China se ha fijado un objetivo de crecimiento del 6% para este año, después de que en 2020 la pandemia de la covid-19 le obligara a renunciar a establecer una meta. La segunda economía del mundo, que aspira a convertirse en una economía desarrollada para 2035, se expandió un 2,3% el año pasado, la única entre las grandes que registró un aumento.
En el informe de trabajo del Gobierno, equivalente a un discurso sobre el Estado de la Nación en China, el primer ministro, Li Keqiang, presentó a los cerca de 3.000 delegados reunidos en la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP) los principales objetivos económicos y políticos para este año. La ANP, el Parlamento chino, debe dar durante su semana de reuniones el visto bueno al 14º Plan Quinquenal, que regirá la economía del país hasta 2025. También tiene previsto abordar una reforma del sistema electoral de Hong Kong que reducirá las posibilidades de que la oposición pueda lograr el control del legislativo o el Gobierno.
Entre los aplausos perfectamente sincronizados de los delegados, la mayoría protegidos con mascarilla, el primer ministro apuntó que, tras haber dado la pandemia por casi totalmente controlada dentro del país, el Gobierno prevé un año más próspero. “Como objetivo general, el índice de crecimiento de China se ha fijado a más del 6% para este año”, declaró Li. “Al fijar este objetivo, hemos tenido en cuenta la recuperación de la actividad económica”.
Es una cifra que debería resultar fácil de lograr para el Gobierno chino. El Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del 8,1% para la segunda economía mundial a lo largo de 2021.
Para este año, el país aspira a crear más de once millones de nuevos puestos de trabajo en las ciudades, dos millones más que el año pasado. Calcula que su tasa de paro —que excluye a los cerca de 300 millones de migrantes rurales que se calcula que viven en las urbes del país— será del 5,5%, ligeramente menor al 5,6% de 2020, y por debajo del 6,2% oficial que alcanzó en lo peor de la pandemia, en el primer trimestre del año pasado. Además, prevé un déficit presupuestario en torno al 3,2% del PIB, por debajo del 3,6% por ciento que se trazó como meta en 2020. El objetivo de inflación se establece en el 3%, mientras que en el ejercicio previo había calculado un 3,5%.
En 2021 “China seguirá afrontando numerosos riesgos y desafíos en cuestión de desarrollo”, aunque “los fundamentos económicos que apuntalarán el crecimiento a largo plazo permanecerán invariables”, aseguró el primer ministro en el Gran Salón del Gran Palacio del Pueblo en Pekín.
Mas presupuesto para Defensa
En un informe complementario emitido por el Ministerio de Finanzas, el Gobierno ha fijado para este ejercicio un aumento del 6,8% en el presupuesto oficial de Defensa, que alcanzará los 1,3 billones de yuanes (unos 174.000 millones de euros). Es una ligera subida con respecto al año pasado, cuando esta partida creció un 6,7%. Por contra, se contrae la asignación para el Ministerio de Asuntos Exteriores, en un 1,9%.
El discurso de Li hizo también referencia a la caída en los nacimientos y el acelerado envejecimiento de la población, que el Gobierno chino considera como uno de los graves problemas que el país afronta de cara al futuro. Según apuntó, Pekín trabajará para lograr que el índice de natalidad sea “apropiado”, una declaración que apunta a la posibilidad de que se eliminen de manera definitiva las restricciones que aún existen a tener más de dos hijos por pareja.
“Pondremos en práctica una estrategia nacional para afrontar el envejecimiento de la población, y mejoraremos el sistema de servicios sociales con el foco puesto en los cuidados a ancianos y niños”, aseguró el primer ministro. También está previsto, reveló, elevar la edad reglamentaria para la jubilación “de manera gradual”. En la actualidad, la edad está fijada en los 60 años para los varones y los 55 para las mujeres, aunque ese requisito puede rebajarse hasta los 50 años, en el caso de mujeres en puestos de trabajo de gran desgaste físico.
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