El reparto de los cargos en la mesa del Parlament tensiona a Junts

Los negociadores de Junts per Catalunya, Elsa Artadi (c), Josep Rius (i) y Francesc de Dalmases (d), ayer en el Parlament.
Los negociadores de Junts per Catalunya, Elsa Artadi (c), Josep Rius (i) y Francesc de Dalmases (d), ayer en el Parlament.Quique García / EFE

Después de 23 días de las elecciones del 14-F, este martes se ha celebrado la primera reunión a tres bandas entre ERC, Junts y la CUP para abordar un pacto de gobernabilidad. Los contactos aceleran ahora porque este viernes es la fecha límite para constituir el nuevo Parlament y, de momento, no hay más acuerdo que preservar la mayoría independentista en la mesa. El hermetismo sobre si Laura Borràs será la candidata a liderar la Cámara alienta el baile de nombres dentro de Junts, generando malestar en el partido en unos días clave.

Mientras que las reuniones bilaterales han sido discretas, en la primera a tres no se ha disimulado en el lugar más evidente: los pasillos del Parlament fueron el escenario del trasiego de los miembros de los equipos negociadores. Solo Junts y la CUP dieron parte del encuentro. Para los anticapitalistas no hubo “ningún acuerdo destacable” mientras que los de Carles Puigdemont creen que se avanza en “la consolidación de mayorías independentistas”.

La negociación del pacto, con la meta volante de la cargos de la mesa del Parlament, implica un encaje entre las contradicciones entre los futuros socios (la CUP parece menos motivada a entrar al Govern, pero su apoyo parlamentario es clave) pero también puertas adentro de cada formación. Los anticapitalistas, por ejemplo, aprovecharon para insistir en asumir la presidencia de la Cámara si eso ayuda a blindarla de las “injerencias” del Tribunal Constitucional, es decir, desobedecer a la restricción a debatir sobre la autodeterminación.

Pero el mayor escollo está en el seno de Junts, donde el hermetismo con que se maneja el futuro de Laura Borràs genera malestar en algunos sectores. El pacto para el Govern cambia radicalmente si la candidata lidera el Parlament u opta por estar en el Ejecutivo. Junts aspira a tener dos sitios en la mesa, pero se reserva los nombres de sus candidatos.

Esa estrategia, sin embargo, no frena el inevitable baile de nombres dentro del partido. Algunos ya sonaban incluso antes de las elecciones, como el de la actual portavoz del Ejecutivo Meritxell Budó. También hay quienes posicionan a la jurista Gemma Geis o al exconsejero Damià Calvet como aspirantes, aunque en el entorno de este último aseguran que le gustaría repetir como consejero. En el entorno de Borràs entienden que las quinelas buscan presionar la decisión de la exconsejera de Cultura, mientras que otros sectores ven hasta “deseable” tener planes b.

Borràs asiste este miércoles al que técnicamente será su último pleno del Congreso. No está previsto que intervenga en la sesión. La candidata de Junts aún no ha oficializado su condición de diputada electa (el lunes lo hizo su excompañero de bancada Jaume Alonso Cuevillas) y eso añade suspense a la situación. Cada candidato va a su ritmo, alegan en Junts.

Más allá de la visibilidad y el futuro político que ambicione, el camino de Borràs está marcado por el supuesto troceo de un contrato público para beneficiar a un amigo. Pero la imagen de una líder del Parlament enjuiciada no llegará. El reglamento establece que se suspenderán “de manera inmediata” los derechos de un diputado cuando se le abra juicio por “delitos vinculados a la corrupción”. Como adelantó La Vanguardia, nunca se ha dado ese supuesto, que se incluyó en la reforma de 2018.

ERC, que aupó a la CUP a dar el paso a estar la mesa, podría toparse con tener que ceder uno de los dos cargos que ansía. Junts, que también podría hacerlo, está en disposición de mantener el pulso y exigir que no se toque su cuota. El secesionismo tendrá la mayoría en el órgano rector del legislativo, garantizando así que no haya escollos en tramitaciones de temas espinosos relacionados con la independencia, pero está el riesgo aritmético de poder perder uno de los cinco puestos que quiere. Una operación en ese sentido tiene que incluir a Vox que, pese al esbozo de cordón sanitario para evitar su presencia en los órganos representativos del Parlament, tiene el derecho de votar a quien quiera.


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