Las estrellas de Estados Unidos conquistan la Ryder Cup


No hubo milagro. Ni por asomo. Las estrella de Estados Unidos sepultaron cualquier intento de reacción de Europa en los 12 duelos individuales de la última jornada de la Ryder Cup y recuperaron el trofeo que la tropa continental lucía desde París 2018. Whistling Straits no fue Medinah 2012, cuando los muchachos que entonces capitaneaba José María Olazabal voltearon el domingo un 10-6 en contra ante la hinchada de Chicago. Esta vez, en Wisconsin, Europa no pudo ni abrir la boca. Una marea roja pasó por encima de los chicos de azul. Ni siquiera sus jugadores más en forma, Jon Rahm y Sergio García, lograron inyectar un mínimo de esperanza al conjunto europeo. El 19-9 final es la mayor diferencia lograda por ningún bando desde que Europa compite como tal (1979), y el margen más amplio desde 1975 (21-11 entonces), cuando EEUU jugaba contra Gran Bretaña e Irlanda.

Los astros de Estados Unidos brillaron por todas las partes del campo. Fue en el cuerpo a cuerpo del domingo cuando los chicos de Stricker exhibieron todo el potencial que refleja la clasificación mundial (ocho entre los 10 mejores, Rahm como único europeo). En las distancias cortas, en el cara a cara, resultaron imparables. Solo Rahm y García les habían plantado cara en los foursomes (cada pareja con una bola) y fourballs (cada jugador con su bola) del viernes y el sábado. Tres partidos como pareja y tres victorias para los españoles. Perdida la magia de su conexión invencible, el número uno del mundo y el máximo anotador en la historia de la competición se desvanecieron. Rahm cayó contra Scheffler por 4&3 (cuatro hoyos de ventaja con tres por jugarse) y García sucumbió ante el cañonero Bryson DeChambeau por 3&2. Como pareja arrollaron. Por separado fue como si hubieran perdido la mitad de su ser, señal que de ambos sienten la Ryder como un juego de equipo. La derrota de García subió un 14-6 al marcador. A Estados Unidos solo le faltaba medio punto, y lo aseguró Morikawa ante Hovland. Así, hasta ese rotundo 19-9, se coronó el que ha sido posiblemente el equipo estadounidense más potente jamás juntado.

Curioso el caso de Rahm. En su debut en la Ryder, en París 2018, perdió los duelos por parejas y ganó su cita individual, nada menos que a Tiger Woods. Lo contrario que en 2021. Lo ganó todo hombro con hombro con García. Estuvo irreconocible cabalgando en solitario. Señal de su transformación en hombre Ryder, heredero de Seve, Olazabal y el mismo García. Sin los puntos de su estrella y de casi ningún compañero más (McIlroy y Poulter sí vencieron a Schauffele y Finau), el marcador se tiñó del rojo de un volcán.

A la espera de la siguiente revancha (en la Ryder siempre hay revanchas), en Roma 2023, Estados Unidos borró del mapa a Europa con una goleada de otra época. Después de cuatro victorias en las cinco ediciones pasadas, 9 de 12, el viejo continente cedió la copa sin apenas oponer resistencia. McIlroy acabó llorando, culpándose de haber fallado a sus compañeros. En la Ryder es todo o nada, la gloria o el llanto.

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