Sergio ‘Checo’ Pérez conquistó ayer una trabajada victoria con la que el destino hizo justicia con su rendimiento en Bakú. La suerte no fue justa con un Verstappen al que un pinchazo a falta de 5 giros le arrebató el triunfo, pero sí lo fue con un Pérez que merecía este éxito. Lo merecía por las muchas críticas que estaba aguantando por su inicio de Mundial con Red Bull, en plena adaptación, por lo mucho que sufrió el pasado año al ver como se quedaba sin sitio en Racing Point pese a haber salvado al equipo de la quiebra años atrás, pero sobre todo, por su gran carrera en Azerbaiyán. El mexicano ganó dos posiciones en una salida magnífica en la curva 1, superó a Leclerc aprovechando su mayor velocidad en recta. Luego, tiró con un gran ritmo para alargar su parada tras mantener a raya a Hamilton, sin darle opción pese a su presión. Sin ponerse nervioso. Y posteriormente, pasó a Hamilton en boxes para colocarse segundo. No obstante, Red Bull hizo con el mexicano una parada mucho más lenta que la de Verstappen para asegurar la primera plaza del neerlandés y que el de Guadalajara saldría por delante de Lewis tras el cambio de ruedas. Así fue. ‘Checo’ iba a ser segundo, pero el destino quiso darle un mayor regalo con el abandono de Max. Tenía la primera posición pero debía jugársela a una salida en parado y un final de carrera de dos giros ante Hamilton. Pero los nervios estaban a flor de piel. Checo no las tenía todas consigo. Su coche tenía un problema hidráulico y corría el serio riesgo de no acabar la carrera.
Así lo admitió el propio Pérez tras la cita de Azerbaiyán, asegurando que debido a dicho contratiempo no pudo calentar los neumáticos en la vuelta de formación como debía. Así, afrontaba una resalida crucial sin un elemento absolutamente necesario para este tipo de situaciones: no tenía las gomas en la temperatura correcta.
“Estuvimos cerca de retirar el coche, pero afortunadamente logramos terminar la carrera. No pude calentar los neumáticos en el reinicio, así que solo estábamos tratando de llegar al final. Solo faltaban dos vueltas para el final. Lo teníamos todo por perder y no mucho por ganar porque estábamos en la pole. Solo teníamos que hacer dos vueltas, pero conseguir hacer esa salida bien fue algo importante”, dijo el mexicano.
También se refirió a dicho problema el jefe de Red Bull, Christian Horner. “Estaba sufriendo un problema hidráulico y estábamos realmente preocupados de que el coche no llegara al final de la carrera, por lo que se detuvo después de la bandera a cuadros. Pensamos que en el reinicio solo podíamos perder, pero afortunadamente todo salió tremendamente bien y Sergio hizo un gran, gran trabajo”, comentó el británico.
El coche de Pérez se paró justo después de cruzar la meta, en la vuelta de regreso al parque cerrado. Todo, por un problema hidráulico que casi estuvo a punto de costarle su primera victoria con Red Bull. Pero lo logró. Pérez conquistó su segundo triunfo en la F1 y salvó así el día del conjunto de las bebidas energéticas, entregándole 25 puntos valiosísimos con los que Red Bull cogió más ventaja en el campeonato del mundo de constructores respecto a un Mercedes que se fue con las manos vacías, sin puntuar. Ahora, Red Bull domina el Mundial con 174 puntos sobre los 148 de Mercedes.
El gesto de Pérez con Verstappen
Lo primero que hizo Checo Pérez tras ganar en Bakú fue acordarse de la mala suerte que tuvo su compañero Max Verstappen. “En primer lugar, tengo que decir que lo siento mucho por Max porque hizo una carrera tremenda y realmente se merecía la victoria. Habría sido increíble conseguir ese doblete para el equipo, pero al final, es un día fantástico para nosotros“, expresó Checo, del que Max dijo alegrarse por su triunfo, destacando el “gran compañero” que es el mexicano.
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