El 27 de febrero de 1996, hace ahora 25 años, Nintendo puso la primera piedra de la saga Pokémon con el lanzamiento al mercado japonés de los primeros videojuegos para Game Boy. Su origen se encuentra en la idea de Satoshi Tajiri, diseñador principal, de llevar a las consolas su pasatiempo infantil favorito, la recolección de insectos. De forma casi instantánea, millones de personas se pusieron manos a la obra para atrapar y entrenar a 151 criaturas, y luego empezaron a competir contra otros entrenadores. Las primeras ediciones del videojuego (Verde, Rojo, Azul y Amarillo) sentaron las bases de un fenómeno que ha sabido evolucionar hasta convertirse en la propiedad intelectual de entretenimiento con mayor facturación de la historia.
“La licencia Pokémon ha sabido adaptarse a varias generaciones; independientemente de su cultura o género”, explica Sergio Carlos González a Verne. El autor de Pokémon: historia y evolución de un fenómeno y director del podcast sobre Pokémon Conexión Trigal, cree que el estudio Game Freak ha sabido adaptarse a las limitaciones técnicas de cada plataforma y sacarles el máximo partido. Para lograrlo, cada consola portátil de Nintendo ha contado con su propia generación de Pokémon.
Pero, para González, eso no hubiese sido suficiente: también han sido necesarias “nuevas mecánicas, pequeños cambios estructurales, tratar de entender cómo encandilar a nuevos tipos de público”. De esta manera, en cada generación se ha producido un “reinicio” de la saga, algo fundamental para llegar a nuevos jugadores sin perder a los fieles. “Aplicar cambios poco a poco, modificaciones en dosis pequeñas, ha permitido que las transiciones sean dulces y la maduración de la serie haya sido a fuego lento”, exponía Sergio.
González también ha acuñado el término “lenguaje Pokémon” para intentar dar respuesta al porqué de su popularidad a lo largo de tantos años: “Lo más difícil no es llegar al pico, tocar el cielo y ser el referente de decenas millones de personas, sino mantenerse fresco”. Para ello, algunas de las claves, según el periodista, han sido el intercambio de criaturas, mantener a los jugadores conectados los unos con los otros, la sensación de progreso constante y, especialmente, convertir a estos seres en los protagonistas del viaje. “Ese viaje, siempre único y diferente para cada partida, es lo que ha terminado siendo clave con el paso de los años y lo que ha definido su influencia”, admitía Sergio.
Para conocer la huella de Pokémon en diversas generaciones, hemos preguntado a distintos jugadores sobre sus recuerdos y sobre sus experiencias vinculadas a la saga:
- DayoScript (youtuber): “El lanzamiento de Pokémon me pilló de niño, y recuerdo ver estas criaturas tan extrañas en los anuncios y pensar en cómo hablarían. Geodude, por ejemplo, creía que tendría voz de mujer y gritaría con mucho ímpetu. En aquella época, el anime no estaba tan extendido en España. Pero en casa de mis abuelos captaban un canal alemán donde ponían One Piece, Digimon, Pokémon, etcétera. Así que empecé a poner motes en alemán a los Pokémon. O al menos, nombres que sonaban a alemán. Con la evolución de la saga siento que sale mi lado más boomer. El juego quiere ser accesible y llegar a más gente y la idea está bien, pero entonces pienso ‘¡¿Cómo que hay alguien en medio de la cueva para curar a tu equipo?! ¡Qué desfachatez! A estos niños los tienen entre algodones’. Es un choque generacional”.
- Noa GG (creadora de contenido): “Con las primeras ediciones, recuerdo que todavía no leía especialmente bien, y cosas como Pidgey las pronunciaba ‘Pízjei’. Y lo más curioso que ‘pude hacer’ en un videojuego de Pokémon, aunque suene extraño, fue cargármelo. No sé cómo demonios pasó, pero de alguna manera se glitcheó por completo y todas las formas del mapa se distorsionaban: lo que tenía que ser la pared de una casa, podía transformarse tranquilamente en un pedazo de árbol, o en un trozo de césped”.
