Alfonso Sastre ha muerto. ¡Viva Alfonso Sastre!

Alfonso Sastre, en su casa de la localidad guipuzcoana de Hondarribia en 2008.
Alfonso Sastre, en su casa de la localidad guipuzcoana de Hondarribia en 2008.

Estando en el instituto tuve la suerte de asistir a una obra de teatro titulada Guillermo Tell tiene los ojos tristes, de Alfonso Sastre, representada por un grupo de teatro que se llamaba Tábano. Me encantó, y no recuerdo cómo pero relacionaba el cuento medieval de Guillermo Tell con la dictadura de Franco, o eso creímos ver mis compañeros de instituto y yo. En los setenta cualquier cosa que vieras en el cine o el teatro lo relacionabas con la dictadura, pero en el caso de Alfonso Sastre su implicación en la lucha contra Franco fue total, y en general su posición artística e intelectual siempre estuvo a lado de los más débiles y cuestionando al poder. Las otras dos obras que vi en aquella época fueron Los cuernos de Don Friolera, de Valle Inclán, y El círculo de tiza caucasiano, de Bertolt Brecht, dos autores referenciales en el teatro del siglo XX y especialmente admirados, estudiados, difundidos y emulados por Alfonso Sastre.

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30 años más tarde conocí a Alfonso. Gerardo Vera (exmiembro del grupo Tábano y conocedor de Alfonso, de nuevo Tábano y su famoso aguijón), como director del Centro Dramático Nacional, me encargó la dirección de la obra Marat-Sade de Peter Weiss. Me dio a elegir entre las adaptaciones existentes y elegí la de Sastre. En realidad, yo ya había elegido, guardaba como oro en paño una edición del texto que se publicó con motivo del montaje de Adolfo Marsillach y que me había regalado mi hermana mayor. De todas maneras, Gerardo me hubiera convencido de no haberla elegido. Admiraba a Sastre. Y yo también.

Me entrevisté con Alfonso en un café y me sorprendió la libertad que me dio para manejar su adaptación-versión. El texto de Weiss es complejo de estructura y lenguaje y combina tiradas de gran profundidad teatral con momentos del teatro popular más llano y accesible. Sastre prefirió respetar la intencionalidad poética del autor, y su versión es en verso accesible cuando requiere (cualquier teatrero sabe lo difícil o imposible que es traducir teatro en verso) y plagada de diálogos brillantes y llenos de intencionalidad política cuando toca. Él siempre me llamó la atención sobre una sola cosa: la tensión entre la locura y la lucidez del discurso tiene que ser constante sin que en ningún momento prevalezca ninguna de las dos. La locura lúcida de Alfonso Sastre nos acompañará siempre. Su sentido del humor y su rebeldía también. Adiós, Alfonso. Buen viaje.

Andrés Lima es autor y director teatral. En 2007 dirigió la versión de Alfonso Sastre de ‘Marat-Sade’, de Peter Weiss, para el Centro Dramático Nacional.


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