El nombre de Jesús Mari Zamora (Errenteria, 1955) quedó grabado para siempre con letras de oro en la historia de la Real tras su gol al Sporting de Gijón en El Molinón del que mañana se cumplen 40 años. Aquel tanto no sólo dio la primera Liga a la Real. Fue mucho más. Fue prestigio, fue reivindicación, fue orgullo y fue sobre todo una enorme alegría para toda Gipuzkoa en tiempos negros, de división y enfrentamiento. Nunca habrá otro gol igual.
40 años ya de aquella mágica tarde…
Mala señal porque somos más mayores.
Se suele decir que con el tiempo se valora más lo logrado ¿Ha pasado lo mismo con aquella primera Liga?
Cuando consigues la primera Liga la felicidad es mayor. Creo que con el paso del tiempo el recordar aquello sigue siendo algo bonito, sobre todo para la gente que lo vivió, y para mí lo más importante de aquello sigue siendo lo feliz que hizo a la gente.
Hay quien opina que la felicidad de aquella primera Liga es comparable al nacimiento del primer hijo…
Son cosas muy distintas. En lo deportivo, sin duda, fue lo más. Lo más importante, lo más trascendente. Y el nacimiento de un hijo también es lo más.
¿Con qué se queda de aquel título?
Me quedo quizás con dos cosas. Una primera que es que entras en la historia como uno de los clubs que ha ganado un título de Liga, que son muy pocos y da un prestigio importantísimo. Yo siempre he dicho que hay un antes y un después en la Real Sociedad después del título. Y una segunda que es la felicidad de quienes componíamos y componemos la Real Sociedad porque fue una de las alegrías más grandes de nuestras vidas. Uno en su vida trata de ser lo más feliz posible y en ese momento fue así.
Después de perder una Liga que la teníamos en la mano y que tampoco nos dejaron ganar, abstraerse de eso y empezar una nueva Liga es complicado
Aquella temporada comenzó con la amargura de la Liga que se había escapado en Sevilla ¿Fue difícil arrancar?
No fue fácil. Después de perder una Liga que la teníamos en la mano y que tampoco nos dejaron ganar, abstraerse de eso y empezar una nueva Liga es complicado. Aquello no lo llamaría un fracaso. Sencillamente no salió o no pudimos o no nos dejaron. Aquello nos hizo más fuertes y lo que vino después lo afrontamos con aquella fortaleza. Creo que dos de los méritos de aquel equipo fueron sobreponerse a la pérdida de una Liga que era clara para nosotros, muy clara, y conseguir no ya ganar una Liga después, sino dos. Porque una me parece increíble y dos, un milagro. Y te pongo un ejemplo muy claro: el Sporting de Gijón. Dos años antes estuvo en la misma situación que nosotros y después ya no tuvo ninguna ocasión más. Nosotros conseguimos sobreponernos y competir otra vez contra los grandes pese a que estos se habían reforzado.
¿El sentimiento en el vestuario era de ir a por el título o habían perdido cualquier esperanza?
En el vestuario había cierta frustración. No se puede negar. Fue una frustración muy dura porque podíamos pensar que habíamos tenido en la mano algo impensable años atrás. Cada uno tiene sus fortalezas, sus debilidades y tenías que pensar cómo trasladabas eso al grupo para que siguiésemos siendo fuertes como grupo. Eso es lo difícil y nosotros lo conseguimos. Igual no conscientemente porque entonces no había psicólogos, pero nosotros teníamos una mentalidad muy fuerte. Veníamos de una educación en el trabajo, en el sacrificio. Además tuvimos dos o tres años de convivencia con los veteranos de Puertollano y aprendimos muchas cosas que nos hicieron ser más fuertes. Aquella temporada, además, comenzó bien y poco a poco nos fuimos convenciendo de que teníamos otra oportunidad y de que teníamos que aprovecharla.
Hagamos una especie de ‘Inside’ ¿Cómo recuerda aquel 26 de abril de 1981?
Recuerdo que estábamos en Oviedo para estar más tranquilos. Se acercó gente, pero muy poca. Hicimos lo que hacíamos siempre: dar una vuelta alrededor del hotel, comer y al partido. Estábamos nerviosos pero conscientes de que nos valía un empate y de que el Sporting no nos iba a regalar nada porque las primas a terceros abundaban mucho. Sí te puedo decir que el convencimiento que teníamos era que esta vez sí lo íbamos a sacar. Incluso en el partido, cuando las cosas se torcieron, también.
No jugué lesionado pero sí un poco tocado. Había tenido un pequeño tirón, una pequeña molestia contra el Espanyol y aquella semana, hasta el sábado que salimos de viaje, no entrené salvo un poco el último día para ver cómo estaba
¿Hubo charla de Alberto Ormaetxea antes del partido?
Sí la hubo, pero fue una charla más de cómo plantear el partido. No recuerdo las palabras textuales pero sí que hablamos de lo que nos estábamos jugando, de que podíamos y lo íbamos a sacar y de que aunque las cosas se pusieran mal, nosotros tendríamos que seguir y seguir hasta llegar a conseguirlo, que era lo que habíamos hecho toda la temporada.
¿Es verdad que jugó lesionado?
