Haití parece haberse convertido en una prueba de cuántas tragedias consecutivas es capaz de soportar un pueblo. Cuando las zonas afectadas por el potente terremoto de magnitud 7.2 aún buscan levantarse tras el sismo que ha dejado más de 1.400 muertos, más de 6.900 heridos y miles de casas destruidas, además de daños en infraestructuras y cortes en los servicios básicos, un nuevo fenómeno natural, esta vez una depresión tropical, amenaza con empeorar las labores de rescate con sus lluvias y vientos.
Aunque el fenómeno se ha debilitado en su avance por el Caribe, según las previsiones del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Grace pasará entre la noche del lunes y la mañana del martes cerca de la isla de La Española, que comparten Haití y República Dominicana, y dejará precipitaciones y vientos. “Estas fuertes lluvias pueden producir inundaciones repentinas y urbanas y posibles deslizamientos de tierra”, indica un parte de esa organización.
Terremoto en Haití
Eso, como advierte Daniel Arango, coordinador de desastres del Comité de la Cruz Roja, puede afectar las labores de búsqueda y rescate. “Existe la posibilidad de que haya más deslizamientos, teniendo en cuenta que ya ha habido deslizamientos por causa del terremoto, y con las inundaciones puede haber más cortes en el servicio de electricidad y agua por las lluvias y los vientos”, explica. “Va a ser más difícil para las personas que están tratando de enfrentar los efectos del terremoto”.
En ese sentido, el director de la agencia de protección civil haitiana, Jerry Chandler, reconoció el domingo que el país enfrenta otro “desafío serio” con la tormenta, especialmente después de que muchos haitianos que han perdido sus casas y otros que temen dormir dentro de ellas ante el miedo de nuevas réplicas estén pasando la noche en las calles, donde estarán expuestos a las lluvias y a la potencial expansión de enfermedades por falta de acceso a saneamiento básico. Según el último parte ofrecido por su organismo este lunes, el terremoto ha dejado ya 1.419 muertos y más de 6.900 heridos. La mayoría de las víctimas mortales (1.133) se han registrado en el departamento Sur, además de 162 en el de Grand’Anse, 122 en el de Nippes y dos en el Noroeste. Las autoridades, además, han emitido la alerta naranja ante el peligro de la tormenta.
El portavoz de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Haití, Alexandre Michel, advierte de que, aunque es difícil predecir qué va a pasar con la depresión tropical, no es difícil imaginar que la situación se va a complicar, especialmente porque algunas de las zonas afectadas por el sismo son muy inundables, como Los Cayos, una ciudad de 90.000 habitantes de la costa suroeste, la más afectada por el potente temblor del sábado.
Su organización ya tiene desplegados equipos en las regiones más afectadas por el sismo: el Sur, Grand’Anse, Nippes y el Sureste, que suman el mayor número de muertos, heridos y casas destruidas por el terremoto que tuvo su epicentro cerca de Saint-Louis du Sud, a unos 160 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital. Según explica Michel, las necesidades de la población en esos lugares son absolutas. “Primero hay que llegar a todos los sitios afectados para dar los primeros auxilios”, señala en entrevista telefónica con EL PAÍS e indica que, debido all deslizamiento de tierras en algunas carreteras, todavía hay lugares a los que no se ha tenido acceso y no ha sido posible hacer recuento de daños.
“De manera general es una población a la que le falta de todo. Los cuatro departamentos afectados por el sismo ya estaban separados del resto del país por la situación de inseguridad con la capital. Desde hace dos meses estaban muy debilitados económicamente”, añade Michel al referirse a la toma de la carretera que une Puerto Príncipe con la costa suroeste por parte de bandas armadas que han perpetrado ataques y secuestros y dificultado el transporte de personas y mercancías.
El sábado, tras el terremoto, el primer ministro haitiano Ariel Henry aseguró que la policía y el ejército habían sido desplazados a esa carretera para asegurarse el libre tránsito de la ayuda humanitaria. Mientras, Naciones Unidas pidió el establecimiento de un “corredor humanitario” para el traslado de la asistencia.
El Gobierno de Henry ha prometido acelerar las operaciones de rescate y la atención a los afectados. “Desde este lunes, vamos a actuar con más celeridad. La gestión de la ayuda va a ser acelerada. Vamos a redoblar nuestras energías por alcanzar, en términos de asistencia, al máximo de víctimas posibles”, escribió en su cuenta de Twitter el primer ministro, quien en la víspera visitó Los Cayos. Este lunes comenzaron a llegar a esa ciudad los primeros cargamentos de ayuda humanitaria que están arribando desde el domingo al aeropuerto de Puerto Príncipe, así como rescatistas y voluntarios de diferentes países que se han desplazado a la isla caribeña en vuelos comerciales y privados.
Entre los primeros países en asistir a Haití en medio de esta nueva catástrofe están los vecinos latinoamericanos. En las últimas horas han llegado al aeropuerto de Puerto Príncipe aviones con ayuda y rescatistas de Colombia, Chile y México, mientras que Estados Unidos envío asistencia de primeros auxilios y desplegó a un grupo de 65 rescatistas con equipos especiales.
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