Celta y Valladolid empatan en un partido sin fútbol

Un gol de Jeison Murillo cuando el tiempo añadido, de cuatro minutos, tocaba a su fin ha igualado un encuentro que el Valladolid tenía ganado gracias al solitario tanto de Orellana a los 70 minutos.

Es el desenlace lógico de un partido que tuvo de todo menos fútbol. El Celta no logró superar el entramado defensivo de un Valladolid que primó cerrar las vías de acceso hacia su portería, lo que casi le bastó para llevarse el partido gracias a uno de sus escasísimos remates a puerta. Sólo un espléndido cabezazo de Murillo a falta lanzada por Iago Aspas en el 94 lo evitó.

Arranque trabado

Arrancó el partido con un juego trabado, sin excesivas ideas por parte de ninguno de los dos equipos. El Celta buscaba a Aarón para forzar la banda derecha de la defensa del Valladolid, que se mantenía a la expectativa, intentando presionar la salida del balón local en el inicio de la jugada.

Celta-Valladolid, en imágenes

Consciente Sergio, como confesó la víspera, de que Iago hace ‘grandioso’ al Celta, el técnico pucelano quiso reducirle espacios al de Moaña con una defensa adelantada. Y lo consiguió de entrada, si bien al filo del cuarto de hora los locales tomaron el mando de las operaciones.

Sin embargo, el primer aviso lo dio Weismann a los 15 minutos tras una pérdida de Tapia ante la presión de Guardiola que Rubén Blanco desvió. A los 20 fue Rubén
Alcaraz quien lo intentó, sin fortuna, tras unos minutos de control pucelano, y a los 23 le dio réplica Santi
Mina, ambos con el mismo resultado: balón a las nubes.

A lo 27, primera aparición de Iago
Aspas, cuyo centro raseado cruzó toda la portería visitante sin encontrar rematador. El peso del partido lo llevaba el Celta, si bien sin encontrar esa profundidad que le abriera la puerta hacia Roberto, salvo en un remate de Hugo
Mallo a los 39, de primeras, que se marchó alto. No dio más de sí un primer tiempo más que decepcionante.

Sin cambio de guion

Sin cambio de guion tras el descanso, ambos equipos parecían más preocupados por destruir que por proponer. Hasta que apareció Iago Aspas, que estrelló magistralmente en la cruceta un libre directo en el 60. A los 65 la tuvo Óscar Plano, que remató fuera sin que el colegiado apreciara que era saque de esquina. Dos fogonazos en un desierto futbolístico.

Y en estas, una contra visitante la culminó Weismann con un disparo desde la frontal que Rubén
Blanco sólo pudo rechazar y dejarle el balón para que Orellana rematara a placer el 0-1. Coudet movió el banquillo para potenciar el ataque gallego y Sergio replicó fortaleciendo su defensa.

Sin ideas, con sus jugadores más creativos atados muy en corto, el Celta no encontraba el camino hacia Roberto. Hasta que llegó el minuto 94, la enésima falta en la zona ancha del partido, el lanzamiento medido de Iago Aspas y el cabezazo salvador de Jeison
Murillo. Empate a goles en un partido prácticamente sin fútbol.

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