“Fue lo mejor que a mí me ha pasado en la vida”. Las palabras de Jesús
Satrústegui, el goleador de aquella Real heroica de los 80, refleja el sentimiento de muchos guipuzcoanos que vivieron y disfrutaron de lo sucedido el 26 de abril de 1981, mañana hace 40 años. La Real emitió anoche un reportaje titulado ‘Gol de la Real’ en el que recoge en 54 minutos de emoción lo sucedido en aquella temporada gloriosa con testimonios de jugadores, todos ellos reunidos en Tabakalera para la ocasión, y aficionados.
“Yo lo definiría en un palabra. Ese gol de Gijón es la felicidad”. La frase de Idígoras también condensa el sentir de toda la afición, desde los 15.000 que estuvieron en El Molinón hasta los que se quedaron en Gipuzkoa y lo escucharon por la radio. El único integrante de aquella plantilla que no viajó fue Salva Iriarte, que se quedó por un problema familiar. Acudió a Atotxa a ver al Sanse, como tantas decenas de aficionados de la Real, y, al finalizar ese partido, a la altura del mercado de frutas, llegó el estallido con el gol de Zamora y el final del partido. Una señora tiró el transistor que emitía esas inmejorables noticias y le abrazó con pasión desmedida.
“Poder conseguir ese título para toda la provincia fue una explosión”, dice Arconada, el portero de aquel equipo que era un grupo de amigos. “Es el segundo más importante en la historia de la Real porque todo el mundo sabe dónde estaba cuando marcó Zamora”, relata Uralde.
El titular del reportaje alude a la manera que tuvo Josean
Alkota de cantar aquel gol que lo cambió todo, con la voz de Pato
Reizabal por detrás repitiendo el nombre del héroe realizador. El narrador lo veía negro sólo unos segundos antes: “Creemos que está todo perdido, con la consiguiente decepción por parte de esos cerca de 15.000 espectadores que han acudido a Gijón, ha sido una auténtica pena…”. Luego, la felicidad en estado puro.
Gipuzkoa se inundó de gloria y los grupos de aficionados que viajaron a Gijón, de champán. Celia, la viuda de Ormaetxea, invitó a todos los de su autobús a una Copa en un parón de la vuelta. 1.500 pesetas se gastó en una botella Xabier
Almandoz, un hincha
Imposible no emocionarse.
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