Ahogado por la persecución del régimen de Daniel Ortega, el diario La Prensa, el más grande y longevo de Nicaragua, anunció el miércoles el despido de casi la mitad de sus trabajadores, personal ligado a la redacción, finanzas, circulación, mercadeo, bodegas e imprenta. Aunque el periódico no ha hecho público el número de despidos, fuentes cercanas al medio han afirmado de que se trata de 116 colaboradores —11 de ellos periodistas—, quienes fueron notificados a través de una comunicación interna. Los despidos se dan 33 días después de que la Policía nicaragüense tomara la redacción, detuviera a su gerente general, Juan Lorenzo Holmann, y las autoridades congelaran las cuentas bancarias del diario. “Esta situación nos obligó a tomar la dolorosa decisión de reducir nuestro personal para operar solo con la cantidad suficiente para continuar informado desde nuestro sitio web y garantizar la supervivencia de la empresa en medio de un ambiente hostil que nos ha impuesto la dictadura”, ha afirmado la junta directiva de La Prensa en un comunicado publicado en su sitio de Internet.
Crisis política en Nicaragua
La policía irrumpió el 13 de agosto en las instalaciones del diario. Los oficiales tomaron la redacción y el área administrativa del rotativo el mismo día que su edición impresa fuese suspendida a falta de papel, debido a un nuevo embargo aduanero impuesto por el Gobierno. La Policía justificó la toma de la redacción afirmando en un comunicado que se abrió una investigación contra el Grupo Editorial La Prensa y sus directivos por los supuestos delitos de “defraudación aduanera, lavado de dinero, bienes y activos”. Desde entonces el periódico solo publica en internet. Se trata del más reciente golpe del régimen contra la prensa independiente de Nicaragua, tras el segundo allanamiento a la redacción de la revista Confidencial y la orden de captura de su director, el periodista Carlos Fernando Chamorro, exiliado en Costa Rica.
La Prensa fue fundado en 1926 y ha sido protagonista de los principales hechos que han marcado la historia reciente de un país tan convulso como Nicaragua. La dictadura de Somoza —que gobernó la nación caribeña por más de cuatro décadas— ordenó en 1978 el asesinato de su director, el periodista Pedro Joaquín Chamorro, la voz más crítica contra el régimen. También decretó el cierre del diario en varias ocasiones y lanzó la artillería y aviación de la Guardia Nacional contra su sede en junio de 1979, unas semanas antes de que la dinastía fuera derrocada por los guerrilleros del Frente Sandinista. El Gobierno revolucionario de los ochenta también asedió al diario, que sufrió la censura y la retención de insumos, y cuyos periodistas fueron objetivo de la represión. Una historia que se repite desde 2007, cuando Ortega regresó al poder e impuso el acoso a medios y periodistas como una política de Estado.
En el comunicado hecho público el miércoles, la junta directiva del diario, tras exigir la devolución de las instalaciones, retó al régimen de Ortega, afirmando que a pesar de la persecución oficial el periódico seguirá informando: “Hace 42 años titulamos ‘Los enterrados serán ellos’, cuando el somocismo intentó acabar con La Prensa asesinando a nuestro director mártir. Hoy, esta otra despiadada dictadura una vez más intenta destruirnos, pero como ya sucedió con la dictadura somocista hace más de 40 años, La Prensa prevalecerá para narrar la caída del orteguismo”.
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