Cuando el 10 de julio de 1989, Maurice John Giblin Johnston (‘Mo’ Johnston) estampaba su firma en el contrato que le ligaba al Rangers de Glasgow, ya sabía donde se metía. Su adquisición fue algo más que el controvertido fichaje por el archirrival: los Rangers ganaron la liga escocesa 8 años seguidos aunque ‘Mo’ solamente estuvo dos.
Antes de Johnston, hubo jugadores católicos que jugaron en las filas del Rangers. Es difícil saber cuantos pero se calcula que habrían sido unos 15 que no profesaron su religión pero tampoco admitieron ser protestantes.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, sigilosamente se instauró en el club la norma de no contratar ni jugadores ni empleados que profesaran la fe católica. Todo saltó por los aires con la idea futbolística de Graeme Souness al llegar al banquillo como jugador-entrenador en mayo de 1986. Declaró su intención de formar un equipo con las piezas necesarias para hacer un conjunto competitivo independientemente de su religión, raza o color de piel. Lo cierto es que la primera esposa de Souness era católica y sus hijos habían sido bautizados según la religión apostólica y romana.
Johnston comenzó su carrera en el Partick Thistle en 1979 donde marcó 41 goles en 85 partidos. Llamó la atención de un club como el Watford que se lo llevó en 1983 marcando en una temporada 23 goles en 38 encuentros. Rápidamente, el Celtic se hizo con los servicios del delantero. Pensaron que entendería lo que era defender la camiseta verde y blanca al haber nacido en Glasgow. Con los ‘Hoops’ estuvo tres temporadas a razón de 52 goles en 99 partidos ganando una Liga y una Copa de Escocia. Llegó una oferta del Nantes de la liga francesa y no se lo pensó dos veces. En dos temporadas disputó 66 partidos y anotó 22 goles. El Nantes no atravesaba una buena salud económica, quería ‘hacer caja’ con una venta y Johnston empezó a valorar la posibilidad de volver a casa. Se llegó a un acuerdo de 1,2 millones de libras esterlinas (132.000 euros). Pero aparecieron informes de que el Celtic estaba incumpliendo los plazos de los pagos y que la transferencia no llegaba a las oficinas del Nantes. Fue entonces cuando Bill McMurdo, su agente, ofreció el jugador a Souness, entrenador del Rangers.
La noticia del fichaje de Johnston por un 1,5 millones de libras por el equipo ‘blue’ cayó como un mazazo sobre la afición protestante.
Las reacciones no se hicieron esperar. Los aficionados se dirigieron a Ibrox Park y algunos quemaron sus abonos de temporada. Otros amenazaron en no asistir a ningún encuentro en el que Johnston estuviera convocado o decidieron no contabilizar los goles que marcara el delantero. El lema ‘117 years of tradition ended‘ se oyó en todo Glasgow. Hasta el utillero que debía preparar la equipación de Johnston para la presentación, se negó a realizar su trabajo y otro tuvo que darle todo el conjunto para hacerse las fotos.
Al otro lado del río Clyde, en Celtic Park, el desconcierto fue mayúsculo. Amenazaron con bloquear el fichaje puesto que ya tenían un acuerdo con el jugador recurriendo a la FIFA. El organismo internacional del fútbol paró durante unas semanas el transfer al Rangers y la Liga Escocesa no podía aceptar su registro. Hasta que el Celtic no accedió a darle la baja no fue oficialmente jugador de los ‘Gers’. Algunos aficionados del Celtic crearon la peña ‘We hate Mo Johnston Celtic Supporters Club‘.
Por si la herida no podía hacer más daño en la afición del Celtic, el 4 de noviembre de 1989 los ‘Hoops’ visitaban Ibrox P
ark. Un mal rechace dentro del área del Celtic hizo que el balón llegase a ‘Mo’ Johnston, libre de marcaje, anotó el gol que más dolor ha causado en el Old Firm. Johnston marcó 31 goles en 76 partidos con los Rangers consiguiendo dos ligas y una Copa de Escocia que celebró con la misma alegría que las conseguidas con el Celtic.
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