Mick Schumacher tiene todavía mucho que aprender en la F1. Lo apuntábamos el año pasado, cuando ganó la Fórmula 2, que es un piloto más ‘diésel’, de aprendizaje lento, pero que tiene al talento para ir progresando poco a poco y alcanzar un nivel elevado. ¿Hasta dónde? Esa es la duda. Pero de momento, el alemán debe seguir dando pasos al frente al volante del peor coches de la parrilla, el Haas, a la sombra, acostumbrándose a la nueva categoría. Y si algo debe hacer el alemán es aprender de los errores. Como el que cometió este sábado en los Libres 3 del GP de Mónaco de Fórmula 1. Si algo no hay que hacer en la sesión previa a una clasificación es dañar el coche. Es lo que hizo el hijo del 7 veces campeón del mundo Michael Schumacher, al chocarse contra el muro exterior de la bajada del Casino de Montecarlo, dejando su monoplaza totalmente destrozado.
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A menos de dos horas para el inicio de la clasificación de Mónaco, crucial para la posición final del domingo debido a lo difícil que es adelantar en las calles del Principado, el piloto de 22 años perdió cualquier opción de brillar en la pista monegasca por los daños que originó en su coche. Y es que minutos después, su equipo anunció que debían evaluar los desperfectos del chasis y que no tendrían tiempo a arreglar el Haas a tiempo para que Mick pudiera participar en la sesión de clasificación.
Una lástima para Mick, que con el peor coche estaba realizando una gran FP3, logrando el 14º mejor tiempo. Tenía una gran oportunidad para exhibir su potencial en la ‘qualy’, pero todo se fue al traste con su segundo accidente del fin de semana.
De esta manera, a Mick Schumacher le tocará salir desde la cola de la parrilla en su primer GP de Mónaco en la F1. Deberá aprender de ello.
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