Las fuerzas de seguridad israelíes han capturado a cuatro de los seis presos palestinos, varios de ellos condenados a perpetuidad por terrorismo, que se fugaron el lunes a través de un túnel del penal de máxima seguridad de Gilboa, al noreste de Israel. Dos de los evadidos fueron detenidos en la noche del viernes en el área de Nazaret, al norte de la cárcel, y los otros dos han sido arrestados este sábado en un aparcamiento de una población árabe próxima a Nazaret. Un gran despliegue policial y militar se ha puso en marcha durante las festividades del Año Nuevo (martes y miércoles) y del Sabbat judío tras el fiasco sin precedentes causado por la brecha de seguridad. La movilización sigue activa para perseguir a los dos restantes huidos. Mientras los palestinos de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este han celebrado la evasión, el Gobierno israelí ha abierto una investigación sobre los fallos detectados en el Servicio de Prisiones.
Los detenidos el viernes son dos miembros del grupo armado Yihad Islámica, considerado instigador de la evasión, según informa France Presse. La policía asegura que recibió un aviso de que los dos primeros sospechosos habían sido vistos en Nazaret. El sábado por la mañana fueron también fueron capturados Zakaria al Zubeidi, un jefe miliciano del partido Fatah, y otro afiliado a la Yihad Islámica en un aparcamiento de Shibli Umm al Ghanam, al este de Nazaret.
El estricto sistema penitenciario de Israel, unos de los más seguros del mundo, ha visto seriamente dañado su prestigio con la evasión. La policía y el Ejército lanzaron una espectacular búsqueda con fuerzas especiales y perros de rastreo, con apoyo de drones y helicópteros, para impedir que cruzaran la frontera del territorio ocupado de Cisjordania o de la vecina Jordania. El primer ministro israelí, Naftali Bennett, calificó la fuga de “grave incidente”, y el departamento de prisiones reconoció que se había producido “un grave fallo de inteligencia”.
A pocas horas del inicio de las fiestas del Año Nuevo judío, el número de funcionarios se había reducido el lunes en la prisión de máxima seguridad de Gilboa, a unos cinco kilómetros de Cisjordania y unos 15 de la frontera jordana. En un conteo de internos efectuado a primera hora de la madrugada saltó la alarma en el segundo módulo de la penitenciaria. Los seis reclusos no estaban en la celda que compartían. Un registro de urgencia descubrió poco más tarde el punto por el que habían huido.
Perforaron el suelo situado bajo el lavabo del servicio de la celda para acceder al sistema de galerías de drenaje, antes de llegar a la red de alcantarillado del segundo módulo, próximo al muro que rodea el centro. Luego alcanzaron el exterior del recinto carcelario a través de un túnel excavado bajo los muros cemento que rodean el complejo, al pie de una torre de observación que en ese momento se hallaba sin vigilante.
El más conocido de los fugados, Zubeidi, fue jefe de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (un brazo armado del partido Fatah) en Yenín (norte de Cisjordania), y fue condenado a perpetuidad, entre otras causas, por un atentado contra una sede del partido israelí Likud en el que murieron ocho personas en 2002, durante la Segunda Intifada. Zubeidi fue amnistiado, pero fue arrestado de nuevo en 2019 en relación con una ola de tiroteos. Los otros cinco evadidos son miembros de la Yihad Islámica y también originarios de Yenín.
El penal de Gilboa fue construido en 2004 como centro de máxima seguridad para presos condenados por terrorismo. Presumiblemente, los evadidos contaban con un teléfono móvil para coordinarse con colaboradores en el exterior. En la ciudad de Yenín, foco de resistencia armada palestina frente a la ocupación israelí, se escucharon disparos al aire de alegría y las facciones palestinas celebraron la fuga de los presos.
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