La llegada de inmigrantes a Italia a través del Mediterráneo central se ha incrementado en los últimos días. Solo este sábado han llegado a Lampedusa más de 539 náufragos que viajaban hacinados a bordo de un maltrecho pesquero, rescatado por la Guardia de Finanza italiana. Se trata de uno de los mayores desembarcos que se han producido en la isla, la más meridional del país, en los últimos tiempos. El mismo día, también llegaron una treintena de personas que iban a bordo de dos embarcaciones pequeñas. Cuando todas las miradas están puestas en la huida de miles de afganos tras la llegada de los talibanes al poder, el alcalde de la isla hizo un llamamiento a la comunidad internacional: “Es necesario volver la mirada hacia los ‘otros afganos’ y garantizar corredores humanitarios (…)”.
La situación de los náufragos, procedentes de las costas africanas, entre los que se encontraban un menor y tres mujeres, era tan precaria que, ante el temor de que la barcaza en la que viajaban volcara, los rescatadores tuvieron que trasladarlos a varios botes para llevarlos al puerto.
El único centro de acogida con el que cuenta la isla está nuevamente desbordado. Con una capacidad de apenas 250 personas tiene alojados a más de un millar de huéspedes. El viernes desembarcaron en Lampedusa dos barcas con más de cien personas en total. Y el martes llegaron algo más de 500 náufragos que viajaban a bordo de más de una veintena de embarcaciones. Aunque el traslado de inmigrantes a otros centros de Sicilia o de la península es constante, es demasiado lento y en ocasiones como esta, cuando se encadenan las llegadas, el centro de primera acogida de Lampedusa se congestiona.
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El alcalde de la isla, Salvatore Martello, ha protestado nuevamente ante el Ejecutivo central por la situación. Desde hace años, y con diferentes administraciones en el Gobierno, viene lamentando la improvisación con la que se gestiona cada desembarco y la falta de una línea de actuación fija para ocuparse de estos casos y evitar que las primeras gestiones recaigan solo en Lampedusa, que por otro lado tiene gran afluencia de turistas estos días.
“Ha sido uno de los mayores desembarcos de los últimos tiempos. Una vez más, la isla se prepara para soportar sola la carga de la acogida humanitaria. Soy el primero en decir que hay que apoyar, a todos los niveles, el compromiso de la comunidad internacional ante el drama que se vive en Afganistán, pero es justo recordar que hay otros territorios y países en los que se niegan a diario los derechos humanos y derechos fundamentales como la salud, la educación y la alimentación”, ha señalado.
Signos de violencia
El regidor también ha puesto el acento en la necesidad de implementar corredores humanitarios, gestionados por organizaciones internacionales, para que los migrantes puedan llegar a Europa en condiciones de seguridad. “Es necesario volver la mirada hacia los ‘otros afganos’ y garantizar corredores humanitarios. Espero que Europa y sus Estados miembros se replanteen los criterios que les llevaron a redactar el nuevo Pacto sobre migración y asilo, actualmente más centrado en la repatriación que en la integración y la acogida, retomando también los contenidos del Pacto Mundial para la Migración”, ha señalado. También ha revelado que ha escrito numerosas cartas al primer ministro, Mario Draghi, sin, por el momento, haber recibido respuesta.
Médicos Sin Fronteras, que ofrece ayuda humanitaria en la isla a los migrantes, en colaboración con las autoridades locales, ha señalado que a bordo de la precaria embarcación “abarrotada hasta los topes” con más de 500 personas, viajaban inmigrantes de diferentes nacionalidades. También ha señalado que muchos de ellos han llegado con señales de violencia, probablemente sufridas durante su permanencia en Libia, un infierno para los migrantes que esperan llegar a Europa y en el que Naciones Unidas ha documentado graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
En lo que va de año, según la Organización Internacional para las Migraciones, han llegado a Europa a través del mar cerca de 55.000 personas y más de 1.200 han fallecido en el intento o están desaparecidas en el Mediterráneo.
A Italia, según los datos del Ministerio de Interior, hasta el 27 de agosto han llegado 37.000 inmigrantes, cerca del doble de los que llegaron el año pasado en el mismo periodo.
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