No resultaría fácil entusiasmar a la fiel afición que reza su himno atendiendo a los cinco entrenadores que han pasado por el banquillo en los dos últimos cursos, a la habitual tardanza de cada verano en configurar la plantilla, a la falta de un músculo económico que suscite la envidia entre la recién creada Primera Federación o al batacazo que supuso el no haber acariciado siquiera la vuelta al fútbol profesional hace apenas dos meses. Sin embargo, en esta ocasión es diferente y es el Racing de Santander el que inyecta emoción a su proyecto de regresar por sus fueros y recuperar el lugar que demanda su historia. Por el madrileño de Aluche Guillermo Fernández Romo,
que hace unos meses atendió a Mundo Deportivo,comienza a explicarse todo.
Tras los objetivos incumplidos de Iván Ania, Cristóbal, Oltra, Rozada y Solabarrieta, el Racing no tendría ninguna duda de que el ansiado resurgir del emblema de Santander pasaba por la contratación de un técnico que conociera como nadie el barro que conduce al profesionalismo. Para el gran público Guillermo Fernández Romo se haría un nombre tras tumbar en la Copa al campeón deLiga, el Atlético de Madrid del Cholo Simeone, y quedarse a un suspiro de hacer lo propio con el Barcelona. Sin embargo, para entonces su Cornellá ya había quedado a un solo gol de ascender a Segunda. De hecho, el nuevo curso que afronta será el décimo del técnico en la tercera categoría del fútbol español.
Más allá de su probada capacidad en un banquillo, Guillermo Fernández Romo trasciende la figura de un mero entrenador, formando una parte indivisible de la Directiva y la Dirección Deportiva en la toma de decisiones a nivel futbolístico. Ese trabajo sin fisuras y en un único sentido entre todas las partes supone otro indicio de que la invitación a soñar con este nuevo Racing está fundamentada. Atrás quedan los desencuentros, la falta de un interés común y el desaprovechamiento de los recursos para dar paso a la unión, el trabajo y la concienciación de los objetivos que conlleva representar a una institución con 108 años de vida.
En este sentido, la vuelta de Fernández Romo a Santander apenas dos años después de que no llegara a dejar su sello como director general del fútbol base tras aceptar el reto, cumplido, de mantener al recién ascendido Ejea en Segunda B por primera vez en su historia, viene acompañada de aires nuevos en el club. Por lo pronto, a unos días de empezar la pretemporada, los siete fichajes realizados (algunos con pasado en Primera como Fausto Tienza o Carlos Castro y todos ellos con un archi examinado perfil humano que complemente su capacidad y profesionalidad) permiten dar forma al grupo desde el primer día de trabajo sobre el verde.
LA IMPORTANCIA DE LA TECNOLOGÍA
Fuera de él, Guillermo Fernández Romo también está convencido de la importancia y el valor añadido que debe suponer la tecnología. Por un lado, la que el club pone a su disposición con la plataforma Bepro, empleada por Real Sociedad y Alavés por ejemplo, que permite grabar cada movimiento individual y colectivo, tanto en los partidos de El Sardinero como en los entrenamientos en La Albericia, con el fin de disponer del más exhaustivo análisis de datos y rendimiento.
Y por el otro, la recién desarrollada a raíz de los conocimientos del técnico con el Big Data, sistema nacido para procesar y conseguir un efecto práctico del gran volumen de información. Dos herramientas que se antojan como un factor diferencial e impagable en el propósito de remar con todas las fuerzas para conducir al Racing a los puertos de calado que nunca debió dejar de frecuentar.
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