 1998. Coincidió con el nacimiento de su hijo Merlín, y Jorge Sanz eligió el campo para empezar su nueva vida. Una especie de retiro que coincidió con unos años de capa caída en su carrera cinematográfica. Pese a las dificultades, asegura que no le debe nada a ningún banco, aunque firmó la hipoteca de su casa en el verano de 2018. “Ahí vivo con mis hijos, mis ocas, mis gallinas, mis huertos. Mi familia”. Su cariño hacia Torrelodones le llevó a implicarse en política en las elecciones de 2015, en las que firmó un manifiesto en el que pedía el voto para la marca de Ahora Madrid en el municipio.
Dejó la movida del centro de la capital poco después de reencontrarse con Paloma Gómez, con la que protagonizó Valentina en 1982, siendo ambos unos críos. Un cuarto de siglo después volvió a verla en una serie y comenzó una historia de amor de la que nació Merlín. Sanz había roto poco antes con Yael Barnatán, hija de la peletera Elena Benarroch, otra de las pocas relaciones sentimentales conocidas del actor. En 2006 se separó de Gómez, cuando su hijo Merlín tenía tres años. Una ruptura amistosa por la enfermedad de Merlín, diagnosticado con fibrosis quística. Hace justo dos años Paloma Gómez falleció, lo que supuso otro gran mazazo tanto para el actor como para su hijo.
No todo han sido malas noticias. Jorge conoció a Marta, su hija mayor que ahora tiene 30 años, cuando ella tenía 18, y han conseguido construir una buena relación. Después está Lope, de seis, a quien ha tenido con su mujer actual, Aurelie Domingues, con la que lleva desde 2016. Se conocieron cuando ella trabajaba en la empresa de representantes de Sanz. Domingues, de origen portugués, es la propietaria de una firma de catering a domicilio. Respecto a la empresa de representación del actor, permanece inactiva desde hace años tras dar varios ejercicios de pérdidas.
Pese a los contratiempos, Jorge Sanz tiene un niño apadrinado de 19 años al que considera un miembro más de la familia. Su economía, aunque maltrecha, no parece en estado crítico. Tiene varias propiedades en Madrid que comparte con sus tres hermanos, y esta semana contó que gracias a Pedro Almodóvar pagó el retiro soñado de sus padres. Sanz fue despedido de la película Carne Trémula. El director manchego le sustituyó por Liberto Rabal, pero le pagó la película entera. “Con esa película les compré a mis padres una casa en el Valle de Arán, que es donde se querían retirar”, explicó.
Además, Sanz no para de hacer cosas. Colabora con una marca motera diseñando botas para hombre, y siempre encuentra algún papel ya sea en series o películas junto a buenos amigos como David Trueba. Por si fuera poco, ha encontrado hoy otra posibilidad en el lucrativo, aunque cuestionado, mundo de los programas de la farándula, ya sea para pagar las deudas que tiene con Resines y Segura o para cualquier otro menester.