La peor semana de la tercera ola cierra con 3.067 muertes por covid

Personal sanitario de la UCI del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander este jueves.
Personal sanitario de la UCI del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander este jueves.Pedro Puente Hoyos / EFE

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Cuando se habla de fallecidos no hay forma de ver el vaso medio lleno. Y menos aún si los datos son los peores desde la primera ola. Este viernes, el informe del Ministerio de Sanidad de evolución de la pandemia ha incorporado otras 584 muertes por covid, el segundo peor dato diario desde el verano, por detrás de las 591 del 21 de enero. Esta semana [que informativamente termina este viernes porque Sanidad no da datos en sábado y domingo] es la de más fallecimientos de este tercer golpe del virus, 3.067. El viernes pasado este valor estaba en 2.878. En total ya hay en este registro, que solo incluye las defunciones acreditadas con una prueba que confirmara la presencia de covid, 61.386 muertes desde que empezó la pandemia.

La permanencia de un elevado numeró de muertes es señal de que, aunque los casos están bajando, hay todavía un importante grupo de personas con la infección activa. Esto derivará en ingresos y más fallecimientos, dice Alberto Torres, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Y ello se va a mantener un tiempo aunque los nuevos diagnósticos bajen. De hecho, en el informe de este viernes se han notificado 28.565 positivos (la suma total ya está en 2.941.990). Ese número de casos es el más bajo desde el 12 de enero, cuando fueron 25.434. Es decir, esta curva mantiene su tendencia descendente desde el pico de la tercera semana de enero.

Sin embargo, se ve que la bajada es más lenta que la subida. Ha tardado 16 días en bajar lo que había subido en nueve, prácticamente a la mitad de velocidad. Con este descenso, el acumulado semanal de nuevos diagnósticos cae por primera vez de las 200.000 notificaciones desde el 14 de enero. Este viernes se ha quedado en 198.871.

Esta tendencia se refleja en que por segundo día consecutivo todas las comunidades y ciudades autónomas han bajado su tasa de incidencia a 14 días. El valor para el conjunto de España lleva ya nueve días de bajada, pero, pese a ello, está en 750,77, el triple de los 250 a partir del que se considera que hay riesgo máximo.

La ocupación de los hospitales, todavía en el 22,21%, lleva bajando desde el lunes, pero aún hay comunidades, como la Valenciana y Castilla y León, por encima del 30%.

Respecto a las UCI también hay una ligera mejoría. Su ocupación por enfermos con covid ha descendido desde el 45,30% del lunes al 43,86% de este viernes. Pero este valor refleja otro aspecto: la constante habilitación de nuevos espacios para atender a los pacientes de intensivos. Si el 3 de diciembre la ocupación era del 25,28% con 2.440 pacientes, eso quiere decir que había unas 9.650 camas de intensivos. Con los datos de este viernes, la presión es del 43,86% y hay 4.795 ingresados, así que hay casi 11.000 camas disponibles. Es decir, en un mes las comunidades han habilitado 1.400 plazas para intensivos.

¿Aliviar las restricciones?

La tendencia descendente que ha tomado la tasa de incidencia a 14 días “puede llevar a relajar las medidas que están funcionando”, advierte Elena Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología. No es que haya habido un movimiento general en ese sentido, pero Extremadura ha permitido abrir los comercios y Cataluña ha aliviado ligeramente las restricciones a la hostelería. Madrid ha ampliado los grupos en terrazas de cuatro a seis.

A Salvador Peiró, de la Asociación de Economía de la Salud, le preocupan sobre todo las medidas que faciliten las reuniones en grupos —y más si son en sitios cerrados—, pero, sobre todo en este momento “que se dé la impresión de que las cosas van bien, porque van muy mal”, y se ha visto que muchas veces más que el efecto de una decisión concreta, es la percepción de la población del riesgo el que les hace ser más precavidos.

La especialista en administración sanitaria del Consejo General de Enfermería Guadalupe Fontán afirma que con la situación de presión asistencial en los hospitales no se puede pensar en rebajar las medidas. Además, recuerda que aunque la tasa de incidencia esté bajando, “todo lo que sea estar por encima de 250 es riesgo extremo”, y España está en 750. Salvo Canarias, todas las autonomías están por encima de 250.

Manuel Franco, de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria coincide, aunque matiza que, hasta ahora, las iniciativas que ha habido son pequeños respiros. “Debemos acostumbrarnos a que cada comunidad tome unas medidas porque así está diseñado nuestro sistema”, dice, “pero todos deberíamos seguir haciendo lo posible para asegurarnos de que descargamos presión sobre los servicios sanitarios” en lo que se ve el efecto de la vacunación.

Torres afirma que relajar medidas en este momento “no sería nada sensato”. Este especialista destaca que aunque bajen los diagnósticos, hay un importante grupo de personas infectadas en estas semanas que son una amenaza de colapso del sistema. Para él, las restricciones deben mantenerse “hasta pasar la Semana Santa”. “Jugárnosla y tener una cuarta ola no sería asumible”, dice. Además, aunque ahora haya unos días de bajada de casos, hay que estar preparados hasta ver el efecto de la variante británica, que es más contagiosa. “Hay que bajar los indicadores lo antes posible al mínimo, por si hay que reaccionar”, afirma.

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