El Tribunal Supremo de EE UU sopesará una restricción del derecho al aborto


El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha anunciado este lunes que examinará una controvertida ley de Misisipi que prohíbe el aborto después de la decimoquinta semana de gestación, en lo que puede ser el asalto definitivo contra la interrupción del embarazo debido a la mayoritaria composición conservadora de la Alta Corte. El caso sobre un asunto tan polarizado puede acabar con casi 50 años del derecho al aborto en Estados Unidos desde que el Supremo falló a favor en 1973 con la sentencia conocida como Roe contra Wade. La decisión de la más alta instancia judicial en el país llegará probablemente el año que viene, cuando la nación celebre sus elecciones legislativas de mitad de mandato, lo que convertirá el asunto en un tema de pelea en la campaña.

La ley admitida a estudio por el Supremo data de 2018, cuando el entonces gobernador republicano Phil Bryant restringía ese derecho al establecer como tope las 15 semanas de gestación. Esta norma entraba en conflicto con el derecho constitucional que garantiza la ley de 1973 de poder interrumpir el embarazo hasta el momento en el que exista viabilidad para el feto. Sin embargo, en noviembre de 2018 un juez federal derogaba la ley y posteriormente otro tribunal se pronunció a favor de mantener la derogación.

El año pasado, cuando el Supremo se disponía a cerrar su curso jurídico, se pronunció sobre una restrictiva ley de Luisiana al asegurar que violaba el derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo. Era la primera vez que el Alto Tribunal se pronunciaba sobre ese espinoso asunto desde la entrada en la Corte de los dos jueces conservadores que había nombrado Donald Trump. El caso se resolvió cinco contra cuatro, ya que el presidente del órgano judicial, John Roberts, considerado conservador, inclinó la balanza hacia el bloque más progresista para sorpresa de muchos.

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Por entonces todavía formaba parte del Supremo la juez progresista Ruth Bader Ginsburg, pero tras su muerte en septiembre de 2020 y, a ocho días de las elecciones presidenciales, Trump logró confirmar para el Alto Tribunal a la juez conservadora Amy Coney Barrett, devota católica e intérprete ortodoxa de la Constitución. Los más conservadores interpretaron la entrada de Barrett en el Supremo como una victoria histórica, ya que la juez es contraria al aborto, aunque en su confirmación ante el Senado no aclaró si votaría para socavar ese derecho constitucional. Durante la Administración de Trump, varios Estados libraron una cruzada para reducir las opciones de las mujeres a la hora de interrumpir sus embarazos y más de una docena de Estados conservadores aprobaban o discutían leyes que limitaban el acceso al aborto.

Carolina del Sur, Oklahoma e Idaho han dictado prohibiciones este año que limitan el aborto hasta el momento en que se oiga el latido fetal, lo que suele suceder entre la semana seis y ocho de gestación. Arkansas y Oklahoma han promulgado también este 2021 casi la prohibición total al derecho consagrado en la enmienda 14 de la Constitución, y Montana prohíbe esa intervención a partir de la semana 20. Ninguna de estas leyes están en vigor debido a las apelaciones ante los tribunales.

Si los Estados pueden prohibir la interrupción voluntaria del aborto a partir de la semana 15, como establece la ley de Misisipi, las mujeres embarazadas tendrán un espacio de tiempo mucho menor para abortar legalmente comparado con lo que establece Roe contra Wade: que el aborto debe ser permitido a la mujer, “por cualquier razón, hasta el momento en que el feto se transforme en viable, es decir, sea potencialmente capaz de vivir fuera del útero materno, sin ayuda artificial”.


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