Al Juarismi, el sabio que dio nombre al algoritmo

Retrato de Al-Juarismi.
Retrato de Al-Juarismi.Sovfoto/UIG/Getty Images

Un poco antes de las vacaciones de Navidad, tuvo lugar en los jardines de la Plaza de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid la inauguración de un busto dedicado al sabio árabe Mohammad ibn Musa Al Juarismi. La estatua fue donada por el Gobierno de Uzbekistán, culminando más de seis años de arduas gestiones entre varios organismos, entre los cuales han jugado un papel destacado la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense y la Real Liga Naval Española. El personaje puede resultar desconocido para el gran público, pero su nombre dio origen a una de las palabras más usadas en el ámbito de la tecnología: el algoritmo.

Al Juarismi vivió entre los siglos VIII y IX y fue miembro de la Casa de la Sabiduría que Al Mamun, el séptimo de los califas abasíes, había fundado en Bagdad hacia el año 813. Esta institución, a imitación de la antigua biblioteca-museo de Alejandría, pretendía recoger todo el saber de los científicos griegos, persas e hindúes, pueblos que en gran parte habían sido conquistados por el Islam. Allí, entre muchas otras, se tradujeron al árabe las obras de Ptolomeo, Euclides, Menelao, Galeno e Hipócrates. También se tradujeron el álgebra y la astronomía hindúes. Gracias a labor, muchas de estas obras no se perdieron en la noche de los tiempos y llegaron a Occidente siglos más tarde, en parte a través de España y su Escuela de Traductores de Toledo.

Al Juarismi fue geógrafo, astrónomo y matemático. En geografía, nos dejó un mapamundi que actualizaba los mapas de Ptolomeo. En astronomía, confeccionó unas tablas astronómicas con la situación de los cinco planetas entonces conocidos, el Sol y la Luna, que pervivieron hasta el siglo XIII, siendo la base de las llamadas tablas alfonsinas, creadas bajo el reinado de Alfonso X El Sabio.

Pero sus aportaciones más conocidas lo fueron a las matemáticas. Su libro Al jabr, dio nombre a la disciplina que hoy conocemos como álgebra y en él se explicaba el método que utilizamos actualmente para resolver ecuaciones de segundo grado. Y, gracias a su tratado sobre aritmética, el mundo occidental tuvo conocimiento del sistema hindú de numeración decimal posicional, de la importancia del cero ―una novedad con respecto a los sistemas de numeración anteriores― y de los procedimientos para sumar, restar, multiplicar y dividir números en el sistema decimal que hoy aprenden todos los niños en la escuela.

El embajador de Uzbekistán y el Rector de la Universidad Complutense, descubren el busto de Al Juarismi en diciembre de 2020.
El embajador de Uzbekistán y el Rector de la Universidad Complutense, descubren el busto de Al Juarismi en diciembre de 2020.

Al Juarismi tuvo tanto éxito en explicar este sistema, que muchas veces se habla de los números árabes cuando, en realidad, su origen está en la India. Y fue tan didáctico en exponer el método para operar con los números decimales, que esas operaciones recibieron el nombre de algoritmo, palabra formada a partir de su nombre. También la palabra guarismo es un derivado del mismo.

Con el tiempo, cualquier procedimiento rutinario y sistemático para resolver un problema recibió el nombre de algoritmo. Con la aparición en el siglo XX de los computadores y los lenguajes de programación, los algoritmos adquirieron el aspecto de largos textos escritos en una jerga solo apta para iniciados.

Actualmente, se habla también de “el algoritmo”, en singular, para referirnos a esa especie de Gran Hermano que vigila nuestros accesos a internet y nuestras redes sociales para ofrecernos una publicidad o unas noticias adaptadas a nuestras preferencias individuales. En realidad, ese supuesto algoritmo tiene más que ver con la inteligencia artificial y con el procesamiento de inmensas cantidades de datos que con la acepción original de la palabra. En todo caso, estos procedimientos serían un tipo distinto de algoritmos.

Es justo, pues, honrar la memoria de este sabio que tanto ha hecho por nuestro progreso, aunque probablemente muchos lo desconozcan. Al Juarismi bien merece un paseo por la Ciudad Universitaria madrileña para acercarnos a este hermoso monumento erigido en su memoria.

Ricardo Peña es Catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Complutense de Madrid.

Crónicas del Intangible es un espacio de divulgación sobre las ciencias de la computación, coordinado por la sociedad académica SISTEDES (Sociedad de Ingeniería de Software y de Tecnologías de Desarrollo de Software). El intangible es la parte no material de los sistemas informáticos (es decir, el software), y aquí se relatan su historia y su devenir. Los autores son profesores de las universidades españolas, coordinados por Ricardo Peña Marí (catedrático de la Universidad Complutense de Madrid) y Macario Polo Usaola (profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha).

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