Merkel exige la liberación de Navalni en su última visita a Putin como canciller

El presidente ruso, Vladimir Putin, recibe a la canciller alemana, Angela Merkel, con un ramo de flores durante su encuentro en el Kremlin, en Moscú.
El presidente ruso, Vladimir Putin, recibe a la canciller alemana, Angela Merkel, con un ramo de flores durante su encuentro en el Kremlin, en Moscú.EVGENY ODINOKOV / AFP

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladímir Putin, se han reunido este viernes en Moscú por última vez antes de las elecciones alemanas (el 26 de septiembre) que marcarán la retirada de la mandataria tras 16 años en el poder. Ambos líderes han aprovechado para dedicarse palabras de agradecimiento por su disposición mutua al diálogo a lo largo de los años, pero no han evitado las cuestiones espinosas que en los últimos tiempos han tensado sus relaciones. Merkel ha exigido “una vez más” la liberación del opositor ruso Alexéi Navalni y ha calificado de “inaceptable” su condena a prisión.

Las discrepancias en torno al caso de Navalni son solo uno de los múltiples frentes en los que la canciller y el presidente ruso chocan. En la rueda de prensa posterior a su encuentro en el Kremlin, los líderes han exhibido varios de sus desencuentros, como la guerra en el este de Ucrania, la relación con Bielorrusia y la construcción del gasoducto Nord Stream 2 y sus consecuencias para terceros países. La crisis de Afganistán ha protagonizado buena parte de la comparecencia, en la que los mandatarios han asegurado que será necesario establecer un diálogo con los talibanes.

Más información

Es la segunda visita de Merkel a Moscú en menos de dos años, y se produce precisamente cuando se cumple un año del envenenamiento del opositor ruso Navalni, que se recuperó en la capital alemana y actualmente se encuentra encarcelado en Rusia. “La condena a prisión basada en una sentencia anterior, que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha calificado de manifiestamente desproporcionado, es inaceptable”, ha dicho Merkel. El portavoz de la canciller, Steffen Seibert, adelantó el miércoles cuál iba a ser la postura de la dirigente ante Putin al recordar que la situación de Navalni es “un pesado lastre” en las relaciones bilaterales.

Berlín acogió al opositor y confirmó el envenenamiento con un gas nervioso similar al Novichok, algo que un año después Putin sigue negando. El presidente ruso ha defendido ante Merkel que Navalni fue condenado por un “delito penal” y no por “su actividad política”. “Pido que las decisiones judiciales de Rusia sean tratadas con respeto”, ha añadido. El disidente regresó a Rusia en enero tras recuperarse del envenenamiento ocurrido el verano anterior y fue detenido por violar la libertad condicional de una sentencia de 2014. Toda la red de colaboradores de Navalni ha sido desmantelada por las autoridades rusas. Precisamente este viernes, el Reino Unido y Estados Unidos han impuesto nuevas sanciones a varios miembros de la inteligencia rusa responsables del envenenamiento de Navalni.

“Aunque está claro que tenemos profundas diferencias, seguimos hablando entre nosotros. Ese diálogo debe continuar y dar forma a las relaciones entre Alemania y Rusia”, señaló Merkel, que en esta ocasión no se ha referido al espionaje ruso, otra de las cuestiones que más fricciones ha provocado entre ambas potencias. En la última reunión que mantuvieron, en enero de 2020, estaba reciente el supuesto hackeo de correos de miembros del Bundestag y también a la propia oficina de Merkel por parte de servicios secretos rusos, en 2015, o el asesinato a plena luz del día en un parque berlinés de un rebelde checheno, en agosto de 2019.

Únete ahora a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites

Suscríbete aquí

Desacuerdo en la guerra de Ucrania

Uno de los temas clave abordados por Merkel y Putin ha sido la guerra en Ucrania. Berlín cree que Putin puede “hacer mucho más” -en palabras del portavoz de Merkel- para lograr una solución al conflicto si usara su influencia sobre los separatistas prorrusos. La líder alemana viajará el domingo a Kiev para reunirse con Volodímir Zelenski. Un día después tendrá lugar el lanzamiento de la Plataforma de Crimea, un proyecto de Kiev para recuperar la península anexionada por Rusia en 2014 que cuenta también con el apoyo de EE UU, Turquía y España, entre más de 40 países.