- Lucía Herrero (comunicadora y creadora de contenidos): “Todos los años que había edición nueva me la regalaban por mi cumpleaños. Incluso Pokémon Espada me lo regaló mi madre cuando salió, ya como tradición en mi familia. Aunque tengo la impresión de que las últimas entregas han perdido un poco la esencia. Se ve que han intentado renovar añadiendo cosas nuevas pero que se ven totalmente vacías y sin el valor añadido que sí tenían los primeros juegos”.
- Juan Tomás Salas (periodista y comunicador): “Recuerdo haber ido con mi madre a una tienda de electrónica de barrio a por mi regalo de cumpleaños y salir de allí con una GameBoy Color verde y Pokémon Rojo. También recuerdo estar junto a otros compis del colegio jugando a Pokémon Amarillo en el recreo del comedor, calentando las pilas en el radiador para exprimirlas al máximo y tener unos minutos más de juego”.
- MartaCR (ilustradora y artista de cómics): “Los juegos que solía jugar eran de plataformas y puzles. No tenía ni idea de que existían los RPG con una trama y para mí Pokémon fue un descubrimiento. El juego entero en sí fue fascinante y me encantó. Ahora que ya soy adulta (y perro viejo), el juego se me hace fácil y llega a aburrirme… Pero hace poco subí al Pokémon Arceus a nivel 100 para regalárselo a mi primo pequeño para que pudiese jugar con sus amigos en el colegio”.
- Geloniano (redactor): “Tuve la suerte de encontrar el cartucho de Pokémon Rojo a la venta en Tenerife días antes de la fecha oficial de lanzamiento, por lo que al llegar a clase, ya en mi ciudad natal, la novedad me ayudó a entablar amistad con mis compañeros”.
- Cristina Coll (diseñadora web y periodista): “Estos juegos me han acompañado desde que era pequeña. Es una saga que ha crecido conmigo. Si pienso en los primeros videojuegos, recuerdo comentarlos en el colegio, darnos trucos para avanzar, compartir teorías (el camión del puerto, MissingNo, Mew, clonar Pokémon…), etcétera. Fue una experiencia colectiva”.
- Ina Ayanami (community manager en Badland Publishing): “En cuanto lo vi supe al instante que necesitaba ese juego con todas mis fuerzas. Todavía conservo mis tazos. Recuerdo perfectamente cuando, sin quererlo, me salí del S.S. Anne y el barco se fue. Como el hombre que esperaba en el muelle te decía que ‘El S.S. Anne visita la ciudad cada año’, esperé un año en la vida real a que volviera el barco. Evidentemente no volvió y tuve que reiniciar la partida”
- Alex Borreguero (diseñador de experiencias de usuario y gamificación y desarrollador de videojuegos): “Creo que los juegos han optado por una evolución que ha ido subsanando ciertos aspectos que hacían la experiencia más tediosa, simplificando elementos como el aprendizaje de movimientos, lo que, para los fans más antiguos, ha supuesto un descenso en la dificultad del juego. El carrusel de emociones por el que te llevan los juegos se ha ido acotando hacia ofrecer una experiencia más inofensiva, alegre, jovial e infantil. Sin embargo, han logrado mantener un espíritu: el de la aventura, la ilusión y la amistad”.
- Emmapache: “La trama ha madurado, el juego se está adaptando a nuevas generaciones donde los malos tratan temas más políticos. Me parece una joya que aún falta pulir un poco, pero creo que es un cambio necesario, como ha pasado en The Legend of Zelda. Breath of the Wild. Tengo a toda mi familia enganchada a Pokémon Go. Junto a mi madre, de 76 años, y mis hermanos, de más de 50, tenemos un grupo llamado ‘Pokefamilia’ donde nos dedicamos a prepararnos para incursiones, eventos y festivales. Pokémon nos une a pesar de que algunos familiares están a más de 600 kilómetros”.
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