El embarazo es parte de nuestra sexualidad y vivirlo con autoplacer y/o placer compartido es una opción sana y recomendable. La ginecóloga Beatriz Lorente del Hospital Germans Trias i Pujol afirma que durante los nueve meses no hay una regla fija de cómo se sienten las mujeres respecto a su sexualidad. Depende de si el embarazo es deseado o no, de cómo viven su feminidad, cómo afectan las presiones sociales sobre los cuerpos, las creencias religiosas o qué experiencias han vivido.
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Beatriz Lorente afirma: “si por algo se caracteriza el embarazo es porque es un periodo de muchos cambios físicos, mentales y emocionales. En el primer trimestre, a nivel físico, es bastante habitual que haya molestias del tipo náuseas y somnolencia, esto va acompañado de una disminución de la libido y del deseo. Esto puede cambiar durante el segundo trimestre, además de porque las mujeres se encuentran mejor, porque en el tema hormonal aumenta la libido y hay mayor irrigación sanguínea en toda el área genital, por lo tanto si se tienen, las relaciones suelen ser más satisfactorias. Y en el tercer trimestre, como el perímetro abdominal es bastante grande y puede haber molestias de cadena o de pelvis o incluso ciática o lumbalgia, puede hacer que disminuyan las ganas de relaciones. Pero en ningún momento el sexo está contraindicado si es un embarazo normal”.
La sexóloga feminista Sonia Encinas nos habla del factor “bio-psico-social” dentro del embarazo. “Desde una mirada biológica se produce un cambio gigante de hormonas, con una carga estrogénica fuerte, y aumento también la progesterona que es lo que nos hace sentir en paz y con sensación de bienestar… esto puede acompañar a un aumento del deseo sexual, lo que no significa que se aumenten las ganas de tener relaciones compartidas.” La sexóloga Encinas apunta que también a la importancia del contexto de la mujer: “Es importante cómo se esté viviendo el embarazo, si se está tranquila, si se es precaria, si hay muchas tareas a cargo, si la jornada laboral es ardua, si la relación de pareja es buena. Se pueden tener unas hormonas que acompañan al aumento de la libido, pero si lo que rodea no acompaña ese erotismo y conexión con el propio cuerpo no se vive”.
La doctora Beatriz Lorente afirma que el sexo es bueno para la mujer y para todas las personas: “es capaz de producirnos mucho bienestar, las endorfinas hace que nos relajemos y que estemos en un estado mental plácido. Es cierto que en el proceso de parto, como incumbe a los mismos órganos que en el sexo, mantener una vida sexual plena y activa, con respecto al autoconocimiento o autocoñocimiento (la doctora se ríe) puede ayudar a conectar mejor en el momento del parto”. Josefa Calderón considera también que el embarazo y el parto entroncan con la sexualidad: “Por supuesto que si tiene una vida sexual sana y satisfactoria será más fácil en este momento vital. Pero el cómo, cuándo, cuanto y por qué va a depender de lo que antes te he dicho. Durante el orgasmo se producen unos movimientos en el suelo pélvico que van a favorecer la relajación y la tonificación de la zona perineal. Pero no se puede aconsejar ninguna pauta en concreto, ya que si no es apetecible no funcionará. Se trabaja informando y minimizando los miedos, tabúes y desinformaciones y luego que decida la propia mujer. Respecto al orgasmo existe mucha literatura sobre el parto orgásmico. En mi trayectoria profesional he visto algunos casos, pocos. Mujeres que durante el proceso del nacimiento estaban en trance. Las mismas posturas, gestos, respiraciones, jadeos… durante el parto que durante un orgasmo”.
La comadrona Josefa Calderón afirma que la sexualidad es más que reproducción, “es una necesidad biológica, pero que no es imprescindible para la supervivencia. Tiene implicaciones psicológicas (compartir, placer, conocer, sentir, autoestima) y también culturales (relaciones patriarcales y de sumisión, chantaje, diferentes modelos de disfrutar de tu cuerpo con quien quieras y como quieras, etc.) Parto de la base que sexualidad no es solo penetración”. Sonia Encinas afirma que es importante que las mujeres se escuchen y “darnos permiso para darle al cuerpo lo que necesita. Si lo que necesita es más erotismo o placer, pues hay que dárselo como nos apetezca, que quizá pasa por masturbarse más, o no, quizá nos apetece sexo compartido. También hay que entender que hay muchas formas de darnos placer, y que no todo pasa por la estimulación de los genitales, quizá tomar el sol o dar un paseo hace que nos conectemos con el bienestar”.
Sonia Encinas y Josefa Calderón añaden que las hormonas que funcionan en el orgasmo y en el parto son las mismas. “En el orgasmo se liberan endorfinas y oxitocina que son las hormonas del placer y del amor, que además son analgésicos naturales. Con el orgasmo desciende el cortisol, que es la hormona asociada al estrés”, dice Sonia Encinas.
La comadrona Josefa Calderón asegura que “en algún acompañamiento y asistencia de partos he comprobado como mujeres han salido de un bloqueo en su dilatación o expulsivo gracias al sexo. Si un parto se rodea de un entorno libre para expresar lo que necesita y quiere, las posiciones y los movimientos se producen automáticamente, sin pensar. Conectando con la sabiduría interna de lo mamífero y la vida, así se facilita el mecanismo del parto”. Josefa concluye: “Pienso que para un bebé que está gestándose debe ser gratificante que su madre disfrute de su cuerpo, ya que todas las hormonas que segrega le producirán el mismo efecto”.
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