“Los famosos retos (challenges) han existido siempre en el mundo del baile, pero ahora redes sociales como TikTok los han puesto mucho más de moda”, explican las bailarinas Saioa Urkijo Delgado e Iraia Gómez Arza. Canciones como Crank That, de Soulja Boy, o Watch Me (Whip/Nae Nae), de Silentó, son famosas porque sus letras dicen cómo hay que bailarlas, y se convirtieron en conocidos retos dentro de la comunidad. “Pero ahora se están generalizando”, afirman Urkijo y Gómez. Esto les ha llevado a organizar Motion Urban Dance, un campeonato de baile virtual que se retransmitirá por Twitch el 21 de febrero y que “ha sido acogido con mucha aceptación y naturalidad”.
Muchos de estos retos de baile se desarrollan en TikTok —plataforma de vídeos cortos de entre tres segundos a un minuto de duración (hasta tres minutos para algunos usuarios)—, lo que ha hecho que algunos bailarines adquieran el estatus de influencers, como Sebastián Linares, quien comparte distintos retos asequibles para todos los públicos. Otra de las consecuencias es que muchos bailarines comparten tutoriales y que algunas academias de baile imparten cursos de los bailes más demandados de la red social: shuffle, hip hop, funky, bachata, twerk…
TikTok nació en 2018, tras la fusión de las apps chinas Douyin y Musical.ly, y en 2020 fue la aplicación más descargada en todo el mundo, lo que le ha permitido contar a estas alturas con unos 800 millones de usuarios. Idoia Ferrer, profesora en la Escuela de Baile y Danza Le Bal, en Pamplona, recuerda cómo en 2018 ya le llamó la atención una coreografía muy sencilla con un tema muy pegadizo en TikTok que se propagó a una velocidad increíble: “Entonces pensé que se acabaría convirtiendo en un motivo de entretenimiento familiar y entre amigos, y que sería un bombazo”. No se equivocaba. Hoy da clases de baile para TikTok a niños y niñas de 7 a 12 años que quieren aprender las coreografías de Shakira, Jason Derulo o BTS. Como Amaya, de 10 años, que se apuntó porque le gustan los vídeos de Charli D’Amelio. O Sophie, de 11, que graba en casa todos los bailes que aprende en clase.
Idoia Ferrer explica que las lecciones de TikTok se diferencian bastante de las de otros estilos. Por ejemplo, en las lecciones más convencionales, “el cuerpo tiene que prepararse con calentamientos y estiramientos, luego hay que trabajar mucho una técnica concreta y el aprendizaje es más a largo plazo, ya que el trabajo coreográfico es más arduo y completo”. En cambio, las clases de TikTok parten de una biblioteca de músicas y coreografías populares en la red social, generalmente creadas desde los números uno en ventas musicales de géneros como el dance comercial, el reguetón o la cumbia. Después, Ferrer enseña su propia versión coreográfica, de manera que los alumnos y alumnas también aprenden a crear una coreografía propia. Son los recursos extra que añaden a unas clases que, si enseñaran solo las coreografías de TikTok, se limitarían a ser “pasos comerciales y sencillos para obtener un resultado a corto plazo”.
Miana Kwon, profesora de baile K-pop —otro de los géneros más populares en la red social— en Dance Center, en València, señala que los bailes de TikTok suelen consistir en “cuatro o cinco pasos sencillos, generalmente de manos, ya que es más difícil que se viralicen los movimientos de pies”. Además, alude a que los mayores atractivos de esta red son las funcionalidades de edición de vídeo: “Poner efectos, hacer transiciones… estas herramientas para hacer que un vídeo llame la atención son muy fáciles de usar. Y hasta que Instagram no sacó Reels, solo estaban disponibles en TikTok”.
Aunque su relativa sencillez es una de las razones por las que algunos de estos bailes se viralizan tan rápido, no es la única. Benje Ramos, profesor y bailarín profesional, empezó a usar TikTok en la cuarentena como pasatiempo, y apunta a la particularidad de sus algoritmos respecto a otras redes sociales: “Engancha porque nunca se sabe qué vídeo puede hacerse viral”. Ramos no duda de que TikTok haya animado a los usuarios a bailar, algunos de manera más seria y otros como entretenimiento. Aunque advierte que no todas las clases específicamente de TikTok son útiles para aprender los fundamentos del baile: “A veces los profesores se limitan a enseñar los pasos creados por personas que no tienen formación, y no enseñan ninguna disciplina”.
Entre 11 y 17 años
En ese sentido, María Graciela González, la directora de la academia venezolana Siempre Baile critica que algunas personas crean que se podrán convertir con facilidad en influencers sin pasar antes por un proceso de aprendizaje: “Queremos atraer a las y los jóvenes a nuestras clases, pero sin perder la esencia de nuestra academia”, afirma. Esta academia es un ejemplo de cómo muchas se están esforzando para adaptarse a los nuevos tiempos. En los últimos tiempos, cada vez menos gente acudía a sus clases de danza jazz, por lo que decidieron reorientarlas con un curso online llamado TikTok Dance.
Graciela está segura de que el mercado de las clases de baile para TikTok seguirá creciendo: “Las redes sociales son una importante ventana, ya que nos permiten poner cara a los coreógrafos y nos permiten poner cara a los propios artistas grabándose en el backstage”. Los motivos que llevan a los futuros bailarines a apuntarse a sus cursos son variados. Por ejemplo, Grecia Carrera, de 24 años, se apuntó por ser una entusiasta de la danza durante la infancia y querer recuperar esa ilusión.
Pero la mayor parte de su alumnado, según cuenta la propia Graciela, son niñas de entre 11 y 17 años. Esta juventud le hace sentirse preocupada por los comentarios de odio que reciben algunas de esas menores: “Cuando nos escriben para informarse del curso, nos cuentan que buscan bailar mejor para que sus compañeros en el colegio no se burlen de ellas”.
Pero esta red social también puede convertirse en un escenario de libertad y de expresión, como cuenta Claudia Ballesteros, de 25 años, que se descargó la app cuando en marzo de 2020 empezó el confinamiento domiciliario. “Como muchas personas, lo hice por aburrimiento”, explica. Y ahora destaca que, para ella, TikTok se haya convertido “en una red social donde da igual la edad que tengas, de donde seas, tus gustos y orientaciones, pues hay un lugar para ti, y nadie es menos ni más. No se intenta aparentar tanto como, por ejemplo, en Instagram”.
Junto a Cristina Sanz, sube a su cuenta vídeos de cualquier estilo y se apunta a todos los retos de baile con los que se cruza: “Veo mis vídeos desde que comencé hasta ahora y se nota cómo voy evolucionando y perdiendo el temor al qué dirán. Estoy valorando apuntarme a clases de baile para mejorar”.
En la academia Le Bal le darían la bienvenida. “El atractivo de TikTok es que abarca un espectro muy amplio de público y aúna a todo el mundo, independientemente de si eres famoso o no: grupos de amigos, familias, gente mayor… Pone a todos en un mismo nivel y te hace perder el sentido del ridículo”, concluye Ferrer. Ya sea en nuestras casas o en espacios al aire libre, cada vez es menos extraños encontrarse con pequeños y mayores bailando delante de un smartphone.
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