La ministra Margarita Robles ha nombrado al exjefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire Miguel Ángel Villarroya, consejero de Defensa en la Misión Observadora Permanente ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y Asesor para Asuntos de Seguridad Hemisférica, según publica este martes el boletín oficial del ministerio (BOD).
Se trata de uno de los puestos mejor retribuidos de las Fuerzas Armadas, ya que tiene los complementos propios de un puesto con residencia en Washington (Estados Unidos), unos 12.000 euros mensuales en total; y también de los más superfluos, ya que España no pertenece a la OEA, solo es observadora, y esta organización carece de atribuciones militares. El general Villarroya ya ha pasado a la reserva y se incorporará a su nuevo destino el 26 de abril.
El anterior jefe de la cúpula militar presentó la dimisión el pasado 23 de enero, tras conocerse que se había vacunado de la covid antes de lo que le correspondía, aunque él siempre defendió que había actuado correctamente. El miércoles pasado, la propia Robles explicó en la Comisión de Defensa del Congreso que el 12 de enero el todavía Jemad dictó una instrucción en la que disponía la vacunación voluntaria de 370 personas (civiles y militares) del Estado Mayor de la Defensa (Emad), empezando por él mismo e incluyendo a cinco miembros de su gabinete o su asesor jurídico.
Robles subrayó que lo hizo asumiendo “unas competencias que no tenía”, siguiendo dudosos criterios sanitarios y sin informar a la subsecretaria de Defensa, Amparo Valcarce, responsable de la estrategia de vacunación en las Fuerzas Armadas, ni a ella misma, que se enteró por la prensa, según afirmó.
La ministra aseguró que la instrucción del general Villarroya suponía una “interpretación incorrecta” de la estrategia de vacunación, pues se basaba en criterios “en absoluto previstos y en algunos casos contrarios a los criterios de Sanidad”, pero descartó “que respondiera a una voluntad de adelantarse a los turnos de vacuna”. Tras asegurar que el general Villarroya cometió “un error patente y evidente”, agregó que su dimisión fue “un acto que le honra” y que, una vez asumida su responsabilidad, no podía “olvidar su intachable hoja de servicios” de más de 40 años en las Fuerzas Armadas.
El Ministerio de Defensa ha recortado drásticamente sus agregadurías en el extranjero, por razones de ahorro, y ha eliminado por ejemplo la de Caracas, que servía como observatorio para conocer la evolución de las Fuerzas Armadas venezolanas y jugó un papel decisivo en la repatriación de la colonia española cuando estalló la pandemia. Sin embargo, ha mantenido el puesto ante la OEA, a pesar de que la agregaduría militar española en Washington es la más numerosa que hay en el mundo y podría atender también los asuntos de la organización hemisférica.
No es la primera vez que un destino en el extranjero se utiliza para premiar a un general que sale de la cúpula de Defensa por decisión política. El entonces ministro del PP Federico Trillo destinó al teniente general del Ejército del Aire José Antonio Beltrán, responsable militar de la repatriación de los cadáveres mal identificados de las víctimas del Yak-42, al Centro para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas, con sede en Ginebra (Suiza), cuando estalló el escándalo.
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