Alquilar con el salario mínimo: misión imposible

José Pedro es el dueño del único piso en Madrid que se puede alquilar por un tercio del salario mínimo interprofesional (SMI): 375 euros. El único entre los más de 14.000 pisos ofertados en Idealista en la ciudad. Al menos lo era el jueves a mediodía, cuando el propietario ya había recibido más de 60 llamadas y mensajes por el anuncio que colocó un día antes. “Son 19 metros, pero bien aprovechados; ahora mismo lo estamos pintando para que quede curioso”, cuenta por teléfono, claramente ajetreado. Unas horas después, el solitario punto amarillo que lo marca en la web desaparece.

Según los expertos, para evitar caer en el sobreendeudamiento, no se debe dedicar más del 30% o 35% del salario a la casa. Pero cuando se gana poco y el mercado se calienta, mantener el equilibrio es complicado. Una semana explorando la oferta de varios portales inmobiliarios en las capitales provinciales deja claro que el esfuerzo de encontrar casa es titánico para una gran parte de la población.

España, que tiene en el horizonte una nueva ley de vivienda tras el pacto de Gobierno alcanzado esta semana por el PSOE y Unidas Podemos, estrenó en septiembre un SMI de 1.126 euros brutos en 12 pagas. Es la remuneración que reciben, según estimaciones del Ministerio de Trabajo, 1,5 millones de personas. Quienes no llegan siquiera a esos ingresos, según datos de la Agencia Tributaria, son muchos más: hasta 7 millones de asalariados. Muchos jóvenes: uno de cada tres de entre 25 y 35 años cobra menos de 1.000 euros mensuales. ¿Qué pueden encontrar por menos de un tercio del SMI? ¿Qué alquilas en las ciudades españolas cuando tu tope son 375 euros?

La respuesta varía mucho en función de dónde se busque. En Lleida un “pequeño loft” de 25 metros sale por 350 euros; en Ciudad Real por 300 hay un dúplex nuevo de 50 metros, aunque dura poco publicado. El mercado es muy volátil; la mayoría de chollos encontrados durante la elaboración de este reportaje ya no estaban disponibles a finales de semana. Pero tomando un solo día como referencia, en cuanto al número de ofertas, la foto fija ofrece una conclusión clara: solo en cinco de las 52 capitales (incluyendo las dos ciudades autónomas) parece razonable la búsqueda. Son las únicas con una oferta asequible relativamente amplia (al menos diez anuncios) en Idealista, el portal con más oferta. De menos a más: Palencia (13 anuncios), Ciudad Real, Ourense, Oviedo y Granada (35 anuncios). En el extremo opuesto, figuran 17 ciudades donde es imposible encontrar un anuncio por menos de 375 euros, bien porque sean lugares de precios elevados (Barcelona, Palma) o porque tienen un mercado de alquiler muy limitado (Soria, Huesca). “Hemos mirado por todas partes pero… no hemos encontrado lo que buscas :(”, dice el mensaje de la web, que incluye el emoticono de carita triste y un dibujo de una persona mirando debajo de una alfombra.

Entre medias hay un grueso de urbes donde aparecen solo un puñado de anuncios, lo que en el mundo real significa que, salvo que se tenga mucha suerte, encontrar un alquiler será muy complicado. Para aumentar la frustración muchos de los anuncios de pisos baratos ni siquiera lo son: algunos portales a veces devuelven bajo el epígrafe “pisos” anuncios de habitaciones en viviendas compartidas, trasteros e incluso garajes.

La solución es entonces ampliar la búsqueda. “Según la OCDE [la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos], en España casi la mitad de las personas que forman parte del primer quintil de ingresos [la población con menos recursos] dedican más del 40% de esos ingresos al pago de la vivienda en alquiler”, recuerda Andrea Jarabo, responsable de incidencias de la organización Provivienda.

¿Y si dedicásemos hasta el 50% de un salario mínimo, 565 euros, a pagar la casa? El resultado tampoco es para tirar cohetes. En ocho ciudades, ni a costa de dejarse medio sueldo se lograría que el portal enseñe más de un 2% del total de pisos que se anuncian. Y no es posible encontrar ni una sola casa en Vitoria, Girona o San Sebastián. Pero en la gran mayoría de ciudades el abanico se abre considerablemente, aunque a costa de realizar un gran esfuerzo. “Es esencial tener en cuenta la capacidad de pago máxima y buscar en aquellas zonas que se ajustan a nuestra situación económica”, apunta Ferran Font, director de Estudios de Pisos.com, quien cree que “el teletrabajo puede ayudar” en ese objetivo.

La pandemia, pese a bajar los precios en muchas ciudades, no ha mejorado la situación demasiado porque también se ha cebado laboralmente con las personas más desfavorecidas.

Marta Ribeiro, 27 años, tiene claro que pudo alquilar su primer piso no compartido gracias a la covid. Primero, porque encontró un apartamento de 37 metros cuadrados por 500 euros en un edificio nuevo en Puente de Vallecas, Madrid (a mediados de septiembre de 2020; ahora han subido a 550). Y después, porque el confinamiento le permitió ahorrar los 2.250 euros que le pedían para poder mudarse. “Un mes de agencia, dos de fianza, otro de depósito y la mitad del mes en curso”, recuerda con hastío esta actriz y profesora de portugués a la que además exigieron documentación de su contrato fijo, sus ingresos (una nómina de 1.000 euros, más 200 de trabajos extra como locutora) y el aval de su padre militar. “¿Quién puede ahorrar eso cobrando 1.000 euros? Ahora sería imposible mudarme; el mes pasado me quedé en paro y voy tirando con trabajos esporádicos y ahorros, y sin contrato directamente no te alquilan”. Aun con todo se considera “una suertuda”, dado que la mayoría de sus amigos comparten. “La solución a esta situación es una cosa muy antigua… ¡casarte!”, bromea Marta que durante su búsqueda llegó a plantearse en serio “acelerar las cosas” y mudarse con su pareja “demasiado pronto”.

