Un modelo internacional que también es activista medioambiental, un diseñador de éxito y un asunto clave para el planeta: la fabricación textil y la sostenibilidad. Jon Kortajarena y Alejandro Palomo, cerebro detrás de la conocida firma Palomo Spain, se reúnen en los bellos jardines del museo Lázaro Galdiano de Madrid para charlar sobre moda, tejidos y cómo la concienciación de industria y consumidores puede hacer del sector una actividad más sostenible. Ellos dan ejemplo: como explican en el vídeo que encabeza este artículo, Kortajarena lleva una camisa de algodón reciclado; Palomo, una chaqueta de cuero de segunda mano y, debajo, un conjunto fabricado con telas que su taller descartó hace unos años. Ambos coinciden en que son pequeños gestos, sí, pero que contienen implicaciones de un cambio en el mundo de la moda que se gesta desde hace tiempo.
Ellos son un ejemplo más de la conciencia creciente entre artistas, diseñadores y empresas, que cada vez con mayor frecuencia alzan la voz en la industria textil, para que todas las creaciones tiendan hacia lo sostenible y lo ético. Como hace notar Palomo, en el aire se palpa una vuelta a los orígenes, con producciones pequeñas y más artesanales, con tejidos respetuosos con la naturaleza y con una mayor reutilización de materiales. Sostenibilidad en su sentido más amplio, que quizá sea el de durar y pervivir.
Mejor algodón, menor huella ambiental
En el centro de todo se sitúa el algodón, una materia prima esencial y mayoritaria en el mundo de la moda con una problemática a resolver: tan solo el 5% se cultiva de forma sostenible. Para que lo que vestimos y compramos sea cada vez más ecológico y comporte una menor huella ambiental, Mónica Chao, directora de Sostenibilidad de Ikea en España, cree que la industria tiene que reaccionar: “El 25% de los productos químicos que se usan en el mundo se destinan a cultivos de algodón. Pero también hay que hablar de las cantidades de agua que se gastan. Y de las dudas acerca de las condiciones laborales de las personas que lo trabajan”.
Como dice Chao, vigilar la cadena de producción es tan importante como controlar la materia prima. Así afirma hacerlo Palomo en su taller de Posadas (Córdoba), en el que emplea mano de obra local y materiales de procedencia española. El fin es realizar colecciones a escala en las que no haya desperdicio o gasto innecesario y un proceso digno, humano y cuidado para no impactar negativamente en el entorno natural y social.
Hacer sostenible el 1% del algodón mundial
Ikea consume el 1% del algodón mundial. La firma sueca lleva años trabajando para garantizar que todo el algodón de su cadena de producción provenga de fuentes más sostenibles, es decir, que sea reciclado, que se obtenga con menos agua y pesticidas y que se cuiden las condiciones de vida de los agricultores que lo trabajan. Para ello, también se les enseñan pautas para mejorar la gestión y el gasto de agua.
Su misión es que, con el tiempo, este algodón sostenible sea una materia prima habitual: “Tenemos un compromiso con su procedencia. Queremos que el algodón que llega a nuestras fábricas haya cumplido mínimos legales en todos los países por los que pasa”, afirma Mónica Chao, directora de Sostenibilidad de Ikea en España. Para cumplirlo, la empresa impulsa, desde hace más de una década y junto a WWF y otros socios, la Better Cotton Initiative, una organización que trabaja para que el algodón sostenible se convierta en una materia prima asequible, habitual y con un impacto positivo en el planeta.
‘Orígenes’, el principio de la solución
“¿Podemos vivir de un modo más sostenible? “Basta de palabras huecas, hay que actuar”. Con estas declaraciones como motor, el actor y activista Jon Kortajarena reunirá en la serie Orígenes y a lo largo de 12 capítulos a otras tantas personalidades que quieren cambiar el planeta y que abordarán semanalmente los grandes temas que harán de él un lugar más sostenible: agua, bosques, energía, personas… Una serie que quiere ser una oportunidad para reflexionar, aprender y ser parte de la solución.
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