Joan Miró, un faro de modernidad en la República

by

in

Dos personas miran la obra "Sin Título" un gran dibujo realizado por Joan Miró en 1933, al lado de un 'collage' de 1934 y, al fondo, el mapa con las cinco exposiciones que el pintor celebró con ADLAN en Barcelona, en la exposición que se puede ver en la Fundación Miró hasta julio.
Dos personas miran la obra “Sin Título” un gran dibujo realizado por Joan Miró en 1933, al lado de un ‘collage’ de 1934 y, al fondo, el mapa con las cinco exposiciones que el pintor celebró con ADLAN en Barcelona, en la exposición que se puede ver en la Fundación Miró hasta julio.Enric Fontcuberta / EFE

La biografía de Joan Miró asegura que durante 50 años no expuso en Barcelona. Que desde su primera muestra individual de 1918, celebrada en la galería Dalmau, y la gran retrospectiva de 1968 en el Antiguo Hospital de la Santa Cruz Miró, no pudo verse su obra en esta ciudad. Y podría ser, porque las críticas que recibió Miró en su primera muestra fueron tan feroces que no le debieron de quedar ganas de repetir. Pero no fue así. Entre 1931 y 1935 Miró, en un momento crucial de su trayectoria, cuando el arte oficial le seguía dando la espalda, expuso en la Barcelona republicana sus últimas creaciones en cinco ocasiones, antes que en ningún otro lugar. Fue en muestras celebradas en su propia casa, en la del arquitecto y gran amigo Josep Lluís Sert y en las galerías Syra y Catalonía en las que un grupo de personas pudieron ver en primicia las nuevas pinturas y esculturas del artista, días antes de que viajaran a Nueva York, París o Zúrich para ser expuestas y vendidas.

Este grupo, formado por un centenar de personas —arquitectos, artistas, fotógrafos, poetas, críticos de arte, galeristas, músicos, pero también comerciantes y burgueses ilustrados—, era el autollamado Amigos del Arte Nuevo (ADLAN) que vieron en Joan Miró un faro a seguir en sus deseos de aperturismo y de modernidad frente al llamado “arte antiguo”. Por su parte, Miró encontró en ADLAN un campo de prueba de su investigación más experimental y un preestreno antes de las presentaciones para el gran público. Esta relación y sus implicaciones centran la exposición Miró-ADLAN. Un archivo de la modernidad que puede verse en la Fundación Joan Miró de Barcelona hasta el 4 de julio.

Comisariada por Muriel Gómez, Jordana Mendelson y Joan M. Minguet, la muestra, que cuenta con la colaboración de la Fundación Banco Sabadell, pone el énfasis en toda la documentación generada por el grupo a lo largo de su breve, pero intensa vida. Una documentación que recopiló de forma concienzuda la secretaria del grupo, Adelita Lobo, y que quedó depositada en el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña: álbumes, fotografías, documentación administrativa, y ephemera, los folletos de la época que también guardó Lobo y que se han convertido en vitales para el estudio de este grupo. Los comisarios, que también han buceado en los archivos de la Fundación Joan Miró que guarda la abundante documentación que el pintor conservó toda su vida, han reunido una selección de obras de las cinco exposiciones que Miró presentó en Barcelona.

En menos de cuatro años, entre noviembre de 1932 y junio de 1936, ADLAN, con cabezas visibles, además de Miró y Sert, como la del galerísta Joan Prats, el crítico Sebastià Gash, el escritor J. V. Foix y el periodista Carles Sindreu, realizó más de medio centenar de actividades: exposiciones como las dedicadas a Man Ray, Alexander Calder, Edgar Varèse, Remedios Varo, Paul Éluard, Ángel Ferrant, Salvador Dalí y Hans Arp; recitales de poemas como los de García Lorca. También audiciones musicales, proyecciones cinematográficas (se pudo ver en junio de 1934 la iconoclasta La Edad de Oro, de Dalí y Buñuel); conferencias, jornadas de circo y un largo etcétera. También una exposición monográfica en 1936 de la obra de Picasso en España, que se vio en Barcelona, Bilbao y Madrid y una auténtica joya: el número extraordinario de Navidad de 1934 de la revista D’ací. D’allà sobre el arte del siglo XX, verdadera compilación de las vanguardias del momento para la que Miró hizo la portada. Todos estos actos, pese a ser privados, tal y como destacan los comisarios, tuvieron una amplia difusión en la prensa.

Miró participaba de forma activa en la vida social de ADLAN. Su nombre aparece en las listas de asistentes que Adelita Lobo realizaba de forma concienzuda para el álbum que creó. En la única foto del público a un acto de ADLAN que se conserva, una sesión de danzas comparadas entre un cuadro flamenco y la actuación de Joan Marginyà, que se celebró el 24 de marzo de 1933, se ve al pintor en tercera fila sentado junto a su mujer Pilar Juncosa. Miró fue el único socio de honor de ADLAN.

Una de las últimas actividades de ADLAN fue el manifiesto y exposición sobre el arte Logicofobista en junio de 1936, donde el grupo se configura como uno de los núcleos del surrealismo en el estado. También la idea, por la amistad entre Miró y el músico Varèse, de organizar una Olimpiada Internacional de Artistas Creadores en Barcelona. Pero la Guerra Civil que acabo con muchas cosas, también lo hizo con este grupo y todas sus iniciativas y al estallar la guerra se disuelve.

ADLAN tuvo unos grandes vínculos con otro grupo mítico, el Grupo de Arquitectos y Técnicos para el progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATPAC) en su anhelo por romper con la tradición (modernista y novecentista) y llevar la arquitectura a la modernidad en toda España. Los dos compartieron objetivos, miembros fundadores y sede en el paseo de Gràcia 99 de Barcelona. Fue un arquitecto, Sixte Illescas, el que rescató toda esta documentación en los últimos días de la Guerra Civil de los locales del GATPAC y lo conservó en su despacho profesional hasta que lo donó al Colegio de Arquitectos de Cataluña en 2008.


Source link