Putin aseguró que la canciller “ha hecho mucho por resolver la crisis ucrania”, como califica la guerra en la que ha participado indirectamente Moscú, algo reconocido por los propios paramilitares que aparecieron en la región del Donbás en abril de 2014. Durante su intervención, el líder ruso acusó a Kiev del aumento de los bombardeos en la línea de contacto y del despliegue militar en la zona. “El Gobierno ucranio se ha rendido en intentar implementar los acuerdos de Minsk”, dijo Putin, que aseguró que Kiev quiere retirarse del pacto firmado en febrero de 2015 por ambas partes, Alemania y Francia. Aquella iniciativa preveía, entre otras medidas, la retirada de todo el despliegue militar extranjero, amnistías y más autonomía para la región. “No hay más instrumentos que los acuerdos de Minsk para lograr una paz estable. Estamos preocupados porque los ucranianos dicen una cosa y luego hacen otra”, agregó el líder ruso.

Ambos líderes coincidieron en pedir pragmatismo para abordar la complicada situación en Afganistán. “Los talibanes han controlado el país y tenemos que partir de esa realidad”, señaló Putin, que reclamó a la comunidad internacional que impida el “desmoronamiento” del país. El presidente ruso pidió también que cese la injerencia extranjera, que no se intenten imponer “valores externos” ni “una democracia basada en modelos extranjeros”. Merkel, por su parte, dijo: “Vamos a tener que dialogar con ellos si queremos salvar vidas”.

Aunque Putin no se refirió al asunto durante su intervención, los gobernantes hablaron también de la tensa relación que mantiene en los últimos meses la Unión Europea con Bielorrusia, país en la órbita del Kremlin. Merkel es una de las líderes europeas que ha denunciado públicamente que Alexandr Lukashenko presiona a Bruselas dirigiendo a los migrantes hacia sus fronteras con Letonia, Lituania y Polonia. Frontex, la agencia europea de fronteras, ha confirmado que las autoridades bielorrusas permiten los cruces ilegales. Los expertos creen que Lukashenko está respondiendo así a las sanciones que le impuso la UE tras el secuestro del avión de Ryanair en el que viajaba Roman Protasevich, un periodista critico que vivía exiliado en Lituania. Merkel quiere que Putin medie con Lukashenko y en su intervención condenó la utilización de los migrantes como armas en un ataque híbrido.

El polémico gasoducto Nord Stream 2, que unirá a Rusia y Alemania por el mar Báltico, y al que se oponen Ucrania y otros países del este de Europa, está prácticamente finalizado. “Le quedan 15 kilómetros”, señaló Putin, que aseguró que cumplirá sus compromisos de tránsito de gas a través de Ucrania incluso después de que Merkel abandone la cancillería alemana. Añadió, eso sí, que el volumen de gas que se envíe por ese gasoducto dependerá de la demanda que haya en Europa.

Merkel subrayó, como ha hecho otras veces, que el proyecto es puramente comercial. “No es un proyecto bilateral ruso-alemán, sino uno de alcance europeo en el que participan empresas de otros países”, dijo. También Putin negó que el Nord Stream 2 sea un proyecto político o de interés geoestratégico para Rusia. Enumeró que es 2.000 kilómetros más corto que el gasoducto que atraviesa Ucrania y que es “más moderno y ecológico”, ya que reduce a una quinta parte la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera.

Kiev teme que la infraestructura le privará de su estatus de país de tránsito de gas ruso a Europa, lo que facilitaría a Moscú cortarle el suministro como medida de presión. Berlín obtuvo el visto bueno de la Administración de Joe Biden el pasado mes de julio tras años de oposición de Washington al proyecto -sin embargo, EE UU impuso este viernes sanciones a un buque ruso y a dos ciudadanos rusos implicados en el gasoducto-. A cambio, Berlín deberá velar por el suministro de gas ruso por Ucrania en los próximos diez años y adoptar sanciones contra “las capacidades de exportación” de Moscú si utiliza el recurso natural como arma.

Un día antes del encuentro con Merkel, el líder ruso mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la que acusó a Kiev de “exacerbar la situación” en Donbás y de promulgar “leyes provocativas que contradicen los acuerdos de Minsk”, según difundió el Kremlin en una nota donde omitió la exigencia del mandatario francés de poner en libertad a Alexéi Navalni y cumplir el dictamen firme de la Corte Europea de Derechos Humanos que consideró parcial el juicio contra el opositor en el caso Yves Rocher.

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.




Source link