Cuando hace diez años muchos aún no sabían la repercusión que podía llegar a tener YouTube, Jesús Segovia Pérez, más conocido como Xuso Jones (Murcia, 31 años), utilizaba esta plataforma para subir vídeos donde cantaba y tocaba la guitarra desde su habitación mientras sus padres y su hermano mayor vivían ajenos al entretenimiento del pequeño de la familia. Un día quedó con unos amigos para recoger comida en su coche en una conocida franquicia de hamburgueserías y la gracia de realizar el pedido cantando con la melodía de fondo de Beautiful Girls, de Sean Kingston, fue su mayor catapulta a la fama. Aquella noche, Jones dejó subiendo esa “divertida aventura entre amigos” a su canal de Internet y a la mañana siguiente se había convertido en el protagonista de uno de los vídeos virales del momento con cientos de miles de reproducciones, que hoy son más de diez millones. Él se acababa de despertar, pero no sabía que su verdadero sueño estaba a punto de comenzar. “Fue el pedido más rentable de mi vida”, recuerda con una sonrisa a EL PAÍS.
Un menú musical que le valió una campaña de publicidad de la misma franquicia y un contrato con una discográfica que le llevó a Los Ángeles, California, a grabar su primer álbum de estudio. Una década después Xuso Jones —apellido que adoptó del guitarrista de la banda británica McFly— echa la vista atrás y sigue recordando ese momento como una de “las mayores locuras” de su vida. “Yo, un chaval de Murcia que no sabía cómo iba todo esto”, dice y recuerda aún con emoción cuando asistió por primera vez a los Grammy Latinos, conoció a Enrique Iglesias o su trabajo mano a mano con la compositora de Rihanna. Ahora presenta Tequila, un nuevo tema musical que canta junto al grupo Bombai y que es el adelanto del que pronto será su tercer disco y en el que, como buen murciano, le ha puesto su buen chorrico de limón.
La nueva colaboración con el grupo valenciano surgió durante el confinamiento. “Somos amigos, les propuse hacer un tema juntos y salió todo rodado”, cuenta Jones ilusionado. La pandemia a él le ha dado para mucho: escribir, componer y, sobre todo, disfrutar de la gente. Como buen “nativo de Internet”, como se define, lo ha hecho a través de las redes sociales, su principal herramienta para llegar a todo el mundo. Aunque apenas acumula 290.000 seguidores en Instagram y una cifra similar en Tik Tok, Jones admite que es en esas plataformas donde más se divierte.
En ellas ya no muestra aquel chaval que de manera autodidacta cantaba y tocaba la guitarra en su habitación a lo Justin Bieber con gorro y flequillo. Ahora lo ve como un escaparate que ha permitido a sus admiradores conocer que el artista está reformando su casa de Murcia, que cada mañana le gusta dar un paseo por el mar Menor, que presume y promociona los productos locales y de la tierra y que tiene un toc con la limpieza y el orden. Confiesa ser un maniático y le apasiona dedicar tiempo a dejar impoluto cada rincón de su hogar. Y lo que empezó como un vídeo de consejos sobre cómo limpiar el horno o las juntas de las baldosas del baño acabó convirtiéndose en otro rentable negocio después de que algunos supermercados y marcas le hayan contratado para promocionar sus productos.
No es el único proyecto que ha logrado gracias a la pandemia. Durante los meses del confinamiento más estricto, Xuso comenzó a realizar cada noche de viernes una especie de consultorio con sus seguidores de Instagram llamado La noche golfa. “Lo hice para la gente y para mí mismo. Yo tenía dos opciones: o echarme a llorar todos los días o empezar a divertirme. Y descubrí que con lo que hacía yo me entretenía y, a la vez, alegraba a muchos”. Comenzó como algo rústico donde él se ponía frente a la cámara junto a una copa de vino con refresco de cola, pero gustó tanto que cada semana iba mejorando la puesta en escena, creó un merchandising y tiró de agenda para que algunos rostros conocidos como Florentino Fernández o Mónica Naranjo se conectaran para charlar unos minutos. Otro logro del que ahora vuelve a sacar provecho ya que la próxima semana va a grabar un programa piloto en un plató de televisión.
Aunque la suerte ha acompañado a Jones todos estos años en realidad confiesa que no ha dejado nada al azar: “Al final mi vida es el resultado de ideas locas a las que le doy forma, en las que trabajo y sé aprovecharme”. Se define ingenuo —“me la cuelan por todos lados”, dice—, pero también muy trabajador y concienzudo. El éxito le avala y la felicidad por hacer lo que más le gusta también. Ha sido telonero de Justin Bieber y Selena Gomez, quedó en segunda posición para representar a España en Eurovisión en 2016 (finalmente fue Barei) y ha participado en programas como MasterChef Celebrity o Tu Cara Me Suena, donde ha terminado de conquistar al público familiar por su naturalidad y desvergüenza. “Me iré a la tumba con grandes experiencias”, ríe.
Asegura que se atreve con todo y que un artista tiene que saber desenvolverse en varios ámbitos, por eso no teme mezclar su carrera musical con el entretenimiento. “No me gusta encasillarme”, reconoce quien también ha publicado tres novelas. No teme a los haters, que los tiene, y ha aprendido que “en esta vida no se puede gustar a todo el mundo”. “Como estés todo el día con los elogios de la gente te subes a la parra y como te quedes con las críticas te hundes en la miseria. Lo principal es que tú sepas quién eres y no hacer daño a nadie”, reflexiona.
Aunque su sueño siempre ha sido la música, aprobó la carrera de Turismo para tranquilidad de su familia. En casa sigue siendo Chus y sus padres siguen observando incrédulos cada vez que salen a comer y alguien se acerca a pedirles una foto con su hijo. Él posa con la misma naturalidad como ya hacía una década atrás porque, asegura, pese a tener dos álbumes de estudio y ser un rostro conocido en la televisión, acaba de empezar en este mundo. “Estoy en el primer escalón, me queda muchísimo por vivir, por disfrutar, por sufrir…”, dice sin ocultar sentirse “un verdadero privilegiado”.