Los titubeos en los criterios para la aplicación de la vacuna de AstraZeneca, con dos cambios en 24 horas en las edades en las que se permite su uso (ahora es para personas de entre 60 y 69 años; el miércoles, para los de 60 a 65), pasan factura a la confianza de los ciudadanos. El viceconsejero de Salud Pública madrileño, Antonio Zapatero, afirmó este viernes que el jueves solo un tercio de los convocados había acudido a la cita para inyectarse, mientras que la semana anterior las renuncias no superaban el 3%.
En mayor o menor medida, este efecto empieza a extenderse también en otras autonomías aunque, en apenas 24 horas, su alcance está sin concretar en la mayoría de ellas. De momento, el impacto en las cifras de la campaña de vacunación es pequeño. Los datos del informe de este viernes, referentes al jueves, cuando se decidió el último cambio de criterio, indican que se pusieron 420.296 dosis. Es la segunda mejor cifra de la campaña, solo detrás de las 453.682 del miércoles. Madrid pasó de 47.919 inyecciones a 40.622. No está clara la causa del descenso, ya que la serie es bastante irregular, pero la bajada general fue del 7%, la mitad que en Madrid.
Un grupo importante apenas ha notado un cambio de actitud en la ciudadanía. Así, la portavoz de la Consejería de Canarias califica de anecdóticos los posibles casos de rechazo, en línea con sus colegas de Aragón, Baleares, Melilla y Galicia. La de Castilla y León, la comunidad que abrió la última crisis de confianza al suspender la vacunación antes de que la Unión Europea se pronunciara, es tajante: “Rotundamente” no han notado nada. Ceuta y el País Vasco no han citado a nadie para ponérsela.
Sí admiten cierto efecto Murcia —no ha notado “un especial rechazo, pero sí algunos casos”— y Cataluña —”ha bajado un poco el ritmo de citas”—. Igual que Andalucía, aunque fuentes del Servicio Andaluz de Salud dicen que tienen la sensación de que las negativas van por provincias —casi ninguna en Jaén, casi la mitad en Cádiz—, pero que les faltan datos. La Rioja afirma que el rechazo es, “en general, residual, de en torno al 3% del total”, pero de hasta el 20% en el grupo de entre 60 y 65 años, justo los que debían recibir el fármaco de AstraZeneca. También en Valencia hay diferencia entre el conjunto de la población —apenas hay rechazo— y los docentes —grupo diana de la vacuna cuestionada—, un 8% de los cuales ha faltado a la cita para inmunizarse. También Castilla-La Mancha comunicó este viernes una caída del 15,5% en las citas de personas que iban a recibir el medicamento de AstraZeneca.
Extremadura ha medido la negativa de la población a ponerse vacunas contra la covid. Hasta el jueves la habían recibido 199.428 personas y la habían rechazado 1.262 (el 0,6%): 922 al fármaco de Pfizer (del que han llegado más dosis y, por tanto, más se han puesto), 303 al de AstraZeneca y 37 al de Moderna. En Navarra, existe desde el principio un rechazo de entre el 3% y el 4% de los citados a vacunarse. Ninguna de estas dos comunidades tiene el detalle de lo ocurrido en las últimas 48 horas.
Ante esta situación, los especialistas coinciden. Inmaculada Cuesta, del grupo de vacunas del Consejo General de Enfermería, dice que “lo que hay es más incertidumbre que miedo, mucha desorientación y desinformación”. “Hay quien considera que la vacuna de AstraZeneca es la mala, cuando lo malo es no ponérsela”, añade. Esa idea, la de que hay vacunas buenas y malas, también es rechazada por Carmen Cervera, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología, quien no duda de que hay un impacto en la confianza de la población por tantas decisiones controvertidas. “Hay que insistir en lo importante, que es que en menos de un año tenemos cuatro vacunas que, desde la primera dosis, evitan las muertes por covid, que era el objetivo”, afirma.
Esta incertidumbre se nota en el aumento de consultas a los profesionales, dice el presidente del Colegio de Médicos de Baleares, José Manuel Valverde. “Entiendo el ser absolutamente prudente, pero es caótico. La mejor vacuna es la que te pongan, ningún fármaco es inocuo. Hay que valorar el balance entre riesgo y beneficio”, subraya.
“No hay problema”
Pese a los rechazos, la mayoría de personas sí acude a vacunarse. Como Paloma Martínez, de 61 años, quien el jueves estaba puntual para su cita en el Wanda Metropolitano de Madrid. Estaba convencida de que le iban a poner la vacuna de AstraZeneca, pero se sentía tranquila. “He hablado con mi médica porque me han dado varios microictus, pero me ha dicho que no hay problema”, contaba. Martínez ha leído a conciencia sobre la vacuna en las últimas semanas. “He optado por informarme y no guiarme por cualquier noticia que me llegaba. Estoy segura de que todo va a ir bien”, afirmaba. “¡Por fin podré abrazar a mis hijos y a mis nietos!”.
En Sevilla, Mari Carmen Rodríguez, de 62 años, también recibió el jueves la primera dosis de AstraZeneca. La víspera estuvo atenta a las noticias sobre la posible suspensión de la vacunación, pero acudió a ponerse la inyección “muy confiada”. “Le he cogido tanto miedo al coronavirus que poder liberarme de ese peso es mejor que otros posibles efectos de la vacuna”, contaba.
Estas dos mujeres, por tener más de 60 años, podrán recibir la segunda dosis de AstraZeneca sin problema. No es el caso de José Alfonso García, de 58 años. Él recibió la primera inyección de AstraZeneca el 26 de marzo por tener una gran dependencia. Aunque no sabe leer, sigue día a día los avatares de la vacunación por la radio y la televisión. “Yo quería otra, dicen que esta es la de los trombos”, cuenta, pero no duda de que se pondrá la siguiente dosis de la que le toque. “Con la primera no he notado nada”, añade.
Unai Gutiérrez, un profesor de violín de 47 años del conservatorio de Segovia, recibió la primera dosis de AstraZeneca a mediados de marzo, y espera con calma a que se aclare qué va a pasar con la segunda. “No me toca hasta junio, así que para entonces confío en que ya estará todo más definido”, afirma, en referencia a que el plazo ente ambas inyecciones es tan largo (12 semanas) que cree que no necesita estar preocupándose. “Intento informarme en fuentes de confianza, escuchar a gente con conocimientos científicos, y todo lo que han dicho los virólogos y los médicos es que el riesgo de la covid es mucho mayor que el de los trombos”, afirma con aplomo.
Con información de D. Estébanez, G. Vega, J. Mouzo, M. Ormazabal, M. Fabra, J. Navarro, C. Saldaña, M. Pinedo, E. Saiz, B. Ferrero, L. Bohórquez y C. Huete.
“Hay que seguir a la Agencia Europea”
Carmen Cervera, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología, cree, visto con perspectiva, que gran parte de la culpa por la creciente desconfianza de los españoles hacia las vacunas para la covid, especialmente la de AstraZeneca, se debe a las contradicciones entre las decisiones tomadas en España y las recomendadas en la UE. “Hay que seguir a la Agencia Europea [del Medicamento]”, dice convencida. Cervera recuerda que el organismo regulador, desde el principio, recomendó usar el fármaco de la compañía anglosueca con toda la población, y fueron los países los que, después, implantaron restricciones. “Es lo que ha hecho el Reino Unido y ahí están, con 38 millones de dosis puestas [España lleva 10,2 millones] y días sin muertes por covid”, afirma.
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