Tras el Odéon, el movimiento de ocupación de teatros se extiende por toda Francia


El Odéon seguirá ocupado. Y ya no está solo. Una semana después de que un grupo de artistas y otros trabajadores del gremio se instalara en el emblemático teatro de París, centro neurálgico de la revolución de mayo de 1968, el movimiento de ocupación de salas de espectáculo para reclamar más ayudas al sector por la pandemia se extiende por toda Francia. Ya son al menos siete las salas okupadas y los sindicatos han llamado este jueves a continuar y extender la protesta a otros teatros del país, tras rechazar por insuficientes las ayudas extras propuestas en una reunión con el Gobierno galo. También le reprochan que se niegue a fijar una fecha de reapertura de un sector totalmente paralizado desde hace más de cuatro meses.

“El movimiento de teatros continúa, llamamos a extenderlo”, dijo el secretario general de la sección espectáculos del sindicato CGT, Denis Gravouil, desde el Odéon tras participar en el encuentro telemático con el primer ministro galo, Jean Castex, y la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, quien el pasado sábado visitó el Odéon para intentar, infructuosamente, desactivar una protesta que desde entonces se ha extendido a salas y teatros de Estrasburgo, Nantes, Pau, Chateauroux o Saint Etienne. Tan solo unas horas después de que Bachelot calificara, durante una alocución en la Asamblea Nacional, de “inútil y peligrosa” la ocupación de teatros, unas 200 personas se instalaron también este jueves en el Théâtre de la Cité de Toulouse.

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En la cita con los sindicatos, el Gobierno anunció que movilizará 20 millones de euros suplementarios —ya había previsto 30 millones en el presupuesto de este año—para, entre otros, apoyar a los equipos artísticos “más frágiles” como compañías de danza y teatro o grupos musicales. También servirán para facilitar la reapertura —aún sin fecha— de las salas y para “acompañar” a los jóvenes recién diplomados del mundo del espectáculo en directo que “llegan a un mercado de trabajo devastado”.

El Ejecutivo aumentará además hasta los 17 millones de euros el presupuesto dedicado este 2021 al “fondo de urgencia” destinado a los artistas y técnicos del espectáculo intermitentes —que no trabajan de forma continuada durante todo el año y que pueden cobrar el paro siempre y cuando coticen un mínimo anual— que no hayan podido beneficiarse del dispositivo de año blanco previsto por el Gobierno por la pandemia hasta agosto próximo.

Meras “migajas”, rechazó Gravouil. El representante sindical recordó que el sector reclama no solo la retirada de la reforma del desempleo que entrará en vigor este verano y que afirma que le perjudicará especialmente, sino que se prolongue el año blanco a los trabajadores intermitentes y que además todos ellos puedan beneficiarse de esta medida. Actualmente, según los artistas y técnicos encerrados desde hace una semana en el teatro Odéon, en el corazón del Barrio Latino de París, seis de cada diez personas del sector en paro por el coronavirus no reciben indemnización alguna.

Como la productora Magali Moreau. “Llevo prácticamente un año sin trabajar y estoy en una situación muy precaria”, explicó esta productora de espectáculos en directo que se decía este jueves dispuesta a continuar el encierro lo que haga falta. “Todos estamos decididos a aguantar”, aseveró también Pierre, un técnico de espectáculos de 62 años que no quiso dar su apellido y que fue uno de los primeros en ocupar el teatro aledaño al Senado y los jardines de Luxemburgo. “Los primeros días dormimos en el suelo. Me vine sin nada”, cuenta mientras entrega a través de la reja que rodea el teatro una bolsa con ropa sucia a su esposa, quien desde la calle le entrega otra con mudas limpias.

Los teatros, cines y museos permanecen cerrados en Francia desde que el presidente, Emmanuel Macron, ordenara un segundo confinamiento a finales de octubre. Ninguna de las fechas manejadas desde entonces para una progresiva reapertura —inicialmente el 15 de diciembre, luego el 20 de enero— ha sido cumplida y el sector cultural, una de las principales fuentes de orgullo de Francia, siente que el Gobierno ha decidido “sacrificar la cultura” por la pandemia, como reza una de las pancartas colocadas la semana pasada en la fachada del teatro Odéon.

Desde entonces, el medio centenar de trabajadores del espectáculo encerrados en el edificio que durante Mayo del 68 permaneció también ocupado durante un mes y se convirtió en una tribuna libre para todo el que quisiera tomar la palabra durante la protesta estudiantil, han celebrado cada día conciertos y actividades culturales. Pero sobre todo, ha sido sede de asambleas que han reunido a decenas y hasta centenares de personas dentro y fuera de las puertas de este edificio inaugurado en 1782 por María Antonieta como un “templo nuevo que la munificencia real ha erigido a mayor gloria del arte dramático”.

En vísperas de la reunión con el Gobierno, los okupas del Odéon lanzaron ya un llamamiento en las redes sociales para activar a toda la población en una lucha, sostienen que “va más allá de las reivindicaciones del mundo de la cultura. Exigimos trabajo y protección social para todos”, reclamaron en un vídeo en el que instaron a “ocupar todos los lugares para reapropiarnos de nuestro futuro”.


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