Alexander
Isak sigue volando alto en la Eurocopa, aunque, por tercer partido consecutivo, no pudo concretar en gol otra buena actuación para su selección, Suecia, que termina primera de grupo tras derrotar a Polonia (3-2) en San Petersburgo. La estrella de la selección escandinava tuvo un punto menos de brillo que en los dos partidos anteriores, pero facturó 68 minutos de nivel y mucho sudor y su combinado nacional notó sobremanera cuando el seleccionador, Janne
Anderson, le sustituyó por Marcus
Berg cuando más a gusto se encontraba el realista en el campo y más peligro parecía que podía hacer. Los polacos igualaron el 2-0 de los suecos, con sendos dobletes de Forsberg y Lewandowski, y el gol de Claesson en el descuento dio la gloria al combinado nacional del ‘19’ de la Real Sociedad.
Isak ha sido decisivo en el éxito de Suecia y lo fue asimismo en el partido definitivo. Recién cumplido el primer minuto de juego, apareció entre líneas para realizar una pared con el pecho con Forsberg e intentar un regate vertiginoso a Glik. El rechace del defensa lo aprovechó el goleador sueco para clavar la primera banderilla de fuego a los polacos. Muy tirado a la derecha, el txuri urdin hizo daño encarando a Badnarek, a quien superó con un fantástico autopase, aunque su asistencia a Quaison la abortó la anticipación de Bereszynki.
Comprometido en defensa
En esta ocasión, el futbolista txuri urdin también se distinguió por su esfuerzo y aportación defensiva. Mordió en la presión, achicó balones de cabeza en área propia e incluso frenó con su cuerpo un disparo de Zielinski en dirección a portería. Se desesperó un tanto el realista porque su selección, muy pertrechada atrás, decidió emplear balones largos, lo que dejaba al crack txuri urdin en desventaja con los tres centrales de Polonia.
En la segunda parte, los polacos se abrieron e Isak comenzó a encontrar los espacios que le seducen para hacer peligro. La salida de Kulusevski también le ayudó. Facturó una de sus clásicas cabalgadas y realizó una gran pared casi en línea de fondo con un centro atrás pisando la línea de fondo.
Acortaron distancias los polacos y Anderson, de nuevo, buscó piernas más frescas y quitó al realista cuando más podía gozar del partido con un mundo a la espalda de la defensa polaca.
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