Anaïs López, directora de comunicación de Fotocasa, coincide: “Compartir piso es la principal opción ya que los gastos se reparten; la mayoría de demandantes de vivienda compartida son jóvenes de 18 a 35 años”. El doble sueldo abre el abanico para elegir considerablemente. La simulación de búsqueda de una pareja en la que ambos perciban el SMI y destinen un 30% de sus ingresos al pago mensual (750 euros) devuelve seis ciudades en las que se puede alquilar casi todo lo que hay: el 100% en Cuenca, el 97% en Jaén, el 94,9% en Cáceres… Sin embargo, sigue siendo un suplicio en las ciudades más caras. En San Sebastián, donde el piso más barato cuesta 595 euros, solo hay tres anuncios por menos de 750. En Barcelona, el segundo mayor mercado local, las 635 casas de menos de 750 apenas suponen el 8% de la oferta total. En comparación, la búsqueda entre el 17,5% más barato de las ofertas madrileñas puede parecer pan comido… a menos que alguna vez se haya buscado un alquiler de verdad. Son 2.500 pisos baratos, pero, dependiendo de la zona, en muchos apenas cabría una pareja (hay estudios de 15 metros en Fuente del Berro, Delicias o Sol); tener hijos sería impensable. También hay de tres habitaciones en barrios como San Isidro o Entrevías, aunque lejos de los dúplex de 160 metros que se pueden encontrar en Ourense y Oviedo.

La clave del problema es la combinación de los elevados precios y los sueldos. “La vivienda es un bien básico, imprescindible para poder realizar el proyecto personal, y las leyes de mercado no funcionan porque no es infinita ni deslocalizable”, valora Carlos Martín, director del gabinete económico de CC OO. “Es razonable que si alguien ha invertido sus ahorros saque una rentabilidad, pero sin que eso se convierta en rentismo, que es intentar cobrar por encima de los ingresos de la gente”, agrega. La simulación de búsqueda deja pinceladas de ello: caseros que ofrecen alquileres en las ciudades de costa “solo hasta junio” (para cobrar a precios turísticos en verano o rentabilizar sus segundas viviendas a costa de la inseguridad habitacional de sus inquilinos) o que intentan cobrar al arrendado gastos que no le corresponden, y por supuesto precios inflados por la demanda. También hay excepciones: “El barrio [San Diego, en Vallecas, con una de las rentas más bajas de Madrid] ha subido mucho, podría cobrar 50 o 100 euros más”, dice José Pedro, dueño del único piso en la capital por 375. “Pero prefiero no ahogar al inquilino; así él puede pagar sin apuros y a mí no se me marcha teniendo que volver a pintar y buscar otra persona, esa es mi filosofía”. Su anuncio en Idealista cierra con un “abstenerse agencias”.

Marta, inquilina en el mismo barrio, cree que el problema “es la falta de ayudas sobre todo para los jóvenes y la ausencia de un control a nivel institucional de la especulación”.

España tiene un exiguo parque de alquiler social —en torno a un 2,5% según estimaciones del Gobierno, muy por debajo de otros países europeos— lo que significa que la inmensa mayoría de inquilinos tienen que buscar casa en el mercado libre. Para Sergio Nasarre, director de la cátedra Unesco de Vivienda de la Universidad Rovira i Virgili, el de la inaccesibilidad de la vivienda “es un drama que venimos cocinando en los últimos 15 años” y un “fracaso estrepitoso de las políticas” en todos los niveles de la Administración. La respuesta más realista para quien no encuentra un alquiler en una ciudad es que se vaya. “Ahí se produce la expulsión a la periferia”, explica Nasarre. El catedrático cree que un modelo que concentra todas las oportunidades de desarrollo vital en las grandes urbes no es sostenible. “La solución es repensar la política territorial, pero esto no es de hoy para mañana”, apunta con un tono entre resignado e indignado.

24 metros en Barcelona son 100 en Zamora

La diferencia del precio por metro cuadrado entre ciudades es enorme y salta a la vista en los anuncios de los portales inmobiliarios. Estos son los tres anuncios de los pisos más baratos encontrados en Idealista en las ciudades más caras… y un ejemplo de los que se ofertan por ese importe en las capitales más baratas.

A la izquierda, el más barato encontrado en Madrid el pasado jueves (desapareció a las pocas horas) cuesta 375 euros por 24 metros, comparado con uno de 85 metros en Ciudad Real por la misma renta, a la derecha.

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El más barato de Barcelona, 410 euros, tiene 24 metros y es un quinto sin ascensor. A la derecha, un piso por 420 euros en Zamora, con 100 metros, ascensor, garaje y tres habitaciones.

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En Donosti, el piso más barato supera la mitad del SMI: 595 euros, por 40 metros en un primero. En Cáceres por un importe parecido se puede alquilar una casa de 150 metros en el centro.

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