Los días como cazador a domicilio del rey Guillermo de Orange pueden estar contados. El soberano holandés cierra todos los años una zona de una finca situada en el centro de Países Bajos, junto al palacio Het Loo. Es propiedad del Estado, pero con derecho de uso por parte de la Corona, y puede dedicarse allí supuestamente a la cinegética durante tres meses. La situación ha sido objeto de críticas constantes por parte del Parlamento, y el ministerio de Agricultura ha decidido ahora que si el rey persiste en impedir temporalmente el paso al público en el denominado Dominio de la Corona Het Loo, perderá el subsidio de 4,7 millones de euros recibido cada cinco años para cuidar esta reserva natural. Una de las condiciones es que permanezca abierta al público casi todo el año, y Guillermo tiene hasta el 1 de enero para decidir qué hará a partir de ahora. De momento, las cosas no parece que vayan a cambiar para el ejercicio de 2021, puesto que el servicio de información de la Casa Real (RVD, en sus siglas neerlandesas) ha confirmado la clausura del terreno entre el 15 de septiembre y el 25 de diciembre.
El subsidio correspondiente al periodo 2016-2021 expira el próximo 31 de diciembre, de modo que se mantiene la tradición, según han confirmado los portavoces del RVD. Si el próximo año el rey quiere recibir de nuevo la ayuda económica, solo podrá cerrar durante una semana el equivalente a una hectárea de terreno para uso privado. Esta es la decisión tomada por Carola Schouten, titular de Agricultura, que ha remitido una nota al Congreso sobre el particular. El Gobierno de centro derecha holandés sigue en funciones y no puede adoptar medidas trascendentes en el plano político sin la aprobación de la Cámara. En este caso, el monarca deberá elegir entre su disfrute personal —a costa de su bolsillo y eligiendo el horario de apertura— o bien franquear el paso a toda la finca prácticamente el año entero.
El Dominio de la Corona Het Loo tiene en total unas 10.400 hectáreas y allí se levanta el palacio del mismo nombre, antigua residencia privada de la reina Guillermina, abuela de Guillermo de Orange. Cedido en 1959 al pueblo holandés, la Corona conserva el usufructo y tiene derecho a disfrutarlo. En 2018, sin embargo, la situación fue debatida en el Congreso, y la mayoría de los partidos políticos se mostraron contrarios al tapón de los tres meses para que el rey practique sus aficiones. Entonces, el diputado socialdemócrata, Frank Wassenberg, recordó que en el plan para la gestión de la fauna del dominio se explicaba así el periodo en litigio: “Es para el descanso de los ciervos durante la temporada de celo y la óptima regulación de su número”. Es decir, y según añadió el mismo diputado, “es otra forma de hablar de caza, y se trata de evitar así a los fisgones”. Las organizaciones ecologistas y el Partido por los Animales han pedido también durante años que el entorno permaneciese abierto.
La porción de terreno que no se puede traspasar entre septiembre y diciembre se llama De Koninklijke Houtvesterij (algo así como La Foresta Real), y suma unas 5.000 hectáreas, según RVD. Dispone de bosques y jardines y hay ciervos rojos, corzos y jabalíes. El Gobierno paga la seguridad de las partidas de caza, y otro diputado, el liberal de izquierda Joost Sneller, ha dicho que sería “chic si el rey aplicara ya este año la nueva normativa, porque él mismo ha dicho que quiere ser tratado como el resto de los ciudadanos”. La historia del dominio de la Corona se remonta a 1684, cuando Guillermo III compró un pequeño castillo en un terreno de unas 200 hectáreas. Recibido en el siglo XVIII por el príncipe Guillermo IV, sus descendientes lo fueron ampliando hasta que la reina Guillermina lo donó al Estado en 1959 con la condición del usufructo para los futuro soberano.
Source link