El otoño ya está aquí y aunque el clima por ahora nos está dando una tregua -nos queda el veranillo de San Miguel-, a nadie se le escapa que hay que ir pensando en darle una vuelta a nuestros looks, para incorporar prendas de abrigo y colores más típicos de esta estación que cada vez pasa más desapercibida por la abrupta bajada de temperaturas que supone la llegada del invierno. En cualquier caso, hasta que comience el frío de verdad tenemos por delante algunas semanas de temperaturas suaves que, sin lugar a dudas, deberíamos aprovechar para disfrutar del sol.
Al margen de lo que esto supone a nivel de outfits, una de las cosas que hay que tener en cuenta con la llegada del otoño es el cambio de tendencia en lo que respecta al maquillaje. Tras un verano en el que apenas se recurre a la base y que se prefiere la belleza más natural, el otoño apuesta por colores fuertes, sin desviarse de esa tendencia a lo orgánico.
Después de los meses de encierro y de incertidumbre por la pandemia, este es el primer otoño en el que la situación está relativamente controlada y, aunque las mascarillas van a seguir formando parte de nuestro día a día, lo cierto es que se aprecia un ligero cambio de tendencia.
Los ojos siguen siendo los grandes protagonistas, el vehículo de expresión, pero esta vez, se apuesta por looks más sofisticados, sin dejar de lado los labios, que vibran en los colores típicos de esta época del año. Pieles aparentemente naturales, pero muy trabajadas, que brillan más que nunca y buscan ante todo esa luminosidad perdida en los meses de encierro.
La mirada se envuelve en ahumados, pero no solo en el clásico negro o gris, sino en tonalidades que van desde el verde hasta el granate, siempre enmarcadas con intensos trazos de eyeliner y pestañas infinitas. El mate acapara los looks de día, por fuertes que sean los tonos, mientras que cuando cae el sol se apuesta por acabados satinados o incluso con toques de purpurina.
Poco a poco los labios van recuperando protagonismo, aunque lo importante es que haya un único foco de atención -sea la mirada o la boca- y compensar el resto del rostro con tonalidades afines, pero con matices más ligeros. De esta manera, si se apuesta por recargar la mirada, los labios es mejor llevarlos en nude o con un suave brillo. Si se prefiere al contrario, en este caso, la gama cromática de los rojos en todos sus tonos es perfecta para esta temporada.
En cuanto a la piel, se sigue apostando por un acabo luminoso y fresco, lo que se denomina tendencia ‘no make up’. Para esto, es fundamental el cuidado previo del rostro, la limpieza y la hidratación y recurrir a bases que, aunque cubran las imperfecciones, no aporten un efecto porcelana, sino más bien jugoso. El colorete juega además un papel fundamental para conseguir el efecto buena cara tan importante en el otoño.
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