Anunciaba Carlota Corredera antes del inicio del noveno episodio de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, titulado ‘Todo se derrumbó dentro de mí’, que el “capítulo de esta noche es, si cabe, más importante y desconcertante” que el del pasado miércoles. Según se han ido sucediendo los minutos, ha quedado claro que la gallega ni mentía ni exageraba. Rocío Carrasco retomaba la narración en el mismo punto que se quedó hace unos días, cuando narraba con lágrimas en los ojos la agresión que sufrió por parte de su hija, Rocío Flores, cuando esta era menor de edad.
Sin revivir lo narrado, la hija de ‘La más grande’ ha hecho grandes confesiones en los más de 90 minutos que ha durado su relato –sin contar el debate de los colaboradores de la noche-. Palabras con las que ha conseguido emocionar, una noche más, a todos aquellos que siguen fielmente el espacio de Telecinco, uno de los grandes éxitos, sino el que más, de este año. En esta hora y media, Rocío Carrasco se ha referido a un tiempo relativamente corto de su vida, a lo sucedido entre julio de 2012 y junio de 2014, pero lo cierto es que ha dejado grandes confesiones que ayudan a entender un poco más tanto a su historia como a ella misma. De todas ellas, la más importante tenía que ver con un gran misterio: el por qué no quiere tener relación con su hija Rocío Flores.
Si bien durante su entrevista explicó que no está preparada y que los profesionales que la tratan le han recomendado no hablar con su hija, esta noche de miércoles la hija de ‘La más grande’ ha desvelado el motivo real. Pero para escucharlo de sus labios han tenido que sucederse los minutos, pues ha sido una de las últimas confesiones de Rociíto en un capítulo que los colaboradores del espacio les ha parecido “más duro” que el previo.
“Muy a mi pesar no puedo mantener ningún tipo de relación con una persona que tiene a la otra persona al lado y que ha intentado meterme en la cárcel, no es que tu hijo te dé una paliza. ¡Qué ya es! ¡Que no es eso! Es que ha ido y me ha puesto una denuncia en conveniencia con su padre, ha premeditado y gestionado… La capacidad para trazar con su padre una línea a seguir. Por mucho que yo sufra…”, ha desvelado sin contener las lágrimas.
Sin embargo, esto no significa que todo esté terminado entre madre e hija, pues deja la puerta abierta a una reconciliación si se cumple una condición. “Se podrá recomponer, pero partiendo de la base de que esa persona no esté ni en la vida de ella ni en la mía”, ha dicho, refiriéndose a Antonio David Flores.
Y sí, han pasado muchas cosas y muchos años sin saber la una de la otra, sin hablarse ni tocarse, pero Rocío Carrasco lo tiene claro, quiere a su hija. “¿Cómo no la voy a querer? ¿Por qué voy a llevar yo 20 años sin decir ni hacer nada? ¿Por gusto? ¿Por qué me gusta sufrir? ¿Por qué me gusta malvivir? Lo he hecho por ellos. No lo he hecho por otra cosa”, ha añadido la empresaria, que una vez más ha querido romper una lanza en favor de su hija: “ella ha pasado a ser verdugo, pero antes ha sido víctima y todo el mundo se lo ha consentido”, ha continuado
Para terminar, con las lágrimas cayendo por su rostro, Rocío Carrasco ha lanzado un nuevo mensaje a su exmarido. “Tenía que haberse encargado de que su hija se hubiera apartado de todo esto, de que su hija fuera de otra manera, con otra visión de la vida. Tenía que haberse encargado de tantas cosas desde pequeña… De que tuviera a la figura de su madre intacta».
«A mí esa condena que ella tiene no me reconforta ningún beneficio, solo sufrimiento porque es una prueba de que hizo lo que hizo y de por qué lo hizo”. Y es que, como ha remarcado, al contrario que la actitud de Antonio David Flores, ella siempre procuró “que ellos crecieran con la figura de su padre intacta”.
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