Mick Schumacher ha tenido que vivir gran parte de su vida a la sombra de su padre, un auténtico héroe. El hijo del heptacampeón del mundo, Michael Schumacher, ya se ha hecho un nombre propio en la F-1, pero sigue siendo el heredero de uno de los deportistas más grandes de todos los tiempos.
El alemán lo vive con ilusión y orgullo y no duda en recordar todo lo que su padre ha hecho por él a lo largo de su vida. Ahora, tras haberse enfundado por primera vez el mono rojo de Ferrari para rodar con el monoplaza de la ‘Scuderia’ en los test privados en Fiorano, Mick Schumacher ha concedido una entrevista a la web oficial de la F1.
En ella, el piloto de Haas, que debutará esta temporada en el ‘Gran Circo’, ha repasado algunos momentos de su trayectoria incidiendo en dos aspectos: qué hubiera hecho su no hubiese sido piloto y cuál es el trofeo más preciado que tiene.
“Nunca lo había pensado realmente, pero tal vez trabajando con la policía de tráfico o algo así. Creo que sería interesante, ¡y todavía estaría muy cerca de la velocidad patrullando las carreteras!”, contestó para sorpresa de todos.
Además, Mick desveló cuál fue el regalo más especial que le hizo su padre cuando él era pequeño: “Una pequeña copa que me dio mi padre que ganó en una carrera de karts de alquiler. Lo he guardado desde que tenía seis años y siempre ha estado en el lugar perfecto de mi habitación. Es el trofeo más importante que tengo y ni siquiera lo gané yo”.
Y finalmente, a la pregunta de quién es su ídolo, no tiene ninguna duda: “¡Mi padre! Siempre miro lo que logró e intento aprender de ello. Ha sido el punto de referencia por mucho tiempo y para mi aún lo es, así que siempre me refiero a él. En el lado deportivo y en el humano siempre he admirado cómo logró su consistencia durante los años y cómo mantuvo los pies en el suelo. Es algo que he apreciado mucho, pero también algo de lo que he aprendido y mantendré durante toda mi carrera”.
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