En esta temporada tan atípica en la que al público le toca ver el fútbol desde el televisor, el Real Madrid ha encontrado en el Di Stéfano su fortín inexpugnable ante los grandes. Lejos del ruido del Bernabéu donde “90 minuti son molto longos”, el estadio de Valdebebas se ha convertido en talismán para los de Zidane que siempre suman una victoria cuando allí se enfrentan ante alguno de sus iguales.
Todo empezó con el Inter de Milán (3-2) durante el mes de noviembre en la fase de grupos de la Champions y siguió con el primer derbi de la temporada que se llevaron por 2-0 ante el Atlético de Madrid. Entre medias, perdieron contra rivales de mucha menor enjundia como Cádiz (0-1), Shakhtar (2-3) o Alavés (1-2) para volver a recuperar esa condición ya en el mes de marzo cuando recibieron al Atalanta (3-1).
Pero sin duda, cuando más claro quedó que el Di Stéfano es ya un castillo para el Real Madrid fue en la semana en la que, en apenas cuatro días, primero Liverpool (3-1) y después Barcelona (2-1) claudicaron en el silencioso estadio merengue.
Y ahora, en el que será el último duelo ante un grande de Europa en el Di Stéfano, el Real Madrid quiere cerrar su etapa en este curso 2020/21 y empezar a ganarse un sitio en la final de Estambul donde, en campo neutral, deberá luchar por la decimocuarta.
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