Catorce meses después, el público regresó este miércoles a un partido de la ACB con la asistencia de unos 1.200 aficionados en el Mutiusos Fontes do Sar de Santiago de Compostela, al que los socios elegidos han acudido con ilusión y provistos de mascarillas para animar in situ, por primera vez en la temporada, al Monbus
Obradoiro en su partido frente al UCAM Murcia.
A las cinco y media de la tarde, una hora antes del inicio del partido, se han abierto las puertas del pabellón para el acceso de un público que, incluso con lo complicado de este horario en plena jornada laboral, ha ido llegando a cuentagotas, ya que se ha organizado la entrada de forma gradual con diferentes horarios, para ocupar los pocos asientos habilitados para la ocasión.
Lo han hecho de manera organizada, siguiendo las indicaciones del personal de seguridad desplegado en los alrededores del edificio que los ha ido conduciendo hasta una cancha en la que, tras meses de sonidos enlatados e hilo musical, hoy se han vuelto ha escuchar en directo los cánticos de la hinchada tras catorce meses de ausencia de aficionados en las gradas.
Durante las jornadas previas, el Obradoiro ha realizado un esfuerzo comunicativo para que todos los protocolos se siguiesen correctamente y ha detallado las medidas vigentes, como la obligatoriedad de uso de mascarillas FFP2 en todo momento en el interior del pabellón, el control de temperatura corporal, la desinfección de manos y calzado, o la prohibición del consumo de alimentos y bebidas.
No obstante, pese a la felicidad por poder disfrutar del baloncesto en directo, ha habido aficionados disconformes con la dificultad para adquirir las entradas -gratuitas, pero limitadas a socios y cuya tramitación en línea ha costado a los menos hábiles con la tecnología- o con la obligatoriedad de permanecer sentados separados incluso entre personas del mismo núcleo familiar.
Todo ello ha sido de obligado cumplimiento tan pronto los jugadores han saltado a la cancha para los ejercicios de calentamiento, momento en el que centenares de personas han roto a aplaudir de forma emotiva y la comunión entre afición y equipo que tanto ansiaban ha quedado reflejada.
Más especial si cabe ha sido el recibimiento que los socios le han brindado al cuerpo técnico y al entrenador principal, Moncho
Fernández, con una ovación de más de un minuto ante su posible marcha al final de la temporada, tras una década al frente del club en la principal competición de baloncesto a nivel nacional.
Independientemente del resultado deportivo, la de esta tarde ha sido una jornada de fiesta en Santiago de Compostela para todos los seguidores del Monbus
Obradoiro, que ha afrontado el penúltimo partido de la temporada con la permanencia en Liga Endesa asegurada y preparado para celebrar la vuelta del público a las canchas con un partido especial ante el UCAM Murcia, club con el que existe una rivalidad especial desde el último año de ambos en LEB
Oro.
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