(Risas) ¡Ay, lesionado….! No jugué lesionado pero sí un poco tocado. Había tenido un pequeño tirón, una pequeña molestia contra el Espanyol y aquella semana, hasta el sábado que salimos de viaje, no entrené salvo un poco el último día para ver cómo estaba. Pero había pasado por esas situaciones y estos partidos hay que jugarlos salvo que estés impedido totalmente. Así que jugué el partido, con un campo además que no me venía nada bien porque llovía mucho, y no me pasó nada.
Tocado, cansado, pero lúcido como para marcar aquel gol ¿Cómo lo recuerda?
Viendo después el reportaje en televisión te das cuenta de dónde viene todo porque esa jugada indica muy bien el convencimiento que teníamos de que lo podíamos sacar. Salvo Luis y Kortabarria, todos los demás estábamos en el campo del Sporting, que estaba metido en su área y algunos debajo de los palos. Fue una jugada en la que Olaizola pasó a Periko, curioso que los dos estaban cambiados de posición. Periko centra, salta Satrus con un defensa, el portero sale, despeja y le cae a Bixio, que dispara. El balón me llega a mí y yo siempre he dicho que en el área ya sabía dónde estaba la portería, ya estaba situado para que me llegara el balón y disparar y así hice. Tuvimos la pequeña fortuna, que quizás no habíamos tenido el año anterior, de que el disparo iba a puerta, pero estaba un jugador debajo de la portería y si igual no le hubiera pegado el portero, el defensa habría sacado aquel balón. El gol es un poco así pero esa Liga teníamos que ganarla. Quizás no fue el año que nos correspondía pero…
Tenía claro lo que iba a hacer y eso te da muchas posibilidades de hacer gol
Cuando le cae el balón ¿tiene esa sensación de que va a marcar?
Es difícil decirlo porque no es una jugada elaborada en la que te llega el balón y tiras. Es una jugada que viene de y ese pensamiento no es tan fácil tenerlo. No te puedo decir si tenía esa sensación pero sí tenía claro lo que iba a hacer y eso te da muchas posibilidades de hacer gol.
Marca y se va directo hacia la valla del fondo para agarrarse a ella. ¿Había alguien conocido?
No. Nosotros éramos muy modestos en las celebraciones y yo también. Metías un gol, corrías un poco, te abrazabas con el compañero y punto. Esa celebración me salió instintivamente. La afición de la Real estaba en el campo, ese era el lugar más cercano y fui ahí. Al final quedó una foto muy bonita, ¿no?
Es extraño pero no conserva ni el balón, ni las botas, ni la camiseta de aquel día…
La camiseta, sí. Afortunadamente la conseguí después de 36 años y por casualidad.
Y ¿quién la tenía?
Un conocido mío. Sé que el balón lo tiene uno de Pasajes y lo demás lo tendrá algún directivo.
¿La tiene guardada en un sitio especial o en algún cajón?
La tengo junto a otras cosas, pero no la tengo colocada en un sitio especial. Igual con el tiempo la pongo.
Como ha sucedido con esta Copa, aquella Liga no pudieron celebrarla con la afición al día siguiente…
Sí. En otros tiempos hubiéramos ido a casa directamente pero teníamos partido de Copa. Fuimos de Gijón a Madrid, nos alojamos en el Hotel Alcalá en el que nos alojábamos siempre y ahí tuvimos la cena. En el partido de Copa podíamos haber hecho algo más, pero estábamos con lo que estábamos y no estábamos en la Copa. Luego el jueves volvimos y aquello fue muy emocionante.
No se podrá vivir algo tan especial como aquello que vivimos nosotros. Tuvimos la doble fortuna de ganar una Liga y de vivir todo aquello. Fue perfecto
Pueblo a pueblo…
Aquello es algo inolvidable, irrepetible. Por las circunstancias, por el título, por cómo se produce todo y por cómo lo vivió no la afición, sino toda Gipuzkoa. Nos hicieron un pasillo desde el confín de Gipuzkoa hasta Donostia. Y a Eliseo (Murillo) y a mí, hasta Rentería.
Aquella Liga fue de las pocas alegrías para la provincia y, la Real, el único elemento vertebrador de una sociedad muy dividida…
Sí, sin duda. Por eso es inimaginable otra situación igual. En aquellas circunstancias fue algo súper especial para nosotros, para la afición. Algo tremendamente emotivo. No se podrá vivir algo tan especial como aquello que vivimos nosotros. Tuvimos la doble fortuna de ganar una Liga y de vivir todo aquello. Fue perfecto.
Llegó otra Liga, la Supercopa, la Copa del 87 y la reciente de Sevilla que ¿les libera a su generación de esa carga de ser siempre la referencia de los éxitos de la Real?
Seguramente. Ahora ya hay más participantes y ya era hora. Hubiera sido mejor que no hubieran pasado tantos años pero las cosas son como son. Sabemos quiénes somos, dónde estamos y lo podemos llevar pese a estar a las puertas de otro título como estuvimos con Raynald Denoueix. Ahora se ha producido y es una pequeña descarga positiva para nosotros.
Ganar otra Liga ¿palabras mayores?
Eso sí lo veo muy difícil. Nunca se puede decir que es imposible pero me parece cada vez más complicado. Suelo decir que lo nuestro fue un poco milagro y milagros como esos son difíciles de conseguir.
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