Usman Garuba y el relevo en directo

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El día que Usman Garuba nació en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, Felipe Reyes estaba en el pabellón Barris Nord de Lleida coleccionando con el Estudiantes siete de los 4.722 rebotes que suma en la ACB. El martes, el canterano cumplió 19 años. La semana que viene, con siete días de diferencia, el capitán madridista celebrará los 41. Desde hace un par de cursos, en el equipo de Laso se asiste a una transición específica y tutelada entre dos jugadores que juegan en la misma posición, rozan la misma altura, entre los 2,03m y los 2,04m, y comparten precocidad en su llegada a la élite con dos décadas de diferencia.

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La 23ª temporada de Felipe es la segunda completa de Usman. Ambos afrontan este jueves la misión de contener al Barça de Jasikevicius (21.00, DAZN), que, a la espera de la incorporación efectiva de Pau Gasol, llega al WiZink como líder de la Euroliga y con el viento a favor ante un equipo lastrado por las bajas. “Cada partido en la Euroliga a partir de ahora es una guerra y queremos certificar el pase al playoff en la mejor posición posible. Es el clásico y vamos con un extra de motivación. La victoria sería un buen regalo de cumpleaños, una especie de revancha después de la Copa del Rey”, señaló el propio Garuba en la víspera de otro episodio importante en su camino de madurez. La NBA ya le tiene en su radar y este 2021 es el primer año en el que será elegible en el draft. Este curso promedia 4,6 puntos y cinco rebotes en 17 minutos en Liga; y 2,6 y 3,3 respectivamente en los 13 de media en la Euroliga.

El 28 de octubre de 2018, con 16 años, 7 meses y 19 días, Usman protagonizó el tercer debut más precoz en la historia del Real Madrid, solo por detrás de Roberto Núñez (16 años y 7 meses, en 1994) y Luka Doncic (16 años, 2 meses y 2 días, en 2015). El primer hito de una eclosión temprana marcada por un físico privilegiado. Usman es el mayor de tres hermanos. Sus padres, Mustapha y Betty, huyeron de la conflictividad y las penurias de Benin City, en Nigeria, en busca de un futuro mejor en Europa. Tras probar suerte sin éxito en Bruselas llegaron a Madrid a finales de los 90 y finalmente se afincaron en Azuqueca de Henares (Guadalajara). El estirón de Usman, que antes de cumplir los 14 ya rondaba los dos metros, le llevó rápidamente al baloncesto, donde ha devorado etapas despuntando casi siempre entre chavales de mayor edad.

“Desde niño ha destacado por sus capacidades atléticas, pero también por su inteligencia en la pista. Ahora su evolución pasa por trabajar el tiro de media y larga distancia y mejorar el porcentaje de tiros libre”, explica Gabriel Álvaro, el entrenador que recibió a Usman en el equipo infantil del Madrid allá por 2013, con 11 años. “Usman está viviendo con Felipe un caso parecido al que vivió Luka [Doncic] con el Chapu [Nocioni]. Felipe lo que transmite a todos los jovenes es la paciencia y los mejores consejos para guiarles y Usman tiene una gran capacidad para escuchar. Estamos viendo el relevo en directo”, remata Álvaro.

“Ha tenido una progresión perfecta”, refrenda José Luis Pichel, técnico de formación en la cantera madridista en los años en los que Alberto Angulo lideró la reestructuración de la fábrica de promesas. “En la NCAA, en esta etapa, el 90% de los chavales no van a ser ni siquiera profesionales y Usman ya está llevando muchas veces el peso de un equipo que está en la pelea por ser campeón de Europa y se enfrenta a jugadores de élite absoluta. El trabajo viene desde abajo y, después, Pablo Laso y su staff han tenido siempre la capacidad de mejorar a todos los jugadores que han pasado por sus manos”, prosigue Pichel, que pone en valor “una virtud extraordinaria” de Garuba: “Su impresionante motor. Tiene una capacidad única para enganchar esfuerzos consecutivos sin bajar la intensidad”, completa.

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“Mezcla la timidez y la humildad con unas dotes de liderazgo impropias de su edad, incluso entre mayores. Nunca le ha costado asumir responsabilidades ni enfrentarse a retos. Tiene una gran predisposición al trabajo, capacidad de sufrir y superarse. Eso le lleva a hacer fácil lo difícil”, destaca Javier Zamora, extécnico de Estudiantes y entrenador de Garuba en selecciones autonómicas y también en la selección española sub-16 que logró el oro en el Europeo de 2016 —en el que Usman fue elegido mvp de la final al lograr un triple-doble con 15 puntos, 11 rebotes y 10 tapones—; el verano siguiente, el equipo de Aldama y Garuba fue plata en la misma categoría; y, en 2019, Garuba se colgó otro oro en el sub-18 de Grecia. “El Madrid ha apostado por él y le ha dado un espacio muy importante que ha sabido aprovechar para desarrollarse. Tiene un entorno familiar y una educación deportiva excelente”, suma Zamora.

En Valdebebas se repasan con frecuencia los paralelismos de este Usman con aquel primer Felipe. Su pasión, motivación y ganas. También su falta de medida, que le lleva en ocasiones a pasarse de revoluciones y cometer errores. Pero no contempla nunca el ahorro de esfuerzos. “Le estamos usando de más, en el sentido de que le están llegando demasiadas responsabilidades antes de tiempo”, reconoce Laso, entre la confianza y la exigencia constante, con varios rapapolvos en los tiempos muertos. “Su techo está mucho más arriba y Laso sabe que puede y debe apretarle. Usman responde muy bien, no se viene abajo nunca”, retoma Álvaro proyectando el futuro. “Pensar ahora en la NBA parece prematuro. Pero, dentro de dos o tres años, tendrá la madurez necesaria para afrontar otro salto”, apunta. Igual que Laso, también le aprieta el capitán. Pero el brazo del mentor Felipe sobre los hombros de Garuba es una imagen habitual en este Madrid, para reconducir frustraciones, dar consejos y pulir acciones. Eslabones de la misma cadena. Un relevo en directo.


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