Lo sucedido este domingo es ejemplo de que nunca hay que darse por vencido. La vida es muy caprichosa y puede pasar de todo. La F1 también. Un día acabas lleno de rabia y enfado, y al siguiente puedes verte levantando las manos en el podio del Gran Premio más mítico del ‘Gran Circo’, un contraste de emociones que vivió en sus propias carnes Carlos Sainz en un día histórico para él y para el automovilismo español. Este domingo el madrileño pudo gritar bien alto que ha llegado a Ferrari para hacer cosas grandes, sumando su primer podio con el ‘Cavallino Rampante’ en el pecho al conquistar la segunda posición por detrás de Verstappen (1º) y delante de un gran Norris (3º) que dobló a su compañero Ricciardo.
Lo lleva repitiendo desde el primer día que pisó Maranello. Sainz quiere hacer podios, ganar carreras vestido de rojo y sueña con ser campeón algún día con los de Maranello. No ha llegado para ser número 2 de nadie. Ha llegado para tirar del carro y eso lleva haciendo desde el primer día. Ahora no es momento para pensar en títulos, sino para agachar la cabeza y trabajar para empujar al equipo en su despertar tras un 2020 de Ferrari para olvidar. Eso lo hace mejor que nadie un currante como Carlos, que gracias a ese espíritu, es el piloto que mejor se ha adaptado de todos los que han cambiado de coche este curso. Pero al margen de ese picar piedra en la sombra, también hay que saber aprovechar oportunidades en pista como la que ofrecía Mónaco este fin de semana a los ferraristas. Con un coche que tiene como principal fortaleza su rendimiento en curva lenta, Mónaco era un escenario perfecto para que Ferrari brillara. Así lo hizo durante todo el fin de semana, pero con finales muy distintos para sus dos pilotos: Sainz
conquistó su primer podio ferrarista en su quinta carrera con los italianos, metiéndose todavía más en el bolsillo a unos tifosi a los que ya le ha robado el corazón.
Lo hizo gracias a su constancia, velocidad y un valor primordial, el no cometer ni un solo error, que fue lo que condenó a su compañero Leclerc.
Leclerc, chasco antes de la carrera
Todo ello, tras una situación atípica. Sainz no podía esconder su monumental cabreo el sábado tras la clasificación. Sabía que habría podido pelear por la pole, pero ni siquiera pudo intentarlo debido al accidente que tuvo Leclerc contra el muro, que a la postre, le daba la pole al monegasco. Carlos se resignaba a salir 4º en un circuito en el que sabía que tenía la confianza y las armas para salir primero o segundo. El podio era difícil en un circuito donde es tan complicado adelantar. Pero la F1, caprichosa, como el destino, hizo que la fotografía que tenía ante sí Carlos cambiara por completo. Se llenó de luz a costa de la oscuridad en la que se desvanecería el sueño de su compañero Leclerc.
El accidente de Charles de la qualy ponía en duda su pole porque la caja de cambios podía estar dañada. Ferrari dijo que no arriesgaría y si estaba dañada, la sustituirían y Leclerc perdería 5 plazas. Finalmente, los italianos anunciaron este domingo por la mañana que no habría cambios y Charles arrancaría desde la pole en el GP de su casa. Pero cuando estaba de camino hacia la posición hegemónica de la parrilla se llevó las manos a la cabeza. Un problema, que Ferrari dijo que tuvo que ver con un palier, le hacía regresar a boxes y finalmente le impediría correr.
Eso lo cambiaba todo. Sainz pasaba de tener el podio complicado, a tenerlo en sus manos. Es en esos instantes donde un piloto que quiere ser campeón debe sacar más que nunca sus garras y aprovechar la ocasión. Y Carlos lo hizo.
Salida perfecta
Primero, lo logró con una buena salida. En los anteriores Grandes Premios el español no había podido protagonizar sus grandes arranques de la época de McLaren por la dificultad de adaptarse al sistema de salida del coche. Pero en Mónaco, desde la tercera plaza, aún en plena adaptación, no falló. Salió bien y le cerró la puerta a su amigo Lando Norris. La primera clave ya estaba en el bolsillo. Debía entonces atacar para ver si podía ganar una posición más en boxes, ya que en pista era muy complicado. Y esta vez, la suerte, que le privó de luchar por la pole el sábado, le devolvía la jugada en forma de problema para Valtteri Bottas.
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Bottas le entrega la segunda posición a Sainz
El nórdico paró en la vuelta 31 y vio como sus mecánicos no podían cambiarle la rueda derecha. Bottas tenía que abandonar y le entregaba la segunda plaza a Sainz, que ya había realizado una gran parada.
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Sainz, inconformista, hambriento y ambicioso como el que más, empezó a tirar a lo bestia, a ritmo de récord hasta quedarse a dos segundos de Verstappen. Le había recortado 8 segundos en pocos giros al neerlandés. Pero ahí tuvo que tirar de cabeza. En Mónaco era imposible adelantar a Max. El español debía centrarse en resguardar gomas y frenos. El podio era suyo. Y así fue. Histórico. Quinto podio de un Español en Mónaco, los cuatro anteriores siempre de Alonso (ganó en 2006 y 2007, fue segundo en 2011 y tercero en 2012). Sainz le coge el testigo en el Principado.
Desastre para Mercedes y para Hamilton
El GP de Mónaco fue un desastre para Mercedes. La vida al revés. Los de Brackley, siempre perfectos en todo, no dieron una, algo que no sucedía desde hacía mucho tiempo. Los de la estrella se estrellaron. Lo hicieron con el error con Bottas, y además, con un Hamilton que sufrió mucho durante todo el fin de semana, irreconocible al volante de un Mercedes con el que no pudo encontrar los ajustes adecuados para estar en la pelea por la pole como sí lo logró Bottas. Y para colmo, en carrera la estrategia del mejor muro de la parrilla fue mala para el inglés, ya que perdió puestos en su parada. Salía 7º y optó por avanzar su pit stop. Podía ser 5º por el abandono previo de Leclerc y el posterior de Bottas. Pero tras todo ello, seguía séptimo en carrera. Un desastre para el inglés, que por lo menos pudo contentarse con hacer la vuelta rápida en carrera parando al final para lograr ese punto extra.
Así, Lewis perdió el liderato del Mundial con un Verstappen que rodando en la primera posición le bastó con comandar la siempre bonita procesión monegasca con el temple y tranquilidad del campeón que quiere ser. Nunca había subido al podio en el Principado. Lo hizo por primera vez, a lo más alto. Mónaco ha puesto patas arriba el Mundial. Más aún, con Max al frente de la general con 4 puntos de ventaja sobre el campeón.
Alonso, 13º
Fernando Alonso sabía que lo tendría muy difícil para puntuar. Saliendo 17º (16º por el problema de Leclerc), en Mónaco no podría remontar para estar en el Top-10. Lo intentó, ganando dos posiciones en la salida y otra más en boxes para ser 13º, pero más que eso era imposible.
Su carrera estaba comprometida antes de empezar, desde el sábado por las dificultades que tuvo para completar un buen giro en Q1. Su compañero Ocon sí pudo sacar el máximo del coche en clasificación y eso se lo ponía todo mucho más fácil. Salía 11º y pudo ganar dos plazas para ser 9º, en los puntos.
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