Ida ha dejado un rastro de destrucción en solo siete horas de avance por el Estado de Luisiana. El potente huracán tocó tierra poco después de mediodía en el puerto de Fourchon, al suroeste de Nuevo Orleans, con vientos que rozaban los 240 kilómetros por hora y una fuerza “extremadamente amenazante para la vida”, como la calificó el presidente Joe Biden tras supervisar en el centro de respuesta a un fenómeno que pondrá a prueba al país exactamente 16 años después del golpe de Katrina en la misma región. Ida ha dejado ya un muerto —un hombre de unos 50 años que falleció en Ascension Parish, en el sureste de Luisiana, por la caída de un árbol sobre su casa— y ha provocado que más de 700.000 personas se queden sin luz y más de un millón de habitantes estén en alerta por riesgo de inundación en las próximas horas.
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Las primeras imágenes de la destrucción del huracán son de Puerto Fourchon, donde decenas de casas muestran techos dañados por las violentas rachas de viento. Un video muestra cómo el techo del hospital general Lady of Sea, en la localidad de Galliano, fue arrancado con pacientes en su interior. Las autoridades del Estado han dicho que este hospital no fue evacuado porque no hay otros centros que tengan la capacidad de acomodar a todos los ingresados.
Con su arribo a tierra, Ida elevó dos metros el nivel del mar y provocó una alerta de marejada ciclónica por el riesgo de anegar varios puntos de la costa. “Esta es una situación particularmente peligrosa. ¡Busque terreno alto ahora!”, fue la alerta emitida la tarde del domingo por el Servicio Meteorológico. Tras el impacto, Ida se mueve a una velocidad de 17 kilómetros por hora rumbo al noroeste de Luisiana y el oeste del vecino Mississippi. El Centro Nacional de Huracanes prevé que aumente su velocidad la tarde del lunes, cuando se habrá debilitado pero seguirá siendo clasificado un huracán.
Más de 20 centímetros de lluvia han caído en las últimas horas, poniendo en guardia a la población de Nuevo Orleans hasta las 02.00 del martes. Las ráfagas de viento, de hasta 195 kilómetros por hora, han causado “catastróficos” daños a la red eléctrica de la ciudad, de 384.000 personas, que por el momento funciona gracias a los generadores de emergencia. Las autoridades han informado la noche del domingo que 175.000 usuarios en la urbe no tienen luz. La cifra de personas que no cuenta actualmente con suministro se eleva hasta los 790.000 en todo Luisiana.
El presidente Biden ha pedido a los afectados estar preparados para un corte que dure varios días. “Puede tomar mucho tiempo para que se restablezca el servicio, puede tomar semanas en algunos lugares”, ha dicho el mandatario, quien adelantó en una breve conferencia de prensa que trabaja con la Cruz Roja para preparar “docenas y docenas” de albergues para evacuados en la parte norte de Luisiana y en algunas zonas de Mississippi, donde también ha sido decretado el estado de alarma.
Ida, el peor huracán que ha golpeado Luisiana desde 1850, ha revivido los miedos que dejó el Katrina, que arrasó la entidad en agosto de 2005. Esta sombra planea sobre un Gobierno que lucha por corregir el desastre creado por el retiro de tropas en Afganistán. El presidente Biden ha afirmado que su Administración está lista para enfrentarse a este reto, el peor en lo que va de temporada. Ha movilizado a medio millar de funcionarios de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (Fema, por sus siglas en inglés), que espera “daños catastróficos” en las próximas horas. “La devastación será, probablemente, inmensa”, dijo el mandatario durante su visita al centro de coordinación de los servicios de emergencia.
Katrina fue un desastre natural agravado, en la memoria de los estadounidenses, por la tardía respuesta del Gobierno de George W. Bush. Biden dice ahora que está preparado para responder con “pleno poder” una vez que pase la tormenta. Fema ha puesto sobre el terreno 200 ambulancias y 2,5 millones de litros de agua potable, además de dos millones de almuerzos para la población